El pensamiento de las mujeres

  • Mujeres Que Saben Latín

Harmida Rubio G.

Hace poco vi una entrevista que Sabina Berman le hizo a la escritora Ángeles Mastretta. En una parte de la conversación, Ángeles le dijo a Sabina que al principio de su carrera literaria le molestaba que dijeran que ella hacía literatura de mujeres, pero luego entendió que no tenía por qué molestarse; que era precisamente esa otra perspectiva de ver el mundo la que podía ser muy rica para la humanidad. Escuchar lo que por siglos no se ha escuchado del todo.

En la historia de la humanidad, tanto en la ciencia, como la filosofía y el arte, siempre han existido aportaciones de las mujeres, pero pocas veces han salido a la luz sus ideas y han pasado los filtros sociales y científicos de juicio y validez realizados mayoritariamente por varones. Así que es realmente poco lo que conocemos acerca del pensamiento que las mujeres han ido construyendo al pasar de los siglos.

Escritoras, filósofas, científicas y muchas otras pensadoras, no se dedicaron únicamente a temas “propios de su género”, como en algunos ámbitos se suele decir. No es solamente el amor, la casa, la familia, o el cuidado del mundo lo que nos interesa a las mujeres. Hay un universo enorme y una mirada muy interesante acerca de las cosas que podemos aportar ante temas como la vida, la muerte, el cosmos, la sexualidad, la salud, el arte, el alma, la humanidad y muchos otros.

Mujeres como Christine de Pizan, Sor Juana Inés de la Cruz, Olympe de Gouges, Simone de Beauvior y muchas más, en diversos tiempos históricos, reflexionaron acerca del pensamiento de las mujeres. Se preguntaron cómo nosotras contestamos a las preguntas clásicas ¿quiénes somos? ¿de dónde venimos? ¿cómo funciona este mundo? y si nos son válidas las respuestas que se han aportado al respecto. Se hicieron otras nuevas como ¿qué queremos? ¿cómo nos observamos y cómo nos miran los demás?. Se dedicaron también a sembrar el camino para que nuestras reflexiones sean cada vez más escuchadas y no se nos niegue el derecho a pensar.

Pero el pensamiento no sólo se nutre de ingenio, necesita también espacio, tiempo y soporte emocional. Por eso no tendrá la misma producción un científico que sólo se dedique a sus asuntos de investigación, que una científica que además de hacer sus estudios y descubrimientos, también atienda la casa, la familia, o bien, siga teniendo la presión social que muchas veces recae sobre las mujeres que buscan algo distinto a ser madres o esposas, aún hoy en el siglo XXI.

Por eso es muy importante que revisemos, conozcamos y reflexionemos acerca del pensamiento de estas mujeres, que nos han mostrado otra cara del mundo y de la vida. Es un terreno muy rico que para la mente curiosa y libre, es un placer descubrir. La cuestión está en permitirnos esa libertad y curiosidad de pensamiento, y en involucrarnos desde lo individual y lo social para seguir disfrutando y cuestionando nuestros entornos a través también del pensamiento de las mujeres.