Posicionamiento MQSL ante reforma al 4o. constitucional

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Por: Mujeres que Saben Latín

Y aquí estamos. Nuevamente discutiendo un tema que en otras sociedades ya ha sido superado y que sin embargo aquí nos mantiene en un estancamiento que no sabemos a quién o a qué beneficia. Aquí seguimos, diciendo lo mismo que en 2009, sobre la inviabilidad constitucional de “proteger la vida desde la concepción hasta la muerte natural”, con la pretendida reforma al artículo 4 de la Constitución local. Seguimos padeciendo la violencia institucional desde los más altos mandos y del más bajo nivel.

¿Somos o no un Estado laico? La Constitución mexicana es muy clara sobre ello en dos de sus artículos, el 24 y el 130. Lo es también la ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público. Ambas establecen límites a las organizaciones de culto religioso en México y definen la barrera entre el Estado y la Iglesia. Sin embargo, en Veracruz parece que eso no aplica. En franca violación al Estado laico, la iglesia católica convoca a su feligresía, para manifestarse desde su fe para que el Congreso vote la reforma a la ley que criminaliza a las mujeres.

Sí, las criminaliza. Aunque autoridades digan lo contrario y traten de mentirosas a quienes esto afirmamos. No hay que tener muchos estudios para entender que una ley tiene más jerarquía que un código. Si bien el código penal del estado de Veracruz, establece causales para la práctica del aborto legal en nuestro estado, y la dichosa reforma dice que las respetará, lo cierto es que al reformar la Constitución local, que es nuestra ley, se abre la puerta para que una mujer que aborte, aún teniendo las causales de su lado, se le imponga la máxima que impulsa esa reforma.

Al respecto cabe hacer una reflexión sobre el término Concepción, que se maneja en esta ley. ¿Qué es la Concepción sino un término religioso? Las leyes serias en los estados democráticos tienen términos legales para definir de manera más real ese momento biológico.

Así mismo es importante reflexionar todo lo que conlleva la protección a la vida. No se trata sólo de oponerse al aborto. Implica asegurar una vida digna para todas las personas a través del acceso pleno a sus derechos humanos, uno de ellos, por cierto, es el derecho a tomar decisiones. Los grupos conservadores han intentado retomar este argumento  a partir de las críticas que las mujeres de la sociedad civil hemos hecho a su poco interés en temas sustantivos como la inseguridad, los feminicidios, secuestros o todo tipo o modalidad de violencia contra las mujeres, pero su forma de hacerlo ha sido como mero colofón y como por no dejar. No hay propuestas sustantivas o reales, porque verdaderamente estos temas no les importan. Ellos sólo se oponen al aborto y punto.

¿Qué vida es la que importa? ¿Cuál es la vida que se defiende en el trayecto de la gestación a la muerte natural? ¿No es acaso también el mismo camino el que recorre la vida de una mujer? Las mujeres tenemos una vida que corre muchos riesgos en todo su desarrollo. Gran parte de ellos son producidos porque aún en el siglo XXI no se nos considera dueñas absolutas de nuestras decisiones. Vivimos en una cultura que nos juzga y condena, sin que se tome en cuenta la diversidad de personas que integramos la sociedad. Bajo este principio las mujeres no podemos decidir sobre nuestro cuerpo sin antes obedecer las normas que nos impone una comunidad que se rige por dogmas de la iglesia católica.

Lo que ahora estamos presenciando en Veracruz es un retroceso en la política estatal. Se utiliza el poder y la representación pública para generar pactos con organizaciones religiosas que no sólo buscan controlar los cuerpos de las mujeres, si no que están tomando por asalto la laicidad. El botín de estos machos de traje, corbata y sotana son los derechos humanos de las mujeres y su libertad.

Los grupos de derecha siguen basando sus ideas en preceptos religiosos y obligan a las y los legisladores a que tomen sus decisiones basadas en prejuicios, so pena de bloquear su carrera política. No importa que con ello se contravengan los estándares y acuerdos internacionales que México ha firmado.

El Estado es laico, no deben legislar basándose en ideas religiosas. ¡Basta de tomar a las mujeres como botín político y que las y los legisladores aprueben leyes basados en sus intereses, sin pensar en la gran mayoría que conformamos este estado, que somos las mujeres!