El fanatismo en México
- Luisa Martínez Baxin
Al realizar un abordaje del fanatismo en México, no me refiero precisamente a una doctrina religiosa, credo o partido político, sino más bien es un acercamiento hacia lo que se observa y escucha en los medios de comunicación, redes sociales, así como del contexto social del país; por supuesto que tendremos que partir de la cuestión política para mostrar un panorama del fanatismo en nuestro país, hechos inmediatos que nos hacen pensar y reflexionar sobre el desarrollo democrático, social y cultural de México.
Todos somos fanáticos de algo o de alguien, así lo afirma Pablo Fernández Christlieb, profesor e investigador del Departamento de Psicología Social de la Facultad de Psicología por la Universidad de Keele, en Inglaterra; también agrega que es necesario poner atención en cómo estos gustos pueden conducir a expresiones de violencia más radicales, por ejemplo, caer en el nacionalismo o el fascismo.
En su opinión los individuos se hacen fanáticos porque buscan pertenencia: “Me da la impresión de que más que ser seres sociales, en rigor, parece que la necesidad de fondo es pertenecer a algo. Uno se vuelve ser social porque quiere ser parte de un grupo, una familia, amigos. Entonces parece que necesitas a los demás, pero en realidad lo que estás requiriendo en el fondo es efectivamente pertenecer a algo”.
Por ejemplo, cuando te vuelves fan de un artista, cantante, actor, deportista, grupos musicales, equipos de futbol o beisbol. Nos agrada presenciar algún evento donde se presente nuestro personaje preferido, aunque retomando la idea de Pablo Fernández Christlieb tampoco se va la vida en eso, porque hay pertenencia en otras cosas, es decir nuestros proyectos, el trabajo, la escuela, la familia, el diario vivir.
Nos volveríamos ultra fanáticos cuando solamente se tiene eso, y aquí podemos hacer hincapié en la violencia propia del fanatismo, un ejemplo claro son las peleas que se dan en los estadios de futbol.
“Un fanático es una persona que de ningún modo cambia de opinión y de ningún modo permite que se cambie de tema”. Por otro lado, los fanáticos pueden cometer actos violentos porque, paradójicamente, son seres tan “altruistas” que en su afán de salvar el alma de los que consideran infieles o que están en el error, terminan reconociendo que están frente a un caso perdido, al cual deben eliminar.
Suele enfrentarse al fanático aspectos como recurrir a los derechos humanos, los valores democráticos o la libertad de conciencia o de expresión. Sin embargo, estos intentos no sólo fracasan, sino que además pueden llevar a la violencia, que se traduce en el maltrato de aquéllos que el fanático clasifica como enemigos de su doctrina.
En redes sociales podemos observar infinidad de mensajes, suficiente información relacionada a la política actual de nuestro país, críticas hacia el gobierno, lo bueno, y lo malo de este sexenio, la pobreza, la desigualdad, la polarización que está muy marcada en el México, de lo poco que hemos avanzado, de la falta de empatía y liderazgo de un personaje que le quedó grande la silla presidencial; son tantos los mensajes que surgen en las redes sociales y televisión, que incluso hay peleas entre usuarios por defender ideologías, posturas, agresiones verbales, y peor aún porque se acerca el fin de otro sexenio, aquellos que tienen la posibilidad y el tiempo de entrar a una red social empiezan una discusión para calificar las acciones de diputados y senadores.
Juicios de valor, insultos, cero argumentos, que en lugar de generar un análisis profundo acerca de la situación actual del país, los usuarios se quedan con lo que leen y escuchan en los medios de comunicación. Existe mucha desinformación y esto conlleva también a vendarse los ojos y no querer ver la realidad; de aquí surge la idea de idolatrar a un personaje, defender sus acciones, opiniones, es decir convertirse en un fanático que no permite la crítica, ni mucho menos ninguna palabra opuesta a sus ideas.
La historia nos ha enseñado que México necesita una democracia sólida, fuerte, con una sociedad contestataria y crítica, en apoyo a su cultura, educación y desarrollo de valores. Sin embargo, cada vez es más difícil por la velocidad de la información que surge en las redes sociales, una ventaja favorable, aunque se complica cuando únicamente nos quedamos con lo que nos presentan los medios de comunicación, aspecto tan manipulable para desinformar, y por qué no también es un factor de atraso, como tal no somos un país de lectores.
He observado en algunos usuarios de Facebook, Twitter (hoy X) o YouTube quienes dejan sus comentarios mostrando una preocupación por defender la postura de un personaje, aunque es de mencionarse que una red social no es vínculo fuerte para crear un debate o argumentos, pero es de considerarse que es una herramienta muy utilizada por los jóvenes, y de presión social por la inmensa información que se desglosa en cuestión de segundos. Ante ello solo nos queda indagar y cuestionar, el objetivo principal es evitar caer en el fanatismo, aspecto que impediría el desarrollo de una democracia fuerte y de una sociedad analítica y reflexiva.
Referencias
Mercado Percia, Heiner. (2020). Argumentación, violencia y fanatismo. Tópicos, México, no.59, Jul/dic.
Paz Rafael (2022). Fanatismo a ultranza, una puerta a expresiones de violencia. Gaceta UNAM. Recuperado de:
https://www.gaceta.unam.mx/fanatismo-a-ultranza-una-puerta-a-expresiones-de-violencia/
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Historiadora y maestra en Estudios Históricos por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Puebla), originaria de San Andrés Tuxtla, Veracruz. Ha realizado trabajo de campo e investigación con relación a la Historia de la Educación.