Crédito a la palabra

  • Manolo Victorio

En el principio era la Palabra, y la Palabra era con Dios, y la Palabra era Dios.

Juan 1:1

En el cenit del presidencialismo omnímodo creado por el sistema priista, se instauró un programa de apoyo a los hombres del campo llamado ´Crédito a la Palabra´.

El extensionista llegaba a los ejidos con funcionarios del Banrural a entregar dinero para impulsar la siembra, sólo con la palabra como garantía de pago. El ejidatario cuya fama pública construida en el núcleo poblacional era buena, es decir, si pagaba sus deudas de cantina y al tendero de la comunidad lo fiado, accedía al crédito.

La lógica crediticia era simple pero efectiva. El productor que tenía buenas credenciales a través de valor de la palabra, accedía al crédito oficial sin más garantía que la promesa de pago, quien era avecindado (no poseía parcela) o su historial era negativo en el cumplimiento de sus promesas, se quedaba fuera.

Y era el mismo colectivo social el gran jurado, justo e implacable.

Las cosas no han cambiado. El gobernante, el funcionariado debe abrazar como premisa fundamental la honestidad en el ejercicio público.

En esta visión Diogénica, la honestidad debe vivir en casa de cristal, habida cuenta que la transparencia es hija de la honradez en el quehacer público.

La palabra se lanza en prenda en defensa de una estructura de gobierno que por origen debe estar alejada de la más ínfima sospecha de corrupción porque su peto protector contra la calumnia es el detente del “no somos iguales”.

El caso de la maestra sustituta Araly Rodríguez Vez, interina en una escuela de Cosoleacaque, quien en sus horas libres pudo tejer una red de alianzas que le permitieron venderle al gobierno de Cuitláhuac García Jiménez desde una prueba de VIH hasta chalecos de kevlar a la Secretaría de Seguridad Pública a través de 33 contratos otorgados por asignación directa por un monto de 100 millones 902 mil pesos, pulsa los resortes de la desconfianza.

Si nos atenemos a que la noticia es una información, conocimiento o idea de una cosa que estaba en la oscuridad y se hace del dominio público, diríase que la noticia de una super contratista estatal que incurre en el mecanismo de trabajar para terceras personas, ya la habíamos leído antes.

La película de las empresas fantasmas, los hombres de paja, los proveedores de bajo perfil o de plano las factureras que escondían o evadían sus domicilios fiscales, ya la vimos en el duartismo.

Choca contra la lógica más elemental que una mujer, persona física que firma con su nombre caligrafiado, haya tenido tanta suerte de conseguir, sin concurso, tantos contratos.

A esta sospecha pública, Cuitláhuac García Jiménez recurre a la palabra como defensa y castigo, al adjetivar genéricamente a los medios de comunicación como “voceros de la corrupción” que se han prestado, a difundir noticias dolosas, ubicando el domicilio fiscal de la multicitada Araly Rodríguez Vez en una tiendita de abarrotes con las paredes descarapeladas sita en la colonia Las Higueras, en Xalapa de Enríquez, ciudad capital.

Dijo el gobernador que algunos medios y “voceros de la corrupción” prefirieron tomar una foto a expendio de abarrotes sin mostrar la dirección correcta, con un inmueble al lado “y que tiene hasta el logo de la empresa, justo al lado de la tienda”.

En el antepenúltimo párrafo aclaratorio ante la opinión pública, la señora Araly Rodríguez Vez escribió que “mi domicilio fiscal está debidamente acreditado con documentación oficial en la Calle Huelva número exterior 12 colonia Higueras en la ciudad de Xalapa, Veracruz. Para lo cual recalco que el domicilio fiscal de la empresa cuenta con documento oficial expedido por el ayuntamiento en el trámite denominado alineación y número oficial. No omito aclarar, que el inmueble que aparece fotografiado en diversos medios de comunicación es efectivamente una tienda de abarrotes que se encuentra a unos metros de mi domicilio fiscal, desconociendo si por algún error existe duplicidad en el número 12 de la calle Huelva”.

Es decir, en su autodefensa, la proveedora más famosa de Veracruz deja implícita la posibilidad que exista duplicidad en el domicilio fiscal de AR Soluciones, su empresa cuyos imagotipos indican que puede vender desde unas tijeras de uso quirúrgico hasta un electrocardiógrafo.

Para ir cerrando la pinza, diría el maestro ´Perro´ Bermúdez, todo lo que se ha dicho respecto a los contratos adjudicados a la señora Rodríguez Vez ha sido palabrería sin sustento jurídico, toda vez que nunca se ha litigado en medios de comunicación.

La opinión pública percibe la honestidad de Cuitláhuac García Jiménez, a quien la palabra presidencial lo ha colocado en el reducido y apretado limbo de los hombres honrados, vara altísima que quizá sus colaboradores no puedan alcanzar.

Sin embargo, la burocracia de los órganos de control del manejo del dinero del erario veracruzano, no han emitido palabra alguna respecto al tema.

El 26 de agosto del 2001, el gobierno cubano regaló a Veracruz una estatua del musico Benny Moré que fue fijada en el callejón  de la Lagunilla, en el centro de la ciudad vieja. Algún travieso se robó una madrugada el sombrero de bronce de Bartolomé Moré, verdadero nombre del compositor.

Los organizadores del desaparecido festival del Son Montuno empeñaron su palabra en la recuperación del sombrero, pasó el tiempo y no se logró recuperar la pieza que acompañaba originalmente a la estatua de tamaño natural.

´Todos muy honestos pero el sombrero no aparece´, dicen que dijo el comandante Fidel Castro desde su palacio con vista a la Plaza de la Revolución, mientras cortaba un habano.

Licencias literarias aparte, quien debe relamerse los bigotes de la oportunidad que le brindó el gobernador Cuitláhuac García Jiménez de subirse a su ring y calzarse los guantes para el regate verbal es el diputado Marlon Ramírez Marín, quien fe quien destapó el asunto de la AR Soluciones ante la auditora Delia González Cobos, titular del ORFIS.

Marlon, quien cobra como legislador y como dirigente estatal del PRI, tiene ´oro molido´ (Manzur dixit) en las manos para abrir la conversación pública.

“El que señala es duartista hasta las cachas, es del PRI, que ahora va en alianza con el PAN”, ironizó el gobernador este jueves al señalar de soslayo al joven dirigente priista.

El hecho de un peso completo, en este caso el gobernador del estado le suba al ring es una oportunidad para cualquier retador de hacer roncha en la escena del discurso público.

Habrá que espera de que está hecho el camaleónico Marlon.

¡Hay tiro! Dirán los adversarios del bloque conservador.