¿A qué jugabas cuando eras niño?

  • Alma Espinosa

Detén todo lo que estás haciendo. Relájate y recuerda la tonada del juego que más te gustaba jugar con tus compañeros a la hora del recreo. ¿Te acordaste de alguno? ¿Fue fácil o difícil? ¿Le enseñaste esos juegos a tus hijos, hermanos o sobrinos? ¿No? Nunca es tarde para hacerlo.

Podría sonar como una cosa de añoranza o de viejitos hablar de lo importante que es conservar nuestras tradiciones y sobre todo, conservar nuestras tradiciones orales que conforman lo que somos.

La imaginación era el principal elemento de aquellos juegos. Se firmaba un contrato invisible en el que todos éramos testigos y participantes. Las reglas del juego se confirmaban o adaptaban, según el caso, y se formaban los equipos. Ya desde ese momento tratábamos de hacer valer algo que de grandes llamamos democracia o, bien, la ley del más grande.

Sin darnos cuenta, en esos momentos estábamos definiendo nuestra personalidad y reforzando nuestra identidad. La convivencia y el jugar en la calle es quizá lo que más extrañamos ahora de adultos. Aún podemos hacer mucho para rescatar las tradiciones de los juegos. Enseñemos a los más pequeños jugando con ellos, tomándolos de las manos y corriendo por las calles y los parques (también se trata de recuperar los espacios públicos).

Demos la oportunidad a nuestras niñas y niños de conocer esos juegos, como el avión (también conocido como rayuela); el stop; los encantados; las escondidas; la gallina ciega; piedra, papel o tijera; carrera de sacos; las canicas; las sillas; el trompo; el yoyo; los sancos; las cebollitas, resorte, y muchos más.

Hay juegos de mesa muy entretenidos y que jugábamos cuando éramos pequeños, como la lotería, víboras y escaleras, damas chinas, damas inglesas, basta, parchis, ajedrez, bingo, backgammon, turista. También podemos rescatar el juego de manos, aquel clásico que comenzaba: “Marinero que se fue a la mar y mar y mar, para ver qué podía ver y ver y ver…”

Contar cuentos de terror es otra bonita costumbre que podemos mantener. Recorrer calles y pueblos para contar leyendas. También es una buena práctica leerle a alguien a la orilla de la cama o mientras esperamos algún servicio o a una persona.

No deberíamos escandalizarnos si a niñas, niños y jóvenes les interesa más las nuevas tecnologías. Lo ideal sería combinar estos gustos con las tradiciones mexicanas. No podemos señalar a los teléfonos celulares o tablets como totalmente dañinos, debemos ser más inteligentes y sacarles el mejor provecho.

Hay páginas con actividades divertidas y no solo educativas, que fueron creadas con el propósito de atender a un público cada vez más numeroso y demandante. Un ejemplo es la página del programa nacional Alas y Raíces, que (www.alasyraices.gob.mx) tiene además de la agenda de actividades, muchas opciones para interactuar.

Como parte del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, el programa Alas y Raíces ofrece un abanico amplio de aplicaciones accesibles para todo tipo de equipo; los segmentos a los que van dirigidas son infantil y juvenil. Sus aplicaciones abordan la creación musical, desarrollo de habilidades senso-perceptuales, estimulación por la investigación, conocimiento de temas históricos, alfabetización visual, reconocimiento de obras de arte, uso del lenguaje del comic, y psicomotricidad a través de la música y los colores.

Además de las aplicaciones antes mencionadas, si se exploran las que ha desarrollado Conaculta es fácil encontrar opciones interesantes para adultos. Como la cartelera nacional México es cultura; libros de autores como Sor Juana Inés de la Cruz, Octavio Paz y José Gorostiza; recorridos virtuales en museos; revistas; juegos, y varias opciones musicales.

Vale la pena hacer un espacio en nuestras apretadas agendas para transmitir las tradiciones infantiles. No perdamos el espíritu y las buenas prácticas de conservar la cultura oral y los juegos que despiertan la imaginación, fortalecen acciones cognitivas y propician la convivencia y el respeto por los demás.

¿Qué hacer en la semana?

Solo por esta semana se presenta la oportunidad inigualable de adquirir a buen precio fotografías que reflejan el talento de profesionales de la lente nacidos o radicados en Veracruz. A través de Facebook se lleva a cabo la subasta de fotografías para beneficio de Alí Marín, joven fotógrafo que estudia en Barcelona y que recientemente tuvo problemas de salud.  Para participar solo basta con buscar el evento público “Subasta de fotografías para Alí Marín” y hacer una oferta mejor que los oponentes.

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Alma Espinosa

Es originaria del Distrito Federal y desde hace más de una década radica en Xalapa. Es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Estudió la especialidad en la Enseñanza de la lengua y la literatura en la Universidad Pedagógica Nacional Unidad Xalapa, donde actualmente es docente. Es egresada de la maestría en Literatura mexicana por la Universidad Veracruzana.

Actualmente cursa el diplomado para la Profesionalización de mediadores de lectura por la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco. Es mediadora del Programa Nacional Salas de Lectura del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Ha impartido talleres relacionados con el tema de la lectura y la escritura, y desde hace dos años es una de las mediadoras que dirige la sala de lectura Equinoccios.

Como periodista ha trabajado en el Instituto Mexicano de la Radio, el periódico U2000. Crónica de la educación superior, y el Departamento de Prensa de la Universidad Veracruzana. Fue gestora cultural en la USBI Xalapa. Actualmente colabora en el área de Comunicación Social del Instituto Veracruzano de la Cultura.