Carlos Joaquín: legado oscuro

  • Roberto Rock

La Rivera Maya, que se extiende a lo largo de 130 kilómetros entre Cancún y Tulum, es considerada por los sistemas de seguridad en el continente americano como el sitio en el que se trafica el mayor volumen de drogas, al más alto precio, con la zona de Playa del Carmen como su centro neurálgico.

    Este último sitio, encuadrado en el municipio de Solidaridad, encierra dos características singulares. La primera, que ha hecho brincar hasta 70% el número de turistas que desde todo el mundo viaja a la región en búsqueda expresa de drogas, alcohol sin límites ni consecuencias, y sexo, en muchos casos con menores.

    La otra coincidencia es que Solidaridad sirvió de plataforma política al expresidente municipal y actual gobernador aliancista, Carlos Joaquín González. Pero hasta hace poco fue administrado por una alcaldesa postulada por Morena, Laura Beristaín, quien el año pasado buscó infructuosamente reelegirse.

    El asesinato de dos turistas canadienses en un hotel de lujo en el desarrollo de Xcaret, y del gerente en un conocido exclusivo restaurante en el corazón de Playa del Carmen -ambos episodios este mismo mes y ligados con las drogas- ha prendido sin remedio las alertas en los sistemas de seguridad internacional, que advierten cómo el crimen en esa zona cosmopolita está en permanente día de campo ante la pasividad de las autoridades.

    La Rivera Maya está seccionada entre diversas bandas del crimen organizado, que inicialmente encabezó la mafia de Sinaloa, luego la de Ciudad Juárez y finalmente su fragmentación más relevante, el Cartel Jalisco Nueva Generación. 

El auge ilimitado del tráfico de drogas en la zona atrajo a bandas más allá de las fronteras, incluso las pandillas de Canadá, que usualmente se agrupan en torno a clubes violentos de motociclistas, como los denominados “Hell Angels”, que parecen extraídos de una película de los años 70.

Pese a las alertas del FBI y de la policía de Canadá, sobre viajes frecuentes de emisarios de esas bandas hacia Cancún, un grupo de ellos estableció con las mafias de la zona una ruta de contrabando de drogas y armas desde Playa del Carmen hasta ciudades canadienses. Deudas no pagadas atrajeron a inicios de este mes la ejecución de dos operadores llegados desde ese país del norte, aunque de origen oriental. Los sicarios fueron contratados en Iztapalapa, en la ciudad de México.       

    El gobernador Joaquín González, parte de una suerte de cacicazgo político y económico originalmente asentado en Cozumel, está por iniciar con más pena que gloria el último año de su mandato, y su legado no se reflejará en obras relevantes ni en transformaciones políticas. El primer gobierno de alternancia en Quintana Roo quedará marcado por la ausencia de estado de derecho, por la descomposición de su clase política y por un nuevo giro, ahora hacia Morena, en alianza con el Partido Verde

    Mara Lezama, que desempeñaba su segundo periodo al frente del municipio de Benito Juárez-Cancún, es la candidata del partido del presidente López Obrador, en un entorno de aparente transición pactada con intereses creados, hoy representados no solo por personajes cercanos a Joaquín González sino también al dirigente-propietario del Verde, Jorge Emilio González.

    El polémico actor y empresario Roberto Palazuelos fue postulado por Movimiento Ciudadano. Existen indicios de que la senadora morenista Marybel Villegas desistió de buscar esa postulación por presiones desde la 4T. La candidatura de Palazuelos podría atraer a un amplio espectro de personajes marginados, incluso algunos que tengan ligas soterradas con el crimen, lo que podría generar efectos explosivos.

 

 

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