No hay malos estudiantes, solo están aburridos

  • Alma Espinosa

El docente realmente interesado en ayudar a sus alumnos a desarrollar un sentido de la lectura no puede mantener fijos los ojos en los materiales literarios con los que cuenta la escuela, debe ir más allá. También debe entender las personalidades, gustos de sus alumnos y las experiencias que ellos presentan cuando se acercan a la lectura.

Esta es una de las conclusiones a las que llegó Teresa de Jesús Márquez Domínguez, quien hace unos días expuso su tesina para obtener el grado de especialista en la Enseñanza de Lengua y Literatura, por la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Xalapa.

Durante poco más de un año Tere Márquez demostró que es posible que una docente transforme su visión de la lectura para compartirla con una población escolar adolescente. Apenas hace unos días aseguré que los maestros no son lectores y que por ello no pueden compartir el gusto por la lectura con sus alumnos. Afortunadamente hay personas que se están interesando por llevar a cabo acciones de verdad contundentes en las aulas y fuera de ellas.

Al exponer su experiencia como mediadora de lectura en un ambiente escolar en el que compañeros docentes se rehúsan a incorporar la lectura literaria en sus vidas y sus aulas, Tere Márquez hizo una afirmación puntual:

“Se debe formar docentes que dejen atrás las ideas tradicionalistas con las que han cargado toda su vida; que se llenen con ideas nuevas sobre la manera de impartir sus clases; que comprendan que la lectura no es cuestión de una sola asignatura, y que de esa manera ellos rompan con los circuitos cerrados que tiene la escuela. Formar buenos lectores deviene en formar buenos estudiantes y, en consecuencia, futuros profesionistas comprometidos con el saber”.

Como si fuera un círculo virtuoso, para tener buenos estudiantes debemos hacer buenos lectores. Esto va más allá y es quizá lo que les falta a muchos docentes comprender: no hay malos estudiantes, solo hay estudiantes aburridos y sin mayor motivación. En salas de lectura los mejores participantes, más entusiastas y que se enganchan con los textos son aquellos considerados por sus maestros como “estudiantes problema”.

Es por ello que coincido con Tere Márquez cuando asegura: “La lectura de literatura en la escuela debe ser prioridad del docente para el bien de sus alumnos”. No hay nada más eficaz para los estudiantes que incorporar la literatura en todas sus asignaturas, sin importar que sean de ciencias exactas, naturales o sociales, siempre habrá un libro para cada tema y para cada persona. 

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Alma Espinosa

Es originaria del Distrito Federal y desde hace más de una década radica en Xalapa. Es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Estudió la especialidad en la Enseñanza de la lengua y la literatura en la Universidad Pedagógica Nacional Unidad Xalapa, donde actualmente es docente. Es egresada de la maestría en Literatura mexicana por la Universidad Veracruzana.

Actualmente cursa el diplomado para la Profesionalización de mediadores de lectura por la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco. Es mediadora del Programa Nacional Salas de Lectura del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Ha impartido talleres relacionados con el tema de la lectura y la escritura, y desde hace dos años es una de las mediadoras que dirige la sala de lectura Equinoccios.

Como periodista ha trabajado en el Instituto Mexicano de la Radio, el periódico U2000. Crónica de la educación superior, y el Departamento de Prensa de la Universidad Veracruzana. Fue gestora cultural en la USBI Xalapa. Actualmente colabora en el área de Comunicación Social del Instituto Veracruzano de la Cultura.