Ideales vs Realidad

  • Jorge A. González
Una persona que no tiene empleo, que tiene hambre, necesidad de trabajar, no piensa en ideales.

Cuando un país no tiene la capacidad de generar empleos reales, la sociedad no puede tomar una actitud o posición totalitaria respecto de la soberanía comercial.

Por muchos años hemos escuchado discursos bonitos, tanto de partidos de izquierda como de algunos sectores de la sociedad.

Ellos exigen no dar aperturas a las empresas trasnacionales a nuestro país, con el argumento de que se engorda la bolsa de empresarios extranjeros.

Si bien estas cadenas se han asentado en diversas partes del territorio nacional, desplazando a los comercios pequeños; paradójicamente su presencia no es tan fatal como se piensa.

Escuchamos muy a menudo que la sociedad mexicana debe consumir lo que se produce en el país, para que la economía interna se fortalezca.

Estos argumentos son válidos, comprensibles, razonables; tendría que decir que hasta necesarios y urgentes, pero existe un problema.

Mientras que los gobiernos no tengan y sostengan una la política económica de crear empleos seguros, permanentes y bien pagados, no podemos cerrar las puertas al comercio extranjero.

Para quienes insisten en que no debiesen existir las cadenas transnacionales en México, sería importante hacer una reflexión:

¿De no existir estas cadenas, quién generaría tantos empleos de un solo golpe como en estas tiendas?

Por lo menos una tienda extranjera genera muchos empleos en diversos puestos, ocupaciones u oficios como: gerentes, ingenieros, contadores, intendencia, electricistas, panaderos, cajeras, cargadores, choferes, vendedores, etcétera.

En un ejemplo, en el año 2014, de acuerdo con datos del portal “Urban DF 360”, la tienda Walmart México generó 207. mil empleos, mientras que Chedraui apenas 24 mil empleos.

Podríamos pensar en la soberanía de nuestro país. Podríamos decir que las ganancias de estas tiendas no le retribuyen nada a México, porque sus ganancias se van a bancos extranjeros. Podríamos decir que no consumimos productos mexicanos, podríamos decir tantas cosas.

Pero lo que no podemos contestar, lo que no podemos decir, es cómo sustituir lo que estas empresas ofrecen en el tema del empleo a nuestra sociedad.

Cuando el ciudadano, cuando el mexicano, tengan empleos dignos generados por empresas mexicanas alentadas por una política económica de estado, las cosas serán de otro modo.

Cuando eso suceda, cuando tengamos más hechos que discursos, estaremos en posibilidad de hablar de soberanía comercial, de mercado interno, de empleos mexicanos y de autosuficiencia económica.

La realidad es cruda y nos golpea en la cara. Porque una persona que no tiene empleo, que tiene hambre, necesidad de trabajar y de mantener a una familia, no piensa en ideales, piensa simple y llanamente en su bienestar.

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