Los hombres necesitamos…

  • Mujeres Que Saben Latín

Paco Contreras/

De manera continua he leído que más hombres se cansan de “ser hombres”, de ser esos proveedores, protectores, violentos, tradicionales, castigadores, cansados de las exigencias que la hegemonía, el patriarcado y el machismo mantienen como estándares de masculinidad y que sirven para validarnos como hombres.

Parece que la tenemos fácil, considero que en algunos aspectos sí, abordemos un poco de esto. Concuerdo con las compañeras feministas que plantean que los privilegios masculinos permiten a aquellos hombres que “hacemos nuestro” el discurso con perspectiva de género seamos escuchados, bienvenidos, felicitados y hasta aplaudidos; no olvidemos el peligro que implica que nos aprovechemos de esto para acceder a otras posiciones de poder que sólo replicarían las diferencias que ya de por si existen. Es aquí donde me salta los cuestionamientos ¿Qué es lo que tenemos que hacer los hombres? Entiendo que renunciar a los privilegios es una forma, sin embargo, los hombres seguimos contando con esos privilegios, aún si estamos en proceso de reflexión y renuncia a ellos.

Recuerdo que en una ocasión que compartí mis vivencias en el proceso reflexivo de mi masculinidad y lo complicado que fue reconocer y hacerme cargo de las formas de violencia que he ejercido hacia las mujeres, un grupo de ellas me expresaba su gratitud y halagos por “tan necesaria actitud masculina”. Tal fue la sorpresa al momento que expresé un rechazo a tal reconocimiento y expresé “es lo mínimo que deberíamos hacer los hombres”. Esta respuesta, responde a mi compromiso contra la violencia y considero fundamental para el cambio que tanto necesitamos para alcanzar la igualdad de género,  se corre el riesgo de que se considere una manera de llamar la atención, bueno he de aceptar que es una manera de hacerlo, con la intensión dirigida de provocar reacciones a en el auditorio; creo que si de algo sirve tener privilegios los emplearé para intentar generar cambios y contribuir de esta manera a lo hecho por las mujeres.

Si en la construcción de las masculinidades se presenta la competencia como un elemento que contribuye a nuestras identidades masculinas, algo que me preocupa y ocupa es que esto no se convierta en una “carrera contra el machismo”, “que no gane el mejor” y claro, “ser yo mejor que los demás”, en lo personal esto representa un proceso en el que hombres y mujeres podamos construir una sociedad menos competitiva que favorezca el desarrollo humano y nos permita sumar esfuerzos para erradicar la violencia de nuestras vidas, el reto radica precisamente en ello, es necesario que exista un movimiento masculino que busque desarrollar nuestra propia historia en esta búsqueda de la igualdad, es verdad que en el tema de las mujeres aún falta mucho por hacer, ahora imaginemos que sucede al hablar de masculinidades.

En algunos espacios de dialogo, se ha expresado la necesidad de formar un movimiento de hombres que trabajan temas de género, incluso existen experiencias en las que se busca conjuntar el trabajo de las personas que lo hacen, el resultado, pocos hombres reflexionando y haciéndonos cargo de nuestras formas violentas. Comprendo la necesidad crear espacios masculinos que favorezcan transitar a formas más solidarias, fraternas amorosas y de diálogo en los que se puedan expresar las emociones (sean las que sean), espacios en los que como hombres no hablemos de esos temas que legitiman la masculinidad tradicional, desde el patriarcado y el machismo.

¿Qué tipo de movimiento es el que necesitamos los hombres? En días pasados leía las opiniones de un compañero sobre su desacuerdo por la desigualdad de días otorgados en las licencias de maternidad y paternidad, esto me llevó a pensar, si los varones estamos preparados para la igualdad de derechos, como la licencia de paternidad. ¿Qué haríamos los varones con una suspensión de este tipo? Quizás algunos nos dedicaríamos a nuestro hijo o hija apoyando a nuestra compañera en las atenciones y cuidados ¿y los otros? Es importante que tengamos en cuenta que, esas licencias son para incrementar el apoyo en las atenciones y cuidados de la bebé o el bebé, así como de la madre, ejerciendo una paternidad activa que  a la larga contribuya en aprendizajes de los hijos o hijas para comprender de manera diferente las relaciones y roles de género.

Evidentemente, no podemos hacer generalizaciones porque existen las excepciones que quizás ustedes conozcan, sin embargo, considero sumamente importante generar procesos que permitan comprender que el trabajo que se realiza a partir de las masculinidades, busca cuestionar al sistema patriarcal, androcentrista y que esto es una búsqueda de opciones y que es a favor de las mujeres, implicando la renuncia de los privilegios masculinos o en su caso el uso de estos, de manera proactiva teniendo como resultado una mejora en la calidad de vida de ellas. Por lo que el movimiento de hombres tiene que ser a partir de un reconocimiento de nuestra parte emocional, en la que los implicados reconozcamos lo que nos constituye y el impacto que se tiene, así como modificar las formas competitivas y violentas que hemos aprendido a partir de la cultura, de igual manera no debemos perder de vista que esto tiene influencia directa en nuestro desarrollo personal, dado que en la medida que nos responsabilizamos y cambiamos, tenemos ganancias que favorecen la convivencia y no provocan perdidas a otras personas, especialmente a nuestras parejas e hijas e hijos.

Cierro esta columna, recordándoles que el Programa de Hombres Renunciando a su Violencia, se reúne cada miércoles en horario de 6 a 8 pm., en las instalaciones del Centro de Integración Juvenil de Xalapa, ubicado en la avenida Acueducto esquina Ruiz Cortines de la Colonia Unidad Magisterial, de la ciudad de Xalapa, Veracruz, México.

Por una masculinidad sensible, respetuosa y amorosa.