Porno sí, pero feminista

  • Myriam Lagunes Marín
Quizás el porno no es tan malo, únicamente no le estábamos dando el enfoque adecuado...

El porno es una de las industrias a nivel mundial que más dinero produce, se estima un promedio de 97 000 millones de dólares anuales derivados de su consumo, dejando de lado el debate moral acerca de si tendría que existir o no, la realidad es que ahí está y que más personas de las que podríamos pensar son usuarias habituales, la participación de las mujeres en el cine para adultos ha sido objeto de discusión en los diversos grupos feministas, ¿es realmente el porno la culminación de los intereses patriarcales capitalistas?

Antes de seguir con el tema quisiera echar para atrás el casete (sí, soy millenial pero todavía me tocó la grabadora de casete, el vhs y el beta) y remontarnos al primer recuerdo que tenemos sobre algún tipo de educación sexual o conocimiento en la materia más allá de las lecciones sobre como los gallos y las gallinas tienen pollitos, la mayoría de las personas que conozco reconocen al porno como su primer acercamiento a lo que las relaciones sexuales son y hoy siendo adultas reconocen también los múltiples prejuicios y miedos adoptados a través de la información recibida por este medio.

Cuando vemos un video porno estamos recibiendo un mensaje claro, la idea de la mujer hiper feminizada a modo de caricatura, labios rellenos de colágeno, senos operados, exageración de los gestos de placer sin importar si en la vida real alguna de esas prácticas realmente tendría ese efecto, lo más preocupante, la cosificación de nuestro cuerpo minimizándolo a un objeto para su uso y desecho, hasta ahora pareciera que es algo meramente negativo para la imagen tanto social como propia de las mujeres, aun así algunas valientes se dieron a la tarea de analizarlo y canalizarlo como herramienta de empoderamiento.

La pornografía históricamente ha sido manejada por hombres, no es raro que el resultado sea meramente el cumplimiento de las fantasías masculinas donde el deseo de las mujeres queda completamente relegado, es entonces cuando nombres como Erika Lust salen a relucir, quien fue una de las directoras pioneras en este tipo de películas, que más adelante lanzaría un programa de becas para jóvenes guionistas, productoras, actrices que compartieran su visión y quisieran seguir sus pasos.

“It's time for porn to change” (es tiempo para el porno de cambiar) es la charla que da Erika Lust en el TEDxVienna, pueden buscarla en internet, en ella cuestiona como se ha desarrollado esta industria y cuál ha sido la participación de las mujeres, además del impacto que tiene en nuestra educación sexual y de los roles de género adoptados en nuestra vida sexual, en todos lados hemos cambiado nuestro modo de actuar y pensar, menos en el discurso manejado en las películas para adultos.

Hablar de sexo es siempre polémico porque toca las fibras más sensibles de nuestro ser incluyendo el modo en que hemos sido educados y nuestros pensamientos más ocultos, sin embargo hay momentos en que es necesario considerar el modo en que nos hemos desarrollado como sociedad en estos ámbitos y replantearnos la manera en que estamos educando a las nuevas generaciones para que acepten su sexualidad como una parte natural de la vida que a su vez requiere de respeto y responsabilidad por el propio cuerpo.

Quizás el porno no es tan malo, únicamente no le estábamos dando el enfoque adecuado, lo dejo a consideración de quién me lee, les aseguro que una tarde de investigación sobre sexualidad humana será todo menos una pérdida de tiempo.