¿Dónde están?

  • Mujeres Que Saben Latín

Por Estela Casados González

Durante este año han desaparecido 211 mujeres en el estado de Veracruz. Un día salieron de su casa y no regresaron. Iban de viaje, al trabajo, a la escuela o a disfrutar de su tiempo libre y no se les volvió a ver.

Las cifras siguen en aumento, al igual que el número de las familias que viven en el filo de la desesperación, cuya tranquilidad se fue y la esperanza pende de un hilo.

En el pasado “puente patrio”, las “redes sociales” fueron un hervidero ante la desaparición de Lizbeth Campechano Yan, una chica de 15 años que iba de la escuela a casa, pero no llegó a su destino.

A pesar de la solidaridad para la difusión y exigencia porque apareciera, poco o nada se supo del caso. Solo los acostumbrados desatinos de la Fiscalía General del Estado, la cual, en un confuso y descuidado comunicado, abonó a la desinformación. ¿Quién elaborará esos comunicados tan mal redactados que solo evidencian poca humanidad, carencia de acción estratégica ante la sustracción de una menor y desconocimiento absoluto de los derechos humanos de las mujeres?

Por fortuna este martes se reportó que fue encontrada en Nuevo Laredo, Tamaulipas. Un acierto entre cientos de desatinos.

Poco o nada les importa que Veracruz se encuentre en medio de dos solicitudes de Alerta de Violencia de Género, que la Secretaría de Gobernación ha emitido recomendaciones para mejorar la situación de emergencia que vive la población femenina de la entidad y que la mayoría de esas recomendaciones tienen en la mira a la Fiscalía. Les da igual.

Prefieren ignorar que uno de los negocios más redituables para el crimen organizado es el tráfico y trata de personas.

Pilar, Beatriz, Laura, Gloria, Trinidad, Marlen, Karen, son los nombres de algunas adolescentes y jóvenes que han desaparecido en nuestro estado durante este año. De otras 54 más no se sabe su nombre.

También desapareció en Coatzacoalcos Mebis Oneyda, una chica de 20 años, originaria de Honduras. Desde marzo no se ha sabido nada de ella. ¿Cuántas mujeres de Centroamérica que transitan por Veracruz “se han esfumado” sin que nadie diga nada?

53 municipios veracruzanos cuentan, al menos, con una mujer desaparecida. Los medios de comunicación reportan que 31 mujeres han desaparecido en Xalapa, capital del estado. Otras 22 en Coatzacoalcos. 21 en el municipio de Veracruz, 18 más en Minatitlán y 10 en Córdoba.

También hay 4 casos de mujeres que salieron de su casa para desplazarse a un municipio vecino y nunca llegaron a su destino, por lo que se desconoce en qué punto del trayecto desaparecieron.

No son números. Son personas. Son niñas y adolescentes. Del total de desaparecidas, 97 tienen entre 12 y 18 años. ¿Por qué desaparecen tan jóvenes? Solo es una pregunta.

Nada causa más temor que ver como normal aquello que no lo es. La gente se espanta cada vez que se difunde una nueva desaparición, para luego volver a sus actividades cotidianas. Nos hemos acostumbrado a vivir cuidando de las jóvenes y adolescentes.

Nos hemos atrincherado en nuestro feudo personal tratando de defender a aquellas que están en nuestro entorno, pero poco hemos hecho para protegernos colectivamente.

Se nos ha ido de las manos esta situación. La seguridad e integridad de las mujeres ya no depende de nosotras mismas. Con las autoridades no contamos. Hemos permitido que se desentiendan y nos culpabilicen por todo lo malo que nos pasa.

Y, a todo esto, ¿por qué se dice que desaparecen? ¿Se esfuman mientras caminan? ¿Se vuelven invisibles por voluntad propia o por la orden de alguien más?

Las mujeres no desaparecen. Son sustraídas, llevadas a algún lugar. Eso es lo que realmente sucede. Hay que preguntarse a dónde y quiénes se las llevan.

Debemos reconocer que Veracruz vive un estado de emergencia en donde las nuevas generaciones son vulneradas en sus derechos fundamentales. ¿Por qué ha aumentado el número de “desapariciones” de mujeres y niñas a la par de la falta de eficiencia de las autoridades correspondientes para resolver estos casos?

Son muchas preguntas, pocas las respuestas, bastantes las conjeturas.

Desde Mujeres Que Saben Latín les invitamos a no permanecer indiferentes. Debemos unirnos en la exigencia para que los casos se resuelvan, para que este estado de emergencia que padecemos las veracruzanas cese de una vez.