Una de las grandes manías del cine de Alonso Ruiz Palacios es hacer notar al espectador que se encuentra observando una película de ficción. En "Güeros" rompe la cuarta pared al llegar a Ciudad Universitaria, de manos de un amigo del mismo director, que sin darse cuenta que está siendo grabado, critica el guion de la propia cinta que estamos viendo.
En "Museo" se rompe la continuidad de la ficción cuando el personaje que da vida Gael García Bernal comienza una trifulca en una cantina. Los camarógrafos intentan evadir las sillas y las botellas de cerveza que se rompen al unísono mientras la fotografía principal se sigue rodando.
Su nuevo filme, "Una película de policías", es un documental, por lo que normalmente esperaríamos que el director mexicano evada esa convención de la cuarta pared, ya que ahora tiene que estar contándonos la realidad de un evento, sin embargo, Ruiz Palacios destruye las convenciones del género con un experimento bastante solvente.
"Una película de policías" nos cuenta la historia de dos policías que navegan por el caos de la Ciudad de México, contándonos sus vivencias, en su mayoría más surrealistas que cualquier idea que se le pudo haber ocurrido en vida a Luis Buñuel. El documental es actuado por Mónica del Carmen y Raúl Briones, con diálogos que no son suyos y con historias de las cuales ellos no fueron los protagonistas, pues son tomados de las experiencias de dos policías retirados, de nombres María Teresa Hernández Cañas y José de Jesús Rodríguez Hernández, sin embargo, como buenos actores, se apropian de los personajes con carisma y entrega.
Lo que parece un interesante experimento de documental experimental (véase el caso de la cinta American Animals, del director Brad Peyton), llegando a la mitad de la cinta es donde lo verdaderamente importante aparece. La supuesta ruptura de la cuarta pared nos cae encima para develarnos el trabajo físico y emocional de estos dos actores encarnando a los dos policías que aportaron sus vivencias a la película, porque tanto Mónica como Raúl tuvieron que pasar por la Academia de Policía mexicana para prepararse para su papel, dándonos varios monólogos (grabados por ellos mismos), que nos invitan a reflexionar acerca de las precarias condiciones laborales que la fuerza policial mantiene a día de hoy en el territorio mexicano.
Ruiz Palacios decide mostrarnos la dualidad entre ser actor y ser policía en la Ciudad de México. Ambos tienen sus semejanzas bien marcadas. Se nos escupe la precariedad del sistema policial en nuestro país, las pésimas condiciones de las Academias de Policía en el territorio mexicano, así como la gran cantidad de jóvenes que entran a los cuerpos por el simple hecho de tener un poco de dinero para llevarse un plato a la boca.
Al final de todo, ser policía en nuestro país no es tan distinto que ser un actor: representas un papel. Quizás no en una película o en un teatro, peor aún, es en la sociedad. Tienes que ser la autoridad y mantener el orden público en un país rebasado diariamente por la violencia, el narcotráfico y la corrupción que reina el territorio mexicano.
Finalmente, los verdaderos policías aparecen en los últimos momentos del documental, para mirarnos a los ojos y hacer que quizás eliminemos alguno que otro prejuicio que se tiene hacia esta profesión y también que con cierta preocupación nos preguntemos: ¿De manos de quién está la seguridad de los ciudadanos y el cumplimiento de las leyes en México?
Una película de policías se estrenó el Viernes 4 de Noviembre exclusivamente en la plataforma Netflix.