El “general” Bermúdez y el lavado de dinero

  • Mussio Cárdenas Arellano

Con pena y sin gloria se va el “general”. Deja Arturo Bermúdez la Secretaría de Seguridad por sus mansiones en Texas, por lucrar con la violencia, por los levantones de la policía duartista, la delincuencia operando impune y, sobre todo, por la sombra del lavado de dinero.

Detona el caso Woodlands la enésima crisis del duartismo, halladas 11 propiedades a su nombre, el de su esposa, sus hermanos, sobrinos e hijastro, los Mansur y Manzur, Grappa y Espinoso, los Bandín y Cohen, Karime Macías, su mamá y hermana, en Harris y Montgomery, dos condados de Texas, Estados Unidos, que advierte que a los amigos de Javier Duarte les gusta la vida de sultán.

Súbita, la renuncia se da el jueves 4. Horas antes Aristegui Noticias divulga el hallazgo: cinco propiedades en el exclusivo fraccionamiento de Woodlands con valor de 2.4 millones de dólares, 45 millones de pesos —en total son 11 viviendas con un costo de 85 millones de pesos—, que derivó en la sospecha de que son piezas de un operativo de lavado de dinero.

Se va Bermúdez Zurita de manera intempestiva, sin relevo en el cargo, quedando la Secretaría de Seguridad en manos del subsecretario Nabor Nava, que es como si el “falso general” no se hubiera marchado.

Dice Bermúdez que su partida es para aclarar que lo suyo es producto de su esfuerzo, años de trabajo sin tregua, visión de empresario de la seguridad, compañías en diversos giros, la familia involucrada.

Refiere que a nadie le comentó que tenía cinco viviendas de superlujo en Woodlands, dos a nombre suyo y tres al de su esposa Sofía Lizbeth Mendoza Hernández, y nada comenta sobre otras que aparecen como propiedad de su hermano Miguel Ángel, o sus sobrinos Jesús y Gerardo Bermúdez González, o su hijastro, Alan Israel Romahn Mendoza. En total 11 mansiones.

Lo respalda Javier Duarte, su amigo y cómplice, el que apostaba que primero renunciaría él al cargo de gobernador antes que Bermúdez dejara la Secretaría de Seguridad Pública de Veracruz.

Simula no saber que en Woodlands invierte sus ahorros el “general de cero estrellas”, Arturo Bermúdez, desconocer que posee cinco mansiones —aunque en total son 11—. No lo sabía y las residencias de Arturo Bermúdez son vecinas de las de la familia Duarte y su red de prestanombres.

No cesa a Bermúdez por la violencia, los ejecutados, los levantados, su policía al servicio del crimen organizado —caso Tierra Blanca— o por el secuestro, la tortura y el montaje para encubrir sus crímenes —caso Gibrán—, lo que constituyó un escándalo y la presión de una sociedad harta de que sus fuerzas de seguridad sirvan al crimen organizado.

¿Hay algo más contundente que un cochinero así? Sí, lavarle el dinero malhabido a Javier Duarte.

Demostraron los hechos que, como siempre, el hilo se revienta por lo más delgado. Y aunque Bermúdez era el cabo más sólido en la pandilla duartista, cayó.

Sabíase que las broncas del gobernador de Veracruz aterrizan en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, vigilado por el Sistema de Administración Tributaria, seguido de cerca, escudriñado cada movimiento empresarial, y los de sus allegados.

Vigila el SAT a Javier Duarte también, a la red de prestanombres, a los familiares del gordobés, a los Mansur, a sus empleados y amigos porque todos, con diversas transacciones, movimientos de empresa a empresa, con holdings que captan recursos, con controladoras de dinero, van encubriendo el saqueo a Veracruz y el destino de lo robado.

De ahí que el gobernador electo, Miguel Ángel Yunes Linares sostenga categórico que Bermúdez Zurita es lavador y el vínculo de Javier Duarte con el crimen organizado.

Así lo reseña Milenio Televisión:

“ ‘El dinero tiene su origen en dos fuentes: primero la corrupción brutal en el gobierno del estado de Veracruz; segundo el lavado de dinero: (Bermúdez) es el vínculo del gobierno del estado con la delincuencia organizada y él lava dinero.

“Yunes aseguró —dice Milenio— que el ex secretario de Seguridad es el principal prestanombres de Duarte, por eso el mandatario en funciones lo ha defendido. ‘Es su prestanombres, obviamente, está en riesgo el patrimonio de Duarte’.

“El gobernador electo argumentó que a un funcionario público estatal que esté relacionado con temas de seguridad pública no tiene tiempo para administrar otros trabajos y mucho menos tener tiempo para manejar otras empresas.

“ ‘He trabajado en seguridad pública, son cargos muy demandantes en términos de tiempo, prácticamente uno le dedica las 24 horas del día a esta responsabilidad. La pregunta es ¿a qué hora trabajaba este señor en otras tareas que le dejaron para constituir 24 empresas?’

“El próximo mandatario veracruzano detalló que Bermúdez Zurita tiene 11 propiedades en Houston, varios inmuebles en la Ciudad de México y administra 15 empresas de seguridad privada”.

Hay más. Dispone el SAT ya de un universo de información que acredita cómo, a través de qué holdings, quiénes lo integran, cómo triangulan los recursos para lavar el dinero de Javier Duarte, las cuentas bancarias, el mecanismo que enmascara el desvío de recursos.

A la par, embiste la Procuraduría General de la República a la pandilla duartista, la cerca, la lleva a un escenario de culpas y delitos.

Comparecen funcionarios. Son citados legisladores que mejor se cuidan de no esgrimir fuero alguno para no acrecentar las sospechas de que tienen el lodo hasta el filo d ella nariz. Es la presión del gobierno federal que ser cansó de los desplantes de Javier Duarte.

Terrible jornada para el duartismo. Es jueves 4. Habla Iván López Fernández, el ex contralor, y les receta un reproche a los suyos y a los contrarios: hubo simulación en diversas dependencias del gobierno duartista, los titulares omisos, quizá hubo negligencia o dolo, y también funcionarios de la Auditoría Superior de la Federación se excedieron en sus atribuciones.

“Se están aportando elementos por cuestiones que yo diría tienen que ver con una simulación administrativa —dice el ex contralor— que los mandos medios y superiores han hecho del Gobierno del Estado y que conlleva a tener todo este tipo de aclaraciones que yo veo innecesarias, pero hay que hacerlo, como parte de la responsabilidad de ex funcionarios que a veces tenemos.

“También yo veo muy importante poder acreditar que hay ciertos criterios, yo no podría hablar de la Auditoría Superior, porque no me compete ni es el momento, pero hay un funcionario de apellido Tristón, no sé qué, que el señor se siente, a mi manera de ver, porque ya repasamos la normatividad, pues siente que él puede hacer lo que quiera hacer, en el sentido de ampliar, denunciar, querer, poner”.

Jueves de pánico en el duartismo. Cita la PGR al círculo más allegado a Javier Duarte, implicado en desvío de recursos federales a Veracruz.

Van por los Tarek, los Benítez, los Charleston, los Aguirre, los Audirac. El tema es la simulación con los reembolsos al gobierno federal por no haber solventado observaciones de la ASF, por no justificar la aplicación de esos dineros con obra pública.

Cerca la PGR, cerca el SAT a Javier Duarte y sus alfiles, los tesoreros, los titulares de Finanzas y Planeación, responsables del engaño a la ASF, al gobierno federal.

La voladora va. El asunto es el lavado de dinero, la red de prestanombres, la red de complicidades.

Se alerta el círculo duartista. Lo de las mansiones de Arturo Bermúdez es un foco rojo. Y una insensatez de preescolar. Y una locura. ¿A quién se le ocurre adquirir 11 casas de lujo en el mismo fraccionamiento, en Woodlands?

Obvia la intención, el asunto es comprar masivamente y a futuro vender, con mejor precio, multiplicando los ingresos. Así se lava.

Lo de Bermúdez es nada: propiedades por 85 pinchurrientos millones de pesos. José Antonio Mansur Beltrán, titular de la controladora M1 Woodlands, amigo de Javier Duarte, tiene propiedades por 105 millones de pesos; el diputado Edgar Espinoso Carrera, 78 millones; José Antonio Bandín Ruiz, 83 millones.

Más que los montos de las mansiones, lo que destaca es cómo fueron adquiridas, la triangulación del dinero y al paso del tiempo la venta para convertirse en recursos líquidos.

Al duartismo le siguen la pista por el lavado de dinero y por el uso de recursos de procedencia ilícita, por la red de prestanombres, por el enriquecimiento inexplicable.

Bermúdez ya cayó. Y el SAT va por Javier Duarte.

Archivo muerto

Dos muertos, baleados, guardias del ex gobernador Miguel Alemán Velasco. Custodiaban la mansión en Ciudad Satélite y tras un tiroteo Javier Rodríguez Sánchez y Ángel Rodríguez Rodríguez perdieron la vida. Según boletín del empresario y ex mandatario veracruzano, ocurrió una discusión, desenfundaron su arma y dispararon mutuamente. Alemán y familia no se hallaban en la vivienda. Lamentaron la muerte de ambos, pues “fueron siempre apreciados colaboradores  de alta estima por la entrega y dedicación a su trabajo. La familia Alemán expresa sus más profundas condolencias a sus familiares y amigos”. ¿Fue así? Especulan en las redes, en columnas políticas, entre priistas y no priistas. ¿Fue intento de robo, secuestro, un ataque contra el ex gobernador?…

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