El domingo, millones de veracruzanos pudieron observar a la candidata Rocío Nahle García  --postulada por MORENA-PT-PVEM-FxM al gobierno de Veracruz-- con desplantes, furiosa, impulsiva y ofensiva, que, en lugar de exponer y debatir, se se dedicó a leer lo que le escribieron. Si en el primer encuentro con ella y los candidatos opositores, dejó al abanderado de Fuerza y Corazón por Veracruz, Pepe Yunes con la mano extendida, con el argumento de que ella no saluda a agresores, por señalamientos y pruebas exhibidas de que es dueña de casas en El Dorado, Coatzacoalcos y Tabasco, departamentos San Nicolás de los Garza, Nuevo León, y Nueva York, USA, además de otros terrenos en fraccionamientos exclusivos, que suman al menos 100 millones de pesos; ayer, en el segundo debate, la ex secretaria de Energía se negó a tomarse la foto con los candidatos opositores, moderadores y autoridades del OPLE.

¿Alguien como ella, que carece del temple suficiente, califica para encabezar un gobierno estatal? Solamente habría que imaginar si llega a la silla de Palacio de Gobierno. De entrada, resulta muy evidente su molestia cuando le recuerdan que nació en Zacatecas, y, después, que le señalen su fracaso en la construcción y operación de la refinería Olmeca, en Dos Bocas, Tabasco; y, para rematar que la tachen de corrupta. Todo lo atribuye “a los Yunes”, que son ataques, guerra sucia, sin que pueda atajarlo frontalmente, “mienten es su argumento, sin presentar pruebas de descargo. Lo cierto es que, a estas alturas, esos señalamientos han permeado en la sociedad, y lo acepte o no, la ventaja con la que llegó a Veracruz ha ido desmoronándose, como castillo de arena, mientras su único adversario, Pepe Yunes, crece en la misma proporción en la que ella baja. A esas pesadas lozas de la señora Nahle, hay que agregar aquella frase de que “el pueblo se cansa de tanta pinche transa”, que tanto gusta repetir el presidente de la República, que en seis años, vaya paradoja, ya la cargan, a la que suman cansancio de tantas mentiras, cinismo y destrucción. No es casual el rechazo que enfrentan candidatos y candidatas de MORENA en el país. Claudia Sheinbaum, la aspirante oficial a la presidencia de la República, acaba de comprobarlo cuando ciudadanos le gritaron “fuera, fuera, fuera” a su llegada al aeropuerto de Veracruz, y antes, Rocío Nahle sufrió el mismo trato en el Gran Café de La Parroquia, en Villa Aldama y hace unas horas en el World Trade Center de Boca del Río, después del II debate, cuando volvieron a gritarle el “fuera zacatecana, fuera zacatecana”. Ya se hizo común.

Acaba de ocurrirle en Guadalajara a Marcelo Ebrard, el presidenciable que dobló las manos después de rebelarse contra la decisión del Presidente de imponer a la ex jefa de gobierno de la Ciudad de México como abanderada para sucederlo. Hay un ambiente de rechazo a la continuidad, y se percibe con mayor la intensidad en el estado. Su origen zacatecano sabe que pesa, tanto como su desconocimiento de los problemas de la entidad, geografía, historia, y hasta liderazgos; sus desplantes y descontrol emocional, son muy conocidos, las vallas que se instalan en sus visitas a municipios de la entidad para evitar que la gente se le acerque, lugares a los que llega en camionetas de lujo blindadas y mucho personal de seguridad.

Así como va, como ya se le percibe, no será Gobernadora, por más que quiera convencer a los ciudadanos con encuestas que le dan una ventaja, que ha dejado de tener, y que lo transpira en sus actos y con sus palabras. En tres semanas se conocerá la realidad.

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