Periodismo y “crítica facilona”
- J. Enrique Olivera
Leí con interés el último artículo del ex diputado federal perredista y ahora flamante subsecretario de desarrollo educativo en el gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares, publicado en diversos medios de comunicación y en el que bajo el título “La crítica fácil y la piel delgada“, se refiere a la crítica periodística que en la entidad se vierte en torno al gobierno yunista.
Celebro que no tenga pelos en la lengua para abrir un debate sobre un tema por lo demás controvertido, como lo es el desempeño del periodismo en Veracruz y, específicamente, el que con talante crítico cuestiona al gobierno bianual de la alternancia a escaso mes y medio de iniciado el mandato constitucional. Y lo celebro porque no es nada común el que un funcionario público abiertamente con el mismo talante a su vez cuestione el quehacer cotidiano de los medios de comunicación.
En aras de contribuir al debate, debo mencionar que quien esto escribe dándose por aludido en tanto que en más de un maquinazo ha hecho señalamientos en torno a la alternancia y al Sr. Yunes Linares, aclara que por principio no es nada personal lo expresado en este espacio. No se juzga a priori ni a la ligera. Se aprecia y se emite una opinión crítica a partir tanto de una percepción políticamente válida como de hechos concretos que ponen de relieve tendencias negativas que, de tener continuidad, bien pudieran anticipar el fracaso del mini gobierno de dos años en Veracruz, entre otras, pretender combatir la ilegalidad con ilegalidad en el afán si bien legítimo de restablecer el imperio de la ley por ahora extraviado, no por ello deja de ser equívoco. O bien, anteponer el énfasis en privilegiar las limitaciones financieras y desorden administrativo heredadas de sus enemigos más que adversarios políticos por sobre la atención a problemas estructurales que conformando la actual crisis multidimensional y multisectorial de la entidad, tienen a Veracruz en franca indefensión frente a lo que en el futuro inmediato se espera con el arribo de Donald Trump a la presidencia de EE. UU.
Se puede por lo que toca a quien estas líneas escribe, estar equivocado en esta apreciación en cuanto a tan corto período de gestión más no puede, a mi juicio, calificarse de ligera o “facilona” cuando está de por medio no el rescate de la administración pública sino algo de mayor trascendencia como el futuro económico y social de una entidad federativa que ha perdido rumbo y destino.
La prensa veracruzana no es ajena a la crisis que en todos los órdenes se vive en la entidad. De una u otra forma no sólo la refleja también la vive en carne propia. De ahí que recogiendo el guante lanzado por Uriel Flores, por principio soy de la idea de un repensar del periodismo en Veracruz, eso sí, pero entendido este más que como ideal subjetivo de una actividad llamada a pugnar por el bien común colectivo, como lo que es realmente: un negocio empresarial como cualquier otro en el que obtener ganancias es el propósito último.
Debiendo superarse el viejo y ya caduco esquema de confundir información con propaganda política, jerarquizando en primer término en el orden de prioridades no lo que el poder formal o fáctico quiere que la gente conozca y actúe en consecuencia sino que, en sintonía con la vida cotidiana de la población, el responder a la necesidad de la sociedad de estar bien informada; contribuyendo tanto a la construcción de ciudadanía como de una vida en democracia que perfeccione con respeto, tolerancia inclusión la necesaria convivencia civilizada entre diferentes en una colectividad en principio plural.
¿Es pedirle peras al olmo?
En este marco de reflexión, cabe tomar en cuenta algunas consideraciones a mi juicio relevantes para dar contexto a la inquietud del subsecretario:
- El periodismo-empresa es un negocio que como tal requiere de vender mercancía (espacio-información) para obtener una legítima ganancia que justifique su presencia y quehacer social;
- Tanto la verdad como la objetividad en el periodismo-empresa, son relativos y no conceptos absolutos. Como negocio privado responde a motivaciones, propósitos y objetivos en función del mercado al cual concurre. El cliente que paga manda, en términos llanos;
- La libertad de expresión la ejerce el capital y no los periodistas, es decir, cada propietario de una empresa y no los que profesionalmente le venden su fuerza de trabajo puesto que quien decide que, como y cuando publicar es el dueño del negocio;
- Los periodistas en particular pueden ser asalariados o colaboradores sin remuneración, profesionales o “amateurs”, pero siempre sujetos a la línea editorial o interés último del propietario del medio informativo;
- La empatía entre emisor y receptor de los mensajes depende teóricamente del criterio de los lectores y no necesariamente del periodismo-empresa, dependiendo de ello el éxito o fracaso editorial;
- Paradójicamente en Veracruz, aunque no es la excepción, el fracaso o el éxito editorial no depende del lector, del grado de aceptación, orientación, tiraje, penetración o influencia ante la opinión pública del medio, sino de la capacidad de negociación del propietario ante el poder público o sus personeros, clientes podría decirse, si no únicos si sustantivos para la supervivencia del medio periodístico.
El periodismo ciudadano o independiente y no comercial, tiene sus propios asegunes, siempre también motivado por propósitos y objetivos coincidentes o no con el periodismo-empresa, coincidentes o no con el interés general de la sociedad, pero siempre acicateado por un interés específico, implícito o explícito, que le somete también a la relatividad de la verdad y la objetividad como paradigmas de la prensa impresa o electrónica.
Nadie escapa a un mínimo de intencionalidad individual o colectiva respecto al mensaje a difundir. En este juego todos participamos, el sistema y su ideología dominante nos iguala.
De estas consideraciones, entre otras que pudieran enumerarse, siempre a mi juicio habría que partir para poner en su exacta dimensión a lo que conocemos como crítica periodística, amén de que a esta también habría que diferenciarle, pues no es lo mismo la especulación, la denuncia, el comentario, la opinión fundada, o el simple chisme tan socorrido en el síndrome de la grilla electorera que caracteriza a la vida política en la entidad.
Expuesto lo anterior, cabe entonces recordar que en el mundo de la percepción que anima al imaginario colectivo, cada cabeza es un mundo. Reflejándose ello en el ejercicio del talante crítico a que hace referencia el ahora subsecretario de desarrollo educativo de la SEV, en relación a lo que se dice o deja de decirse del gobierno bianual de la alternancia en Veracruz.
A lo que habría que incorporar otro elemento que no puede soslayarse: el factor tiempo, ya que no es lo mismo 45 días en un gobierno de dos años que 45 días en uno normal de seis, dando lugar lo mismo a impaciencia por parte de los gobernados que a desesperación e impotencia del poder público para legitimarse en un plazo tan perentorio.
Uriel Flores nos dice en un recadito como colofón a su artículo: “El pesimismo de la inteligencia contra el optimismo de la voluntad”. Frase razonable, el voluntarismo irracional siempre estará en contraposición a la inteligencia y, yo agregaría, al sentido común, puesto que en el caso que nos ocupa, suele pensarse en la cúpula del poder que el ciudadano de a pie careciendo de inteligencia fundamenta su pesimismo en la ignorancia y no en el optimismo voluntarista que se pretende inocularle desde las esferas del poder.
Y hago referencia al sentido común, porque nadie puede ignorar que la inviabilidad del gobierno de la alternancia no reside únicamente en el estilo personal de gobernar del Sr. Miguel Ángel Yunes Linares o de los propósitos de una alianza PAN-PRD circunstancial y perentoria, sino que, fundamentalmente en el contexto que da marco al desempeño de un gobierno que pretendiendo navegar contra la corriente, está sujeto a una cruda realidad que oponiéndosele, condiciona presente y futuro del país y por ende, de la entidad veracruzana.
La gente no es tan tonta como se piensa. Observa, calla y guarda en el morral sus percepciones y conclusiones esperando su oportunidad como en junio pasado; nadie en su sano juicio, puede asegurar sin un dejo de pesimismo que la realidad que lastima a las mayorías gracias a políticas públicas contrarias al interés nacional, como el gasolinazo y la brutal pérdida real de la capacidad de compra del salario, rebasa por mucho optimismo y buena voluntad del gobierno actual de Veracruz en su pretendido afán de rescate de una entidad cuya crisis tiempo ha tocara fondo.
Ante “la crítica facilona” cabe entonces la “piel gruesa” y poco sensible, aceptándose que en la relación gobierno-prensa, cercanos o distanciados del bien común, como en el juego de Juan Pirulero uno y otro atendiendo a su juego lleva agua a su respectivo molino. No hay de otra… por ahora.
En el inter, la crisis multidimensional y multisectorial que afecta a Veracruz sigue sin respuesta que valga.
Hojas que se lleva el viento
No se murió la gallina de los huevos de oro, gobiernos neoliberales por más de 30 años le retorcieron el pescuezo, como bien afirmara López Obrador. Políticas públicas entreguistas, corrupción y saqueo, imprevisión y pésima administración, dieron al traste con la industria energética nacional hoy a merced de las trasnacionales domésticas y extranjeras. La reforma energética auspiciada por los gobiernos de Fox y Calderón e implementada por Peña Nieto, fue sólo la puntilla.
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Siempre oportuno y a caza de la ocasión, el Sr. senador Héctor Yunes Landa nos dice que hay que prepararse para lo que viene, recomendándole a los veracruzanos generalidades y lugares comunes pero, eso sí, sin comprometerse a emitir propuestas concretas que, como legislador debería elevar como iniciativas al Congreso de la Unión en previsión a las arremetidas del presidente electo de los EE UU. Tampoco reconoce, como es lógico, la necesidad de presionar al Sr. Peña Nieto para que dé marcha atrás a sus presuntas reformas estructurales que, como la energética y laboral ponen a la sociedad contra la pared.
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Gobierno de Veracruz, duro y tendido en todos los frentes contra molinos de viento. Hombre orquesta solo contra el mundo, más que gobernador operador político, Yunes Linares olvida que gobernar es saber delegar.
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Como reportero laboró en los diarios, “Tiempo” y “El Imparcial de Xalapa”, del que fuera jefe de redacción. Fundando más tarde el boletín diario de noticias “Correo de la Noche” y la revista “Análisis”, en la capital veracruzana.
Se incorporó a la Confederación Nacional Campesina, participando como delegado del CEN en el Plan Chontalpa, Tabasco. En el sector público federal prestó sus servicios como Sub residente de promoción social y económica de la Comisión del Grijalva en el Plan Balancán-Tenosique; Subdelegado de organización de la SRA en Quintana Roo y Yucatán; Supervisor técnico en el sureste del Fideicomiso de Organización y Capacitación campesina del BANRURAL; Jefe de la Unidad de Supervisión y control de la Delegación de la Secretaría de Programación y Presupuesto en Yucatán; Director de Evaluación Regional en la Subsecretaría de Evaluación de la SPP; Gerente del Banco Nacional Pesquero y Portuario para los estados de Yucatán y Quintana Roo; Delegado federal de Pesca en Quintana Roo; Responsable de promoción de proyectos productivos pesqueros, en la Comisión Intersecretarial para la atención de La Chontalpa y Región Lagunar del Estado de Tabasco.
También se desempeñó como Jefe de la Unidad de Supervisión del Comité Promotor de Desarrollo de Yucatán, Director de Fomento Industrial en el gobierno del estado de Yucatán, y como Secretario Estatal de Pesca en el de Quintana Roo.
Retomando el periodismo actualmente edita el Semanario en línea Pulso crítico y como articulista independiente sus colaboraciones se publican en diversos medios digitales en el internet.