Alternancia y respaldo social

  • J. Enrique Olivera

Si partimos del supuesto de que en la elección de junio al voto de los simpatizantes de Miguel Ángel Yunes Linares se sumara el del descontento y hartazgo,  dando el triunfo a la alianza PAN-PRD y con ello, dar paso a la alternancia en el gobierno de Veracruz, habría entonces que considerar que ante el pedestre diferendo entre  Javier Duarte de Ochoa y su sucesor,  no son pocos los veracruzanos que hartos de dimes y diretes descalifican a ambos por igual.

“Tan malo el pinto como el colorado”, es lo que se escucha. Mermando el respaldo inicial otorgado en las urnas al hoy gobernador electo.

 Descontento y hartazgo no tienen color de camiseta. Luego el voto de castigo que beneficiara al PAN-PRD,  no necesariamente representa un cheque en blanco para Yunes Linares. Tan volátil es,  que de la noche a la mañana lo mismo puede expresar confianza en la alternancia para obtener respuesta a sus expectativas de retorno a la normalidad democrática, paz social y bienestar, que amplio rechazo caso de no cumplirse con lo que la ciudadanía espera del cambio de estafeta.

De ahí que el capital político con el que iniciará Yunes Linares su mandato, a mi juicio estará sujeto en el futuro inmediato al alza o a la baja conforme se frene o continúe  el clima de incertidumbre y malestar que aqueja a una gran mayoría de  los veracruzanos. Y este estado de ánimo, por lo que se alcanza a observar,  no necesariamente va de la mano con la oferta política, económica y social de una alternancia que, para empezar, aparentemente no cuenta con el respaldo presidencial pues de otra manera Peña Nieto ya hubiera frenado a Javier Duarte en su estrategia de defensa al costo que sea.

Oferta que habrá de concretarse en el llamado “Plan Estatal de Desarrollo” que, su momento será aprobado por la Legislatura local y, que, siempre a mi juicio, no es garantía de congruencia en la tarea de rescatar a la entidad de la situación que se viene arrastrando a lo largo de la última década.

Esto último podría confirmarse con la tónica de la orientación tecnocrática que se pretende dar al “Plan Estatal de Desarrollo”, basada en algo tan jalado de los pelos como “una economía creativa para Veracruz” (De Interés Público 2016/08/09), tesis sustentada por el  economista Francisco Montfort en su carácter de coordinador responsable de la elaboración del documento y que a todas luces está fuera de contexto ignorándose la realidad real del país y de la entidad.

A ello habría que sumarle el hecho de que en el ámbito de la política política, la alternancia no será torpedeada únicamente los partidos políticos opositores, también por el “fuego amigo” de entre las filas de un PAN dividido, así como por las naturales contradicciones de una alianza que, ante la proximidad de los comicios municipales del 2017 y la “madre de todas las batallas” en el 2018, se antoja endeble y de muy corta duración si se considera que el PRD para sobrevivir debe renunciar a sus coqueteos con la derecha e intentar rescatar su identidad como partido de izquierda electoral, dejando sólo al PAN en la tarea de gobernar.

Luego cabe  preguntarse si el gobernador electo contará con una base social sufrientemente amplia como para que durante su mandato la fiesta marche en paz. El tiempo se encargará de poner las cosas en su exacta dimensión, empero, en el presente más allá del pleito que domina el escenario mediático, la economía veracruzana sigue cuesta abajo sin visos de interés alguno por su rescate y reordenación.

Hojas que se lleva el viento

A rio revuelto ganancia de pescadores. Conforme empiezan a pesar en las espaldas de Miguel Ángel Yunes los kilos perdidos de Javier Duarte, priístas como el senador Héctor Yunes Landa ven en la crisis veracruzana oportunidad para llevar agua a su molino. El 2018 está a la vuelta de la esquina y los anhelos de revancha están a la orden del día.

No está de más insistir. Morena no debe perder tiempo subiéndose al ring mediático. La tarea de construcción de una estructura partidista desde abajo que responda a los retos del 2017 y 2018,  tiene prioridad.

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J. Enrique Olivera

Como reportero laboró en los diarios, “Tiempo” y “El Imparcial de Xalapa”, del que fuera jefe de redacción. Fundando más tarde el boletín diario de noticias “Correo de la Noche” y la revista “Análisis”, en la capital veracruzana.  

Se incorporó a la Confederación Nacional Campesina, participando como delegado del CEN en el Plan Chontalpa, Tabasco. En el sector público federal prestó sus servicios como Sub residente de promoción social y económica de la Comisión del Grijalva en el Plan Balancán-Tenosique; Subdelegado de organización de la SRA en Quintana Roo y Yucatán; Supervisor técnico en el sureste del Fideicomiso de Organización y Capacitación campesina del BANRURAL; Jefe de la Unidad de Supervisión y control de la Delegación de la Secretaría de Programación y Presupuesto en Yucatán; Director de Evaluación Regional en la Subsecretaría de Evaluación de la SPP; Gerente del Banco Nacional Pesquero y Portuario para los estados de Yucatán y Quintana Roo; Delegado federal de Pesca en Quintana Roo; Responsable de promoción de proyectos productivos pesqueros, en la Comisión Intersecretarial para la atención de La Chontalpa y Región Lagunar del Estado de Tabasco. 

También se desempeñó como Jefe de la Unidad de Supervisión del Comité Promotor de Desarrollo de Yucatán, Director de Fomento Industrial en el gobierno del estado de Yucatán, y como Secretario Estatal de Pesca en el de Quintana Roo.

Retomando el periodismo actualmente edita el Semanario en línea Pulso crítico y como articulista independiente  sus colaboraciones se publican en diversos medios digitales en el internet.