María Inés: construyendo la derrota

  • Mussio Cárdenas Arellano

A los tumbos, ignorada y desdeñada, va María Inés Núñez Monreal a la cita con su destino: la derrota.

Vilipendiada, repudiada entre panistas y perredistas, sacada de las filas del PRI, la candidata de la coalición PAN-PRD a diputada por el distrito Coatzacoalcos Urbano, literalmente no sabe leer una línea.

Se le ve en el debate de la televisora del Clan de la Succión peor que mal, anquilosada, rezagada, sin audacia y menos oficio para enfrentar en el terreno de las ideas a quienes, como ella, aspiran a integrar el Congreso de Veracruz.

Lee mal. Habla mal. No proyecta. O sí, proyecta fatal.

Se desploma aún más, cuando su candidatura es un auténtico agravio a quienes militan en las filas del Partido Acción Nacional y más aún a lo que queda del desvencijado Partido de la Revolución Democrática.

Llega al debate con negativos superlativos, su paso por el PRI donde fue tesorera municipal y regidora, su vida de oropel que se refleja en las páginas de sociales, un desayuno por aquí, un baby shower por allá, el bautizo o la fiesta de Navidad.

Pero de caminar las colonias, sumirse entre el lodo, compartir la tortilla y la sal, solidaria con los pobres y los necesitados, ni un sueño.

Así es María Inés Núñez, la candidata del PAN-PRD que nació políticamente muerta, inventada de oposición en un alarde de ocurrencia, sacada del PRI al cuarto para las 12 con una improvisada renuncia que no impactó a nadie.

De su salida del PRI, dirían los priistas, dirigentes y bases militantes, que fue como si un fantasma hubiera partido, tan transparente en sus días en el tricolor que nadie notó que existiera.

Habla en el debate provocando el estupor. No improvisa, no domina tema alguno, no muestra soltura.

Años pasó María Inés Núñez, zacatecana ella, como la diputada federal Rocío Nahle García, en el ámbito público y no termina de captar cómo es el arte de hablar.

La supera Juan Aldana, petrolero, candidato de Nueva Alianza, que también lee pero se observa suelto, curtido en la lucha por la defensa de la industria petrolera, aunque cuestionado por pasar del PRD al Panal, partido satélite del PRI.

La deja atrás Armando Rotter Maldonado, ex alcalde de Coatzacoalcos, una figura aún por su obra en colonias, la construcción del Instituto Tecnológico, los acuerdos para impulsar el Corredor Transístmico con una veintena de alcaldes de Veracruz y Oaxaca, su impulso a la formación empresarial, increpado, sin embargo, por saltar de partido en partido, de la oposición a las rémoras del PRI y terminar en una caricatura llamada Partido del Trabajo.

La opacan Víctor Rodríguez Gallegos, candidato del PRI, Amado Cruz Malpica, de Morena, Jaime Quintanilla, del Verde, con un historial nefasto éste como para ser representante del penal Duport-Ostión pero tras las rejas.

Hay mejor desempeño, mucho mejor, en Sarahy Sánchez Serrano, políticamente desconocida, esposa del ex subdelegado de Profeco, ex panista, Moisés Zarco Lacunza, candidata por Alternativa Veracruzana por azares políticos cuando las aspirantes propietaria y suplente, Lu-pilla Félix de Theurel y Gloria Santos Navarro, decidieron no ir.

La rebasa Hugo Hau, el líder de taxistas, ex priista, conductor del programa radiofónico Guardianes del Camino —o Ruleteros de la Noche—, con nuevo look, sin su corte de coco, que pondera la protesta y la manifestación.

Todos mejor que la candidata yunista azul, decepcionante su intervención, no por su texto sino por su falta de habilidad para la expresión, sin capacidad para persuadir, sin fijar la idea de sus palabras en la mente de nadie.

Difícil recordar una cátedra de tanta intrascendencia, vacíos mentales, lugares comunes y demagogia eterna, embustes descomunales.

O los pincelazos de crítica al enriquecimiento de los que ejercen el poder. Ahora sí, tras 11 años de silencio, sin chistar doña María Inés, mutismo cómplice en los días en que Fidel Herrera y su títere Javier Duarte han ejercido el poder.

Dice, por ejemplo, la candidata del PRIANPRD, que buscará dignificar y darle credibilidad a los legisladores, generando confianza entre la ciudadanía. “Los diputados bajo ninguna circunstancia deben ser empleados del ejecutivo estatal, ni servir ni favorecer a sus caprichos. Por el contrario servir y trabajar para ustedes. Quiero que tengan la confianza que cumpliré con mi compromiso legislativo y no utilizaré la diputación para brincar a otro puesto o cargo público”.

Qué osadía. Desliza María Inés Núñez su fobia al trapecio, al uso de los cargos públicos para saltar como chapulín, cuando que no bien dejaba el PRI y horas después era investida como candidata de la coalición “Unidos para Engañar a Veracruz”, llevando al infarto a perredistas y panistas.

O sea, saltar de un partido a otro, sí; de un cargo a otro, no. Ajá.

Ofrece nuevas leyes. Modificar el marco legal actual. Cambiar las leyes “que tanto daño le hacen a la ciudadanía y que sólo han beneficiado al grupo en el poder, solapando las componendas y el abuso del gasto excesivo y sin control, impidiendo con ello el desarrollo el nuestro distrito”.

Supina ignorancia. México no requiere nuevas leyes. Requiere que se cumplan las que hay. No se exige una nueva Constitución sino que se le dé vigencia a la actual. El punto es la impunidad que nace del desdén a la ley.

Hoy sí habla de amarrarle las manos a los corruptos. “Es fundamental que los diputados sea precursores de la lucha contra la corrupción. Se deberá exigir la investigación del enriquecimiento ilícito y el uso indebido de los recursos públicos  de nuestro estado”.

Y cuando era priista, ¿qué tal?

Toca el tema del empleo y dice que las leyes sólo benefician a los grandes monopolios. Y luego describe el contrasentido: Coatzacoalcos, municipio rico y atrapado en sus rezagos.

Tiene la tasa de desempleo más alta. Así se explica, dice, el comercio informal. Escasean las oportunidades. Se carece de empleo. Hay pobreza y miseria. Somos tierra fértil para la delincuencia.

“Al llegar al Congreso del Estado impulsaré políticas públicas para que la inversión sea un detonante para la inversión de nuevos empleos y apoyo a la micro y mediana empresa, dando seguridad jurídica”, dice María Inés Núñez.

Su diagnóstico de la seguridad es lo único rescatable de su discurso. El pueblo requiere garantías de protección.

“Coatzacoalcos es la ciudad  más violenta en el estado ocupando el primer lugar en violencia hacia las mujeres y niñas”, agrega.

Municipio y estado, dice, han sido rebasados por la delincuencia. La violencia no cesa. Asegura que no se sabe qué ocurre en las corporaciones policíacas y es indispensable rediseñar el modelo de seguridad.

¿No se sabe? Sí se sabe. La corrupción permea a la policía. El duartismo se entiende con el hampa, con el crimen organizado, con la delincuencia común.

Fidel Herrera trajo a Veracruz el reino del Los Zetas, antes al Cártel del Golfo, y en esos días, cuando María Inés Núñez era priista, sólo se podía escuchar su silencio.

Nada le sirve a la candidata del PRIANPRD, María Inés Núñez. El texto es lo de menos. Pero al hablar lo destroza. Su lectura es patética, de kinder, frente a candidatos que hablan sin mesura, provocando al rival, golpeteando, exhibiendo que la podredumbre anida en cualquier partido.

Si observa, y se observa, algo le debiera aprender a Sarahy Sánchez Serrano, novata en estas lides, cáustica, hablando del saqueo y la corrupción, con ímpetu, quizá sobreactuada pero contundente, identificando los lastres del PRI, el adeudo a la UV, la deuda descomunal, la magia de Fidel y la magia de Javier Duarte, que a la vista de todos desaparecieron lo que había en las arcas.

Con esa candidata rema Miguel Ángel Yunes, perdido el distrito para la coalición “Unidos para Engañar a Veracruz”.

Va María Inés Núñez Monreal a la cita con su destino: la derrota.

Y arrastra a Yunes azul.

Archivo muerto

¿De qué progreso habla Jaime Quintanilla? ¿De qué empleos? Mitómano, embustero, traficante de sentencias judiciales, dice que candidato del Partido Verde a diputado por Coatzacoalcos Urbano que “yo si sé cómo generar empleos, a mí nadie me lo cuenta”. Falso. No los genera, los bloquea, los frustra. Va la anécdota: Rico entre ricos, llegó a Coatzacoalcos Moisés Saba, accionista de TV Azteca, dueño de Casa Saba, de Unefón y IUSA, con una de las cuenta bancarias más abultadas de México, fallecido en 2010 cuando su helicóptero se desplomó en Cuajimalpa, en el DF. Era 2004 y alcalde Luis Rafael Anaya Mortera. Le ofrecía el Club Campestre una fracción de terreno en lo que hoy es la automotriz KIA, en el bulevar Palmitas-Conalep. Planeaba Saba edificar ahí dos torres departamentales de 20 pisos cada una, invirtiendo cientos de millones de pesos. Testigos de ello, los directivos del Club Campestre, encabezados por el ex alcalde Juan Hillman Jiménez, Anaya Mortera y el entonces director de Desarrollo Urbano municipal, Joaquín Caballero Rosiñol. Listo el convenio, el cheque en la mano, tomó la palabra Jaime Quintanilla Hayek y acabó con el proyecto. Dijo que nadie compraría un departamento de 5 millones de pesos, que no era costumbre en Coatzacoalcos, que lo mejor era no engañar. Y Saba tomó su cheque y se fue. Eso sí, Jaime Quintanilla lo llevó a conocer otros terrenos que él le vendería a mejor precio. Tan buenos sus predios, que ahí se atascó. “Yo sí sé cómo generar empleos, a mí nadie me lo cuenta”, dice ahora quien frustró lo que pudo ser un detonante de la economía regional, no sólo por la construcción de las torres departamentales sino por otros proyectos que lograría atraer. Esa es una… Algo pasa. No se ve una lona, un espectacular, una manta con el rostro y el nombre de Héctor Yunes, mucho menos el emblema del PRI. Ocurre en diversas colonias de Coatzacoalcos, en la Prócoro Alor, en la Teresa Morales, en la 20 de Noviembre, en la Benito Juárez. O hay propaganda en contadas viviendas. Nadie opera a favor del candidato del PRI al microgobierno de Veracruz. Ni el marcelismo se mete ni el hectoryunismo hace nada. ¿Sabrá Héctor cómo se fragua la traición? ¿O en una plaza que se inclina a favor de Morena, mejor ya no invertir más?… Bodega con enseres domésticos, despensas, apoyos para quienes constituyen el voto duro del PRI. Se halla en la quinta calle de avenida Díaz Mirón. Es una casa de seguridad, en el centro de Coatzacoalcos. Lo saben los vecinos. Lo saben los priistas y los no priistas. Los únicos que andan en la luna los yunistas azules y los morenistas, unos pensando en la derrota que se ve venir en el distrito 29 y otros creyendo que ya nadie los baja del carro de la victoria… Caballo de Troya entre el yunismo azul. Deja un tiradero Elías Assad, el operador de medios de Miguel Ángel Yunes Linares, en la franja Córdoba-Orizaba. Ofrece y no cumple. Traba convenios y no se vuelve a parar por ahí. Desoye llamados, no responde mensajes, tira de a lucas a la prensa en aquella zona, donde el bueno sigue siendo Juan Bueno, y hasta Gerardo Buganza, alias Sor Buganza, supera a Yunes Linares. Así de mal anda la relación, la ira y el resentimiento, que cada que llega un comunicado a los medios de comunicación, lo eliminan, y si les llega impreso, lo envían al cesto de la basura. Cuentan los colegas que es mejor publicar lo de Héctor Yunes y Cuitláhuac García, candidatos del PRI y Morena, que los alardes de Yunes azul. Y eso sería lo menos grave, pero hay algo peor. “De una semana para acá, comenzaron a dar línea para madrear a su mismo candidato”, dice una fuente. “De repente frenaron todo, dejaron de responder las llamadas y no atienden mensajes”. Y la joya de la corona: “Por vía de otros panistas, han mandado a decir —Elías Assad— que les vale madre, que no tienen nada firmado y que no les interesan las buenas relaciones”. ¿Quién dijo que cuando el barco hace agua, las ratas no lo piensan para saltar? Elías Assad, libanés, es de todas las confianzas de la familia Yunes azul. Manejó prensa para Fernando, el senador, y la información de Miguel Ángel Yunes Márquez en la alcaldía de Boca del Río. Es de los suyos pero pareciera que no. ¿O sea es la instrucción?…

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