Mancera: 5 decisiones para sobrevivir

  • Roberto Rock
Deberá tomar decisiones cruciales de las que dependerán su suerte en las elecciones presidenciales

En el breve lapso de las próximas semanas, el jefe de Gobierno de la ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, deberá tomar decisiones cruciales de las que dependerán su suerte en las elecciones presidenciales en 2018. También, el futuro de su grupo político, la cohesión interna del Partido de la Revolución Democrática y la fuerza que éste logre vertebrar en las urnas, particularmente en la capital del país.

El producto de determinaciones correctas, más la suma de circunstancias afortunadas harían que Mancera sea un personaje clave, un polo de poder imposible de ignorar el próximo año.

Al contrario, si se equivoca en sus determinaciones o naufraga la posibilidad de alinear objetivos por parte de múltiples actores, Mancera será arrojado a la cuneta electoral, resultará aplastado como candidato –incluso no llegaría a la boleta-, su partido perdería el gobierno de la capital que ha conservado por 20 años, lo mismo que la absoluta mayoría de las delegaciones. Y muchos de sus colaboradores no sólo verían el fin de su carrera política sino que serían sometidos a procesos penales por las próximas administraciones, tanto local como federal, ante crecientes evidencias de casos de corrupción.

Estas son las cinco principales decisiones que Mancera deberá encarar dentro de lapso máximo de los próximo tres meses.

 1.-Frente opositor: ¿con quiénes? Miguel Ángel Mancera ha buscado alentar lo que la que en su equipo llaman el “Polo 4”, una alianza electoral PRD-PAN-PT-MC, en cuyo interior se pactarían objetivos.  Pero el Partido del Trabajo, de Alberto Anaya, dio señales ya en el Estado de México que marchará junto a Morena para el 2018. El Movimiento Ciudadano aguarda a que Dante Delgado decida su futuro. El PAN asume que Mancera y el PRD apoyarán la candidatura de un panista a cambio de que la alianza vaya junta en la ciudad de México con el abanderado que Mancera.  Pero eso supone que Mancera no sea candidato y que convenza a su partido de iniciar esa ruta a un posible suicidio. Una píldora difícil de tragar.

La tentación sería no pactar un Frente Opositor que incluyera al PAN, para poderse repartir las candidaturas sin tantas complicaciones. Pero sin el PAN Mancera correría el riesgo no sólo de tener un rol marginal en las presidenciales, sino que en la capital crecería el peligro de que Morena gane el control sin mayor dificultad.

2.- ¿Cuál es la prioridad, ganar la Presidencia o la CDMX? La capital del país es para el PRD lo que el Estado de México resulta para el PRI: No pueden perder sin que eso amenace con su extinción. Mancera quizá imaginó alguna vez una marcha triunfal hacia Los Pinos, pero no logró evitar que su administración naufragara por el lastre que representaron su desapego personal, el amiguismo, la incompetencia y la corrupción. Al negociar una alianza su peso específico no le alcanzará para ser candidato y conservar el control cuando se decida la postulación para su relevo en la metrópoli. Debe soltar una. Ello vale también al interior del PRD: si quiere ser el factótum del partido en la CDMX, deberá olvidarse quizá no sólo de su candidatura presidencial sino de colocar a sus cercanos en postulaciones para el Congreso federal.

3.- ¿A dónde ir? Si Mancera decide o es forzado a olvidarse de la candidatura presidencial de un frente opositor a cambio de controlar a ese mismo polo en la capital del país, ¿cuál es el futuro del actual jefe de Gobierno capitalino? ¿Se contentaría con ser senador, desplazando a otras figuras que ya se imaginan colocados en la codiciada lista partidista que garantiza el acceso automático a la cámara alta?

4.- ¿Quién será el jefe de Gobierno interino?  Mancera deberá dividir a su equipo de operadores para que una parte administre la ciudad hasta septiembre del 2018 cuando concluye la administración local, y la otra se le sume para construir una candidatura, negociar el Frente Opositor y permita que su jefe se siga manteniendo al margen de las muchas cosas de la política que no le gustan, desde saludar a la gente hasta tomar el toro de los cuernos. Parece consumado ya certeza de que al señor Manera simplemente la política se le niega.

 El primer equipo deberá ser encabezado por el interino, puesto para el que parece ya proyectado Julio César Serna, amigo de la infancia de Mancera y su actual jefe de Gabinete. En el segundo equipo aparecerían Luis Serna, su secretario particular, y Héctor Serrano, el controvertido operador capitalino. Otro desafío del jefe de todos será que ambos grupos no sigan buscándose destrozar mutuamente valiéndose de un “fuego amigo” cada vez más sórdido.

5.- ¿Golpe de timón o equipo pasmado?  En la clase política capitalina se percibe la existencia de una especie de guión en el que Mancera no sale bien librado. De acuerdo con ese guión, el jefe de Gobierno acaba siendo incapaz de evitarse para sí y su partido un desastre en todos los frentes.

Bajo estas previsiones, él mantendría un gobierno en proceso de descomposición, contemplaría sin inmutarse un disparo en los índices inseguridad y criminalidad en le metrópoli, no tocaría los intereses de las mafias del PRD que desde hace años impusieron cacicazgos sobre múltiples delegaciones que saquean sin descanso, como Álvaro Obregón, Coyoacán o Gustavo A. Madero. Y por último, impondría a condicionales impresentables en candidaturas para el Congreso federal, notablemente a su operador Héctor Serrano, quien reúne en una sola persona las razones por las que sectores crecientes de la sociedad  se han distanciado de Mancera y del PRD: corrupción e incompetencia.

Existen dudas fundadas de que Mancera pueda cambiar el rumbo. Incluso, si tiene alguna idea de cómo hacerlo. Pero el reciente despido de su procurador de Justicia puede apuntar el sentido de un golpe de timón con una purga en su gabinete y un relanzamiento final de gobierno. Un gobierno que sin embargo, ya no parece exhibir capacidad de soportar virajes pese a dirigirse a una colisión y un hundimiento inevitables. Como el “Titanic”, pues. ([email protected]). 

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Roberto Rock

Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Fue Subdirector Editorial de El Universal y Director Editorial General de El Gráfico y de El Universal.  Actualmente, es vicepresidente de la Comisión Contra la Impunidad de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).