Por Paco Contreras
Entre los diferentes temas que a las mujeres están dialogando y construyendo análisis, está el tema de la violación (entre otros). ¿A caso los hombres no tenemos nada que aportar en este tema? En este sentido, creo que los hombres más que aportar opiniones y consejos hacia las mujeres de cómo evitarla, debemos asumir una postura de escucha de las compañeras que dialogan y construyen al respecto y en todo caso hablar del tema entre hombres para generar acciones que asumamos desde nuestras vivencias cotidianas que contribuyan a la protección de las mujeres al ejercicio de las diferentes formas de violencia existentes.
La violencia de género sigue teniendo cifras que demuestran un mayor ejercicio por parte de los hombres, dirigiendo esa violencia hacia las mujeres. En ese sentido se habla de la existencia de una “cultura de la violación” que es la colusión de hombres y mujeres para culpar a las víctimas y exculpar a los agresores, iniciando por permitir y minimizar el impacto del sexismo en las prácticas cotidianas que van desde la división de las tareas hasta el lenguaje, pasando por elementos culturales como pueden ser los medios de comunicación, el acoso callejero (mal llamado piropo), entre tantas prácticas violentas que los hombres tenemos y se han naturalizado.
En mis primeras reflexiones sobre la violencia que los hombres ejercemos en contra de las mujeres, no me sentía incluido, es más, algunas ocasiones ni siquiera podía comprender lo que se planteaba como tema para la reflexión, puesto en esos momentos argumentaba que “yo no ejercía violencia contra las mujeres” sin embargo, poco a poco fui reconociendo las maneras que aprendí para enfrentar las vivencias cotidianas que me daban un posición de privilegios en relación a las mujeres que me rodeaban y cómo esto se va convirtiendo en formas violentas. Seguramente esto le pasa a más de un compañero cuando escucha hablar sobre el ejercicio de la violencia masculina.
Los siguientes puntos que presento a continuación los pongo a su consideración. Aceptemos un “No” por respuesta, es importante que los hombres comprendamos que son las mujeres quienes determinan las formas de interacción con nosotros y que pueden cambiar de parecer y si en un principio nos habían abierto una posibilidad para establecer contacto, de repente pueden cerrar esa posibilidad y pedir que nos alejemos. Creo que algo de mucha ayuda es que no se sientan amenazadas de ninguna manera y ante una petición de esta naturaleza solo hagamos lo que nos solicitan sin pedir explicaciones, posteriormente podremos buscar la posibilidad de conocer (si es que ella lo comparte) lo que sucedió, en caso de no poder contactar solo mantener la distancia debida.
Respeto es respeto. Si una mujer ha marcado un límite, es importante que ese límite sea respetado y se eviten los “contactos casuales” dado que al ser propiciados desde la búsqueda de respuestas o de razones, pierden toda “casualidad”, más bien se dan desde el ejercicio de la violencia, desde la descalificación total a las decisiones de las mujeres. Algo que no debemos olvidar es que, ellas son libres y autónomas de tomar decisiones las cuales no son cuestionables aunque no las entendamos. En todo caso, lo que debemos hacer es buscar establecer el diálogo y a través de éste tratar de comprender las motivaciones de ellas para el establecimiento de límites.
Comunicación abierta y efectiva. Este es un punto esencial en las relaciones entre las personas, la comunicación debe alcanzar el objetivo por el que establecemos contacto, para lo cual, es necesario que tengamos claro los motivos e intencionalidades de establecer contacto, recordemos que existe la posibilidad de que ella no quiera charlar con nosotros y sobre todo, no dar explicaciones de lo sucedido, es probable que algunas de las respuestas que nos den las mujeres no las entendamos o las consideremos “incorrectas”, el diálogo implica exponer los puntos de vista y clarificar los acuerdos o desacuerdos que contribuyan a la convivencia o a la ruptura de la misma sin imponer condiciones.
Apoyar su seguridad, reconocer el derecho a la seguridad de las mujeres es crucial al momento de relacionarnos, no todas a mujeres quieren relacionarse con nosotros, habrá mujeres que lo quieran mientras otras que no les interesa. Al momento de interaccionar debemos tener en cuenta la situación, el contexto, el tipo de relación que se tiene con la interlocutora, estar al pendiente de los mensajes que emite, así como de su lenguaje no verbal. De igual manera, es importante que extrememos medidas de seguridad para no convertirnos en agresores, recuerdo que al transitar por una calle poco iluminada me percaté que a unos metro caminaba una mujer, en un principio pensé en apresurar el paso y pasar de largo para poder continuar mi camino, al analizar la situación me di cuenta que me estaba convirtiendo en una amenaza para esa mujer y opte por atravesar la calle y caminar por la acera de enfrente para poder continuar mi traslado.
Señalar los abusos de otros. Convertirse en cómplices desde el silencio es una manera en la que nos integramos en esta cultura de la violación, puesto que al tener conocimiento de un hecho de violencia y no actuar es la forma justa para que éstas prácticas sigan perpetuándose, es ser parte del problema. Algo importante es recordar que la persona que violenta (mayoritariamente hombres) ejercen la violencia hacia otras personas que consideran “débiles”, la pura presencia de otro hombre u otras personas muchas veces ayuda a desactivar las prácticas violentas. Si decidimos enfrentar a un agresor es importante que consideremos establecer mecanismos de protección para evitar complicaciones y mayores daños.
Reflexionar con más hombres, esta práctica también es sumamente necesaria para ir ampliando la desnaturalización de la violencia de género y sobretodo incrementar las prácticas de seguridad para las mujeres en todos los ámbitos posibles, puesto que entre más hombres nos sumemos a construir relaciones igualitarias se podrá ir atendiendo este grave problema de la violencia que termina afectando gravemente a las personas (hombres y mujeres), a sus relaciones y a su desarrollo integral.
En el Programa de Hombres Renunciando a su Violencia de Xalapa, buscamos reflexionar sobre el ejercicio de nuestra violencia y los costos que ésta tiene en nuestras vidas, la cita es cada miércoles a partir de las 18:00 hrs., en las instalaciones del Centro de Integración Juvenil de Xalapa que se ubica en la esquina que forman las avenidas Acueducto y Adolfo Ruiz Cortines de la Colonia Unidad Magisterial de Xalapa, Veracruz.
Por una cultura donde la violencia no sea natural.