Rocío Nahle: a unos los engaña, a otros los provoca

  • Mussio Cárdenas Arellano
Elogia la democracia en el sindicato petrolero y la elección es una farsa

Llueven sobre Rocío Nahle las iras y el fuego de un gremio iluso, el de los petroleros, que un día la oían arengar contra la corrupción y luego la ve complacida con la promesa del charrismo sindical, el voto libre y secreto, la democracia al estilo Deschamps que no es más que una burda e insultante simulación.

Le llaman vendida y traidora. Le dicen corrupta y falaz. Son hirientes con la senadora, vaciando insultos que duelen, aborrecida con el denuesto, golpeada con el agravio, con los odios del empleado y el obrero, la base de un sindicato que creyó en la falsa promesa de que esta vez la voz de la disidencia se podría imponer.

Rocío Nahle es sórdida en todo. Habla de su vida en Pemex sin hurgar en su esencia, su llegada de su natal Zacatecas, el respaldo de su padrino y protector, el ingeniero Basualdo, los contratos de trabajo que fluían y fluían en la petroquímica de Coatzacoalcos hasta que su suerte cambió, migrando a la industria privada, convertida en comadre de proveedores, millonarios de dudosa reputación.

Arrojada del reino, se vendió en lo que El Peje la quiso comprar. Le vendió una bandera, la de la defensa de Pemex, la estridencia en el Congreso, construyendo un discurso sobre verdades de sobra conocidas, la lucha de muchos otros que aún luchan desde el interior de la empresa, enfatizando en el despojo de la riqueza nacional, la corrupción del PRIAN, las manos sucias y el despojo impune. Que si Odebrecht, que si la reforma energética al gusto de la mafia del poder, que si el salinismo incrustado en las empresas que ganaron contratos por perforar en aguas someras y profundas, robando resultados previos de exploraciones exitosas, obra de técnicos de Pemex, con recursos de Pemex, con inversión de Pemex.

Iba bien hasta que un día se metió en el tema sindical. Vio el fuego y lo tocó.

Cinco meses antes que el Dios Peje ganara la elección, en enero, decía que desde la Secretaría de Energía suprimiría el dispendio de recursos a Carlos Romero Deschamps y a la cúpula del STPRM. Cerraría las válvulas de dinero pero que fueran los trabajadores los que depusieran a sus líderes.

Se acabará el charrismo, decía López Obrador. Reformaría la ley. Nunca más el voto a mano alzada. Nunca más el voto bajo presión de los caciques. Nunca más el voto condicionado. Para eso se había reformado la Constitución.

Decía, en cambio, Rocío Nahle que en el tema sindical Morena y el nuevo gobierno no tendrían injerencia alguna. Y que nadie implicara a Morena en apoyo alguno, menos en la vida interna del sindicato petrolero. Por encima de todo la autonomía sindical.

O sea, el Dios Peje pregonaba que le habría de cortar la uñas a los líderes y Rocío Nahle afirmaba que Morena no se iba a meter.

Día clave, el 17 de octubre. Tras el “acuerdo” entre la Secretaría del Trabajo y la cúpula petrolera, las senadoras Olga Sánchez Cordero, futura secretaria de Gobernación, y Rocío Nahle dieron por hecha la redención y la rendición de Romero Deschamps.

“Festejamos la convocatoria —pregonaba la ex ministra Olga Sánchez Cordero— que ha hecho el sindicato de trabajadores petroleros, en donde se establece el voto secreto y libre. Festejamos esta situación y compartimos con ustedes que esta elección va a ser sin nombre y sin ficha del trabajador en la cédula”.

Es un “avance histórico”, puntualizaba Rocío Nahle. Habría “elecciones secretas, democráticas, lo cual nosotros festejamos, qué bueno. Festejamos que se vaya a llevar una elección democrática, una elección directa, porque así lo han pedido los trabajadores”.

Y nada fue así. Se volvió al escrutinio. Por ello se alejaron los disidentes, advirtiendo que impugnarían la elección, que no avalarían la farsa. Otros quisieron registrar sus planillas y los excluyeron de forma arbitraria.

Hoy le llueve leña a Rocío Nahle y Olga Sánchez Cordero, la que se regocija por la próxima legalización de la marihuana, la despenalización del aborto, el perdón de las víctimas a sus verdugos, la que impulsa la amnistía a un sector de los narcos con el señuelo de la pacificación de México y el fin del baño de sangre.

“Ustedes dos —le refuta la disidencia desde Ciudad del Carmen, en video— no tenían por qué pronunciarse de hechos que desconocen, por qué avalar  o pretender avalar una elección que es fraudulenta, basada en artículos anticonstitucionales”.

Agregan:

Carlos Romero las engañó y les vendió la idea de que se trataría de “voto libre y secreto, cuando a las seis ya habían cerrado la convocatorias para las planillas, porque no nos registramos porque el estatuto es ilegal, si no estamos indignados con ustedes dos”.

¿Las engañó? ¿O hay pacto entre el Dios Peje y Romero Deschamps? ¿O hubo operación electoral de los charros hacia Morena en la elección presidencial y AMLO paga la factura? Léase el voto petrolero en los feudos de los caciques en Minatitlán, en Agua Dulce, en Coatzacoalcos, en Nanchital, en Las Choapas, en Poza Rica. Ahí donde ganó López Obrador se siente la mano de Romero Deschamps.

Otros más —¿Traición o ignorancia?, texto divulgado en redes sociales— tildan a Rocío Nahle de “vendida, traidora y renegada”. “Se vendió al gángster número uno de México; avaló la toma de nota ilegítima hasta el 2024 de Romero Deschamps”.

Luego apuntan:

“¿Acaso no sabe como petrolera que agreden y violentan a los trabajadores para votar por los mismos de siempre. Ya se le olvidó cuando le informaron que si no votaban por ellos, no les daban sus préstamos, y créditos hipotecarios, les mandan a investigación con la empresa que, por cierto, los funcionarios de Pemex son cómplices de ellos?

“No les dan trabajo a sus hijos o les jubilan anticipadamente y lo que es más, Rocío Nahle sabe que a muchos de sus compañeros no los encuentran aún.

“¿Por qué quieres destruir la confianza que tenemos en nuestro presidente electo. Nosotros estaremos con el licenciado Andrés Manuel López Obrador siempre… porque él siempre ha estado con nosotros… porque él nos ha ayudado a olvidar la soledad…

“Poner urnas, poner boletas, no es ser libres, Rocío. Emitir una convocatoria no te hace demócrata, tal como presentas a tu cómplice Carlos Romero Deschamps. Está claro que nuestros sueños de libertad y de transformación que vivimos, a partir del 1 de julio de este año, los echas a la basura…. Tú ya no eres nuestra, ni lo serás… y para ser francos, te desconocemos, te compraron con poco…”.

Son los hedores de la furia. Es la reacción de los agraviados. Son los fuegos que quiso tocar y arde en ellos.

Larga su lengua, corta su memoria, Rocío Nahle suele acelerar a unos, engañar a otros y provocar a los demás.

Así detona —y destripa— la opción por la democracia sindical.

Así se vendió y el Dios Peje la quiso comprar.

Archivo muerto

Bajo el puño de los golpistas, el Congreso de Veracruz culmina un ciclo. Candados en sus puertas, no vallas metálicas pero sí barreras humanas —unos 200 morenistas, refieren las crónicas periodísticas—, consignas irreductibles, imputaciones de Morena a los Yunes azules, a la bancada panista, amagando con radicalizar la protesta, congelar todo, impedir la clausura de los trabajos de la Diputación Permanente, los últimos acuerdos, las últimas propuestas, hasta la acreditación de los diputados del PRI, PAN, Movimiento Ciudadano y Verde que asumen sus cargos este lunes 5. Bajo el puño de los golpistas había caído el Congreso de Veracruz a la medianoche del lunes 29 de octubre. Aducían la creación del municipio 213, el de Tres Zapotes, congregación de Santiago Tuxtla; la cesión de bienes públicos del estado a tres municipios: un terreno para la construcción de un estadio de futbol en Orizaba, la casa de Agustín Lara y el Balneario Mocambo en Boca del Río, y el auditorio Benito Juárez, en Veracruz. Lo de Tres Zapotes no pasó a ser dictamen y por ello no fue más que un embuste; nunca se consideró en la orden del día. Lo de Veracruz y Boca del Río, Morena lo esgrimía como obsequio del gobernador Miguel Ángel Yunes Linares “a sus hijos”. Miyuli los atajó: es donación institucional, no a particulares. Así Fernando Yunes Márquez sea alcalde de Veracruz, la donación no es a título personal. En Boca del Río el presidente municipal es Humberto Alonso Moreli, panista, del equipo yunista, pero no es hijo del gobernador. A los golpistas cualquier pretexto les viene bien. Y puede ser su razón, su argumento, el motor de sus golpes, pero lo que esgrimían fue una falacia. Políticamente así enfrentan a Yunes. Pero el Congreso no es suyo. El Congreso es la casa de los veracruzanos. Ahí se expresan las voces de quienes los representan. Sean de mayoría o pluris, sean buenos o malos, o peores o mezquinos y vividores, si el pueblo los llevó al Congreso, a ese pueblo dicen representar. Y tomar por asalto su sede es un acto delincuencial. A la medianoche del lunes 30 de octubre, jefaturados por Roberto Zenyazen Escobar García, a su lado una que ya ni era diputada local, Tania Carola Viveros Cházaro —solicitó licencia por el resto de su gestión y se convirtió en diputada federal—, unidos a ellos diputados electos, los golpistas consumaron el secuestro del Congreso de Veracruz. Pobres diablos. olvidan que el que a hierro mata, a hierro muere. Cuando otros grupos, esos sí radicales, les asalten las instituciones, les encadenen la puertas, los echen y no los dejen trabajar, que no apelen a la legalidad ni reclamen el estado de derecho… “Cuando la ley es injusta, lo correcto es desobedecerla”. ¿Lo correcto es desobedecerla? Si lo dijera un delincuente, se entendería. Pero no. Acuña la frase Eric Cisneros Burgos, cuasi secretario de Gobierno de Veracruz, el que compra diputados con tarjetas Saldazo, como lo evidenciara Maleno Rosales, legislador de Morena por el distrito de Medellín, su compañero de partido. Siendo injusta una ley, lo correcto es modificarla. Es un principio ético. Desobedecerla es equiparable a violarla, a romper el estado de derecho. ¿Quién y bajo qué argumento determina si es injusta o no? Y pensar que un tránsfuga de la ley en potencia, con mentalidad ilegal, será quien conduzca los destinos de la Secretaría de Gobierno en tiempos Cuitláhuac García Jiménez, el futuro gobernador. Para Ripley… Afable, alegre, Rosa Aurora Escobosa Licona —mi adorada tía Rosy— tenía un don: hacer feliz a los demás. Su sonrisa permanente, su voz de aliento, la suavidad de sus palabras, le ganaron afecto y cariño. Cultivaba una virtud que no a todos se les da: aliviar las penas de otros con frases cargadas de amor, actitud positiva, energía que sana. Hará cinco años se fue su eterno amor, su amado Emilio Cárdenas Cruz, periodista y publirrelacionista sin par. Hará tres años perdió a su hijo Ricardo y a su hermana Teté. Hará dos años se fue Jorge, su hermano, periodista de deportes en Excélsior y El Universal. Este 2 de noviembre, tía Rosy se nos ha ido. Va al encuentro con los suyos y a gozar de la plenitud del amor de Dios, al que se entregó con inmensa fe. Solidaridad y cariño fraterno a José Emilio Cárdenas Escobosa, a su esposa Yuri, a Patty y Jorge Girón, a Oralia Lajud, a quienes conforman la tercera y cuarta generación de esa familia ejemplar. Que el tiempo les conceda la resignación y Dios sea el bálsamo para aliviar el dolor por la partida de nuestra inolvidable tía Rosy…

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