¿Cómo aprendimos a leer y escribir?

  • Alma Espinosa

Hace unos días escuché un sondeo de una estación de radio donde la gente decía que las actividades culturales no se difunden. De las personas encuestadas, de diversas edades, coincidían en que no se enteran de las actividades, pero que tampoco irían porque no tienen tiempo para hacerlo debido a la escuela, el trabajo, los hijos o las tareas del hogar.

Cada uno dio una opción distinta sobre el medio en el que le gustaría enterarse de las actividades: redes sociales, radio, televisión, en la calle. Antes de seguir pensando en nuevas estrategias de difusión, era imposible no inquietarse ante esas incongruencias de quejarse pero a la vez de no tener interés en asistir.

Así que las instituciones culturales y grupos independientes podríamos desgarrarnos las vestiduras en difusión, pero sin disposición todo esfuerzo es nulo. Lo mismo sucede cuando hablamos de lectura, si no hay disposición jamás vamos a lograr ese tan ansiado “México país de lectores”. Esto no quiere decir que afirme que no hay lectores, sí los hay, pero pareciera que no han existido las condiciones para formarnos desde pequeños como lectores.

Si queremos tener un culpable, ese es el sistema educativo que desde niños nos corta el aprendizaje natural del uso de la lengua, su lectura y escritura. Es justo al llegar a la escuela cuando nos enfrentamos a una nueva forma de aprender a leer y escribir. Pasa de ser una forma natural donde llamamos a las cosas por sus nombres, a ver la lengua de una manera fragmentada.

Dejamos de ver la lengua en su contexto, como una parte de todo, para verla como algo aislado; como algo que se compone de forma abstracta por letras unidas, ya no por una idea. Nuestro leguaje deja de ser fluido para pasar a un ma me mi mo mu, sa se si so su, y oraciones sin aparente sentido o familiaridad: ese oso se asea.

Poco a poco todo lo que tiene que ver con la lengua se va tornando en algo difícil de comprender y más fácil de memorizar con fines de evaluación. Así pasamos por todos los niveles educativos y la lectura y escritura se usan con fines utilitarios.

Pero, ¿qué tan bien utilizamos la lectura y la escritura? A propósito del sondeo mencionado recordé la difusión de actividades en redes sociales y las veces en que es evidente que las personas no leen el mensaje completo y preguntan a los administradores de los sitios por algo que ya  está escrito.

Podría pensarse que la cantidad de información que recibimos a través de dichas redes es tan amplia que no podemos detenernos a poner atención. Quizá es también el acceso que tenemos desde dispositivos móviles y que usamos mientras realizamos otras acciones como caminar, manejar o comer.

Y así podríamos seguir mencionando las causas por las que la lectura y la escritura se convierten en algo “difícil”. Sin embargo, cada uno podemos hacer que la lengua nos vuelva a maravillar como lo hacía cuando éramos pequeños. Sin importar la edad, regresemos a los cuentos infantiles, las historias fantásticas, las leyendas, los arrullos, los juegos y las rondas.

¿Qué hacer en la semana?

Esta Semana Santa será una oportunidad única para recorrer los espacios culturales que se encuentran en el estado. En Xalapa la Galería de Arte Contemporáneo ofrece al público general las exposiciones “SIMPLIcity” de Víctor Mora y “Semblante familiar” de Citlalli EB. La Pinacoteca Diego Rivera tiene la exposición “Historias pintadas” de Juan Sebastián Barberá.

En el Ágora de la Ciudad se encuentra el arte del ceramista Constantino Méndez bajo el título “Tema y variaciones”. En el Jardín de las Esculturas se encuentran dos exposiciones: “Útil & Sutil” de Elsa Naveda y “Metagrabado” de Per Anderson.

En Veracruz el Recinto Sede del IVEC tiene las exposiciones “6ª Bienal de Cerámica Utilitaria” y “Semillas al amanecer”. El Centro Cultural Atarazanas exhibe “Gráfica reconstructiva” de Federico López y “Polvo y greda” de Rosario Guillermo. Todas las exhibiciones son de entrada gratuita y están abiertas a partir del martes a las 10 de la mañana.

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Alma Espinosa

Es originaria del Distrito Federal y desde hace más de una década radica en Xalapa. Es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Estudió la especialidad en la Enseñanza de la lengua y la literatura en la Universidad Pedagógica Nacional Unidad Xalapa, donde actualmente es docente. Es egresada de la maestría en Literatura mexicana por la Universidad Veracruzana.

Actualmente cursa el diplomado para la Profesionalización de mediadores de lectura por la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco. Es mediadora del Programa Nacional Salas de Lectura del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Ha impartido talleres relacionados con el tema de la lectura y la escritura, y desde hace dos años es una de las mediadoras que dirige la sala de lectura Equinoccios.

Como periodista ha trabajado en el Instituto Mexicano de la Radio, el periódico U2000. Crónica de la educación superior, y el Departamento de Prensa de la Universidad Veracruzana. Fue gestora cultural en la USBI Xalapa. Actualmente colabora en el área de Comunicación Social del Instituto Veracruzano de la Cultura.