Uno de los secretos mejor guardados de la Reforma Electoral aprobada por los partidos representados en el Congreso de la Unión es que, en lo oscurito y sin hacer olas, se autoaprobaron un monstruoso e injustificable aumento en el financiamiento que recibirán, tanto de recursos públicos como privados.

De acuerdo con un análisis de la empresa consultora Integralia, titulado “Fortalezas y debilidades del Sistema Electoral Mexicano”, la Reforma Electoral aumenta el financiamiento a los partidos en las entidades federativas en 51 por ciento, lo que a todas luces representa una bofetada en la cara a la población de un país que aún padece pobreza, hambre y marginación.

Según esto, la legislación electoral aprobada por el Congreso establece una misma fórmula para determinar el financiamiento federal y estatal de los partidos, lo que traería como consecuencia que las prerrogativas disminuyan en 11 estados pero aumenten en 21.

Integralia hace un comparativo. Si esta fórmula se hubiera aplicado en las elecciones federales de 2012, el total del dinero destinado a los partidos hubiera pasado de los dos mil 967 millones de pesos que se gastaron en ese año, a cuatro mil 517 millones.

De igual forma, el financiamiento privado también crecerá, según se destaca en el estudio. Mientras en 2012 los institutos políticos podían recibir hasta 33.6 millones de pesos por vía de sus simpatizantes y patrocinadores, para las elecciones de 2015 recibirían hasta 109.8 millones.

Resulta evidente que esto es una monstruosidad, que pinta el tamaño de la ambición y la falta de sensibilidad de la partidocracia mexicana que, en contraparte, puso trabas prácticamente insalvables para la postulación de candidaturas ciudadanas, figura a la que, en definitiva, buscan cerrarle el paso a como dé lugar.

En una entrega anterior de este espacio mencionamos que las múltiples reformas a la legislación electoral de los años recientes no han servido para nada. Las trampas y mapacherías siguen siendo la nota en cada proceso de elección. Los candidatos rompen descaradamente los topes de campaña sin sufrir consecuencia alguna. El derroche de dinero público y privado para la política no sólo no ha disminuido, sino que por el contrario, ha crecido de manera incontrolable y es, a fin de cuentas, lo que determina a los ganadores de las contiendas para acceder al poder, desde donde se vuelve a tejer la misma madeja de un interminable círculo vicioso.

Pobre de México. Tan cerca de los partidos, tan lejos de la democracia.

Bots, trolls e investigaciones

Una curiosa y variopinta tanda de descalificaciones e insultos vía Twitter recibió el autor de esta columna por haber publicado en la entrega anterior la responsabilidad que, al menos por omisión, tendrían las autoridades municipales y educativas veracruzanas por la muerte de la estudiante Alondra Córdoba, quien pereció al caerle un árbol encima dentro de las instalaciones de la escuela secundaria Técnica 3 en la ciudad de Xalapa.

Más allá de las burdas provocaciones maquinadas desde la oficina de algún  frustrado burócrata de medio pelo o de una barbie de silicona a la que la entretienen jugando al community manager en lo que llega la hora de su verdadera chamba, lo que queda de manifiesto es el temor porque de verdad se les finque responsabilidad a quienes por ineptitud propiciaron esta tragedia.

Y aunque el procurador Luis Ángel Bravo Contreras responda con su capulinesco estilo (no lo sé, puede ser, a lo mejor, quién sabe) que se investigará si hay alguien a quien culpar por la muerte de Alondra, la sociedad xalapeña exige a la autoridad que no haya más impunidad y que quien no cumpla con su trabajo y por ello ocasione una desgracia, pague las consecuencias.

Que manden trolls a estar chingando en redes sociales, realmente, es lo de menos.

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