En Navidad, regala una lectura en voz alta

  • Alma Espinosa

Es inevitable dejarse llevar por la fiebre de las compras de regalos; en pensar qué comprar con el aguinaldo o con qué consentirnos en estas fiestas navideñas. En esta época salta también la frase: “regale amor, no lo compre”, pero qué tal si la cambiamos por: regale amor, lea en voz alta.

¿Qué es la lectura en voz alta si no un regalo de amor, de tiempo, de atención, de minutos de vida? Entonces, esta Navidad podemos emplear nuestro tiempo y, quizá también dinero, en elegir (comprar) uno o varios libros para leer en voz alta a los que más queremos.

Leer en voz alta significa un acto de amor porque no es una acción improvisada. Si se quiere hacer bien, la lectura en voz alta debe ser de un texto elegido previamente y pensado en la o las personas a quienes se dirige. Puede ser para un público general (infantil, juvenil o adulto) o para personas que ya se les conoce y que, quizá, se tiene un lazo particular.

¿Cómo seleccionar un texto? Lo mejor es utilizar un texto de literatura. El tiempo de la narración debe ser lineal o por lo menos no tener tantos brincos temporales o que éstos sean claramente definidos en el texto, pues en una lectura en voz alta no hay oportunidad de regresarse a leer las líneas anteriores.

Para que la lectura sea dinámica, lo idea es que tenga por lo menos dos personajes y tener cuidado de que no sean más personajes de las voces que podemos hacer, pues a cada personaje debemos dotarlo de una voz y ritmos distintos.

La gesticulación es muy importante cuando leemos en voz alta. Para atraer la atención de las personas y hacer más creíble lo que leemos, debemos utilizar nuestro rostro como herramienta para expresar lo que dicen las letras. Así que podemos comenzar a dar pequeños masajes en toda la cara para que sea más fácil abrir mucho los ojos, arrugar la frente o hacer una sonrisa grande; además, de que el masaje nos servirá para relejar nuestra lectura y no tener los músculos tensos.

Uno de los errores en los que es común caer por la falta de práctica o los nervios es balancear el cuerpo o mover exageradamente las manos. Los movimientos continuos e innecesarios son distractores para que el escucha se forme las imágenes que se están sugiriendo en la lectura en voz alta.

La lectura en voz alta será exitosa en la medida en que parezca que se está narrando y no leyendo. Esto se logra con el conocimiento previo del texto, la práctica necesaria para elegir los tonos que requiere cada personaje, utilizar un volumen acorde con el lugar, leer de manera pausada  y dar énfasis a palabras como grande, fuerte, chiquito, etcétera.

Entonces, para que nuestro regalo navideño sea perfecto, debemos considerar una buena selección de textos, identificar las voces, practicar, determinar en qué parte del texto haremos gestos (no muchos, claro), recordar que la lectura es pausada.

La lectura en voz alta va acompañada inevitablemente de una postura cómoda y de una respiración adecuada (inhalamos por la nariz inflado el vientre y exhalamos por la nariz desinflando el vientre).

Una última sugerencia, la lectura en voz alta siempre debe hacerse pensando en el otro, al que le vamos a leer, en lo que queremos despertar en nuestro escucha. Y todo esto sale bien si se hace como un acto de amor.

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Alma Espinosa

Es originaria del Distrito Federal y desde hace más de una década radica en Xalapa. Es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Estudió la especialidad en la Enseñanza de la lengua y la literatura en la Universidad Pedagógica Nacional Unidad Xalapa, donde actualmente es docente. Es egresada de la maestría en Literatura mexicana por la Universidad Veracruzana.

Actualmente cursa el diplomado para la Profesionalización de mediadores de lectura por la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco. Es mediadora del Programa Nacional Salas de Lectura del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Ha impartido talleres relacionados con el tema de la lectura y la escritura, y desde hace dos años es una de las mediadoras que dirige la sala de lectura Equinoccios.

Como periodista ha trabajado en el Instituto Mexicano de la Radio, el periódico U2000. Crónica de la educación superior, y el Departamento de Prensa de la Universidad Veracruzana. Fue gestora cultural en la USBI Xalapa. Actualmente colabora en el área de Comunicación Social del Instituto Veracruzano de la Cultura.