El desafío de leer

  • Alma Espinosa

¿Quién podría imaginar que leer es un desafío? Más allá del mero acto lector, el verdadero desafío es animar a las personas a leer, sobre todo cuando su atención está dispersa por su contexto, las personas que lo rodean y una fuerte carga de cambios físicos, hormonales y del rol que ocupan en la sociedad.

El reto de animar a un grupo de adolescentes de nivel secundaria no es menor. Cuando todo pareciera estar en contra, surge el interés de rescatar los recuerdos de la niñez y reavivar el acto lector como una acción placentera, que provoca sonrisas, angustias, felicidad, intriga y mucho suspenso.

Hace unas semanas hice referencia a una egresada de la especialidad de la Enseñanza de la lengua y la literatura que ofrece la Universidad Pedagógica Nacional, que enfocó sus esfuerzos a acercar la lectura a jóvenes. En esta ocasión también merece nuestra atención otra egresada, Gabriela Hernández Gómez, quien recientemente se tituló con una tesina titulada justamente así: “El desafío de leer”. Su primer desafío fue: convertirse en lectora.

Ya sea por moda, porque piensan que da “status” o porque simplemente se quiere aparentar ser intelectual, muchos se dicen promotores de lectura sin siquiera ser lectores. Y este es justo el primer acierto de Gabriela. Para acercar a los adolescentes a la lectura ella se acercó primero y puso mucha atención en los efectos que causa la lectura.

Una vez cumplido el primer reto, abrió una sala de lectura en una secundaria de la zona rural. De los primeros aprendizajes que tuvo fue que se debe “erradicar esa idea que se ha formado en la escuela, donde se cree que siempre tenemos que leer para ‘algo’ o para ‘alguien’… La verdadera experiencia literaria nada tiene que ver con estas acciones, todo lo contrario, la literatura surte efectos que no se pueden premeditar, y a veces ni comprender” y yo le agregaría: mucho menos evaluar.

Luego de varias sesiones en su sala de lectura, con una adecuada selección de libros y actividades que incluían el juego, logró que los participantes vieran la lectura como un acto agradable y formativo. Pero el cambio no solo fue en los integrantes de la sala:

“Con la mediación de la lectura logré en pocas sesiones lo que a veces como maestra no he logrado a lo largo de todo un año, así que quedé muy satisfecha y sé que esta experiencia influirá en mi labor como docente.

”Después de haber trabajado la literatura de esta manera, es muy difícil regresar a las prácticas tradicionales de lectura; ahora reconozco la trascendencia de continuar el trabajo en la formación de lectores, pues de esta manera estaremos formando una sociedad más justa y letrada que trabaje siempre a favor del bien común”.

Cuánta esperanza provoca saber que poco a poco docentes están siendo conscientes de su formación y de lo que pueden influir en los estudiantes para que la sociedad sea un espacio mejor. ¿Se imaginan cuántas generaciones de lectores formará Gabriela Hernández? Bien por ella y mucho mejor por las siguientes generaciones. Ojalá haya más docentes como ella.

La lectura es la principal herramienta para que suceda una verdadera transformación en todos los sentidos y aspectos de la vida. Sin lectura no va a pasar nada, por eso debemos rebelarnos y oponernos al sistema educativo con su doble moral que nos “acerca libros” al tiempo que obstaculiza la posibilidad de leerlos.

¡No hay acto más subversivo que leer! 

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Alma Espinosa

Es originaria del Distrito Federal y desde hace más de una década radica en Xalapa. Es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Estudió la especialidad en la Enseñanza de la lengua y la literatura en la Universidad Pedagógica Nacional Unidad Xalapa, donde actualmente es docente. Es egresada de la maestría en Literatura mexicana por la Universidad Veracruzana.

Actualmente cursa el diplomado para la Profesionalización de mediadores de lectura por la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco. Es mediadora del Programa Nacional Salas de Lectura del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Ha impartido talleres relacionados con el tema de la lectura y la escritura, y desde hace dos años es una de las mediadoras que dirige la sala de lectura Equinoccios.

Como periodista ha trabajado en el Instituto Mexicano de la Radio, el periódico U2000. Crónica de la educación superior, y el Departamento de Prensa de la Universidad Veracruzana. Fue gestora cultural en la USBI Xalapa. Actualmente colabora en el área de Comunicación Social del Instituto Veracruzano de la Cultura.