Primero fue al director del periódico Imagen de Veracruz, José Pablo Robles Martínez. Después, en entrevista con los medios de comunicación. En ambas oportunidades, el gobernador Javier Duarte de Ochoa dejó entrever la autoría intelectual de la campaña que hace unas semanas buscó posicionar entre la opinión pública y los ciudadanos veracruzanos la “conveniencia” de una gubernatura de apenas dos años, para el periodo de 2016 a 2018.

En su edición del pasado 14 de julio, en la columna firmada con el pseudónimo “Maquiavelo” del periódico Imagen de Veracruz, se menciona que según Javier Duarte de Ochoa sí se tiene proyectada la figura de un Gobernador que esté en el cargo para un período de solamente dos años, con el fin de homologar los procesos electorales en la entidad con los federales.

“Maquiavelo” agrega que Duarte de Ochoa anunció reuniones con los sectores sociales y legislativos de la entidad para “legalizar formalmente este nuevo tiempo en la gubernatura veracruzana”.

Una semana después, el lunes 21 de julio, a pregunta expresa de los reporteros que cubren sus actividades, Duarte de Ochoa aceptó que “se sigue analizando” el tema de la gubernatura de dos años.

Esto no es mas que la aceptación tácita del origen de la inusual campaña de difusión de esa tentativa, que aunque sí es de autoría panista, por sí misma jamás obtuviera obtenido las adhesiones que hace unas semanas surgieron “espontáneamente” de parte de representantes de los sectores empresarial y político perfectamente identificados con el régimen duartista.

Desprovistos de su careta, los promotores de la gubernatura de dos años se “soltaron el chongo” y salieron a vociferar, nuevamente y sin el mínimo recato, que no hay vuelta de hoja, que la decisión está tomada y que habrá un “mini-gobernador” que le proteja las espaldas a quienes actualmente ostentan el poder, una vez que lo entreguen.

Porque, además, no contemplan siquiera la posibilidad de que el “mini-gobernador” pueda emerger de las filas de un partido que no sea el PRI. Como suponen que el Yunes panista no estaría interesado en invertir tanto para ganar tan poco, creen que no habría ningún otro rival con los tamaños suficientes para enfrentar al “delfín” del duartismo. Incluso, en el colmo de la desmesura, le apuestan a que la gubernatura de dos años sea por designación, como si la política fuera un capricho que cumplirle a imberbes principiantes.

Hay que agradecerles que cuando menos se dejaron de cuentos y aceptaron que a quienes les interesa que haya una gubernatura de dos años es a los actuales inquilinos de palacio de gobierno, porque creen que sólo así podrán salvarse de la “quema” cuando concluya su periodo constitucional que, sin importar las tonterías que dicen algunos de sus corifeos, es improrrogable y terminará en 2016.

Pero no pueden cantar victoria. Si se llega a intentar reformar la Constitución local para introducirle esta caprichosa enmienda, esto será hasta 2015. Por ahora, no se ven condiciones para continuar con ese debate, que fue detenido por órdenes del Altiplano cuando más álgido se había puesto, reiteramos, hace unas pocas semanas.

Y nada les garantiza que el año que entra hayan cambiado de opinión en Los Pinos. Vamos, ni siquiera tienen seguro que para entonces, sigan en sus actuales cargos. Ni que aún representen algo, políticamente, para Veracruz.

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