Día del trabajo: muerto y enterrado

  • Aurelio Contreras Moreno

Poco o nada tienen que celebrar este 1 de mayo los oreros y los sindicatos mexicanos, salvo el larguísimo “puente” que muchos se aventarán sin trabajar hasta el 6 de mayo.

Las reformas laboral y “educativa” aprobadas por el Congreso de la Unión a iniciativa del Ejecutivo federal sirven como actas de defunción para estos movimientos, cuyas conquistas históricas fueron echadas abajo en un tris, bajo el pretexto de una supuesta modernización de los esquemas económicos y competitivos del país.

La intención del presidente Enrique Peña Nieto de liquidar al movimiento sindical para que no actuara como contrapeso a sus planes de gobierno fue clara desde el principio de su mandato.

Su primer acto de fuerza como gobernante, al más puro estilo salinista, fue derrocar a la otrora poderosísima lideresa magisterial Elba Esther Gordillo, con lo que se abrió el camino para la aprobación de la llamada “reforma educativa”, que no es tal, pues las enmiendas se centran en cuestiones administrativas y laborales, y no en los programas escolares.

Con Gordillo en la cárcel, ningún otro líder sindical osó abrir la boca para objetar las reformas subsecuentes, como la energética, en la que el sindicato petrolero fue hecho a un lado del Consejo de Administración de Pemex, quitándole por completo el poder que tenía de incidir en las decisiones que se toman en la que en breve dejará de ser una paraestatal para convertirse en una “empresa productiva del Estado”. El aún líder petrolero Carlos Romero Deschamps no dijo ni pío, sabedor de que de hacerlo, correría la misma suerte de Elba Esther.

No hay duda de que la mayoría de los sindicatos en México perdieron el rumbo y se convirtieron en auténticas cuevas de ladrones, en las que los dirigentes se enriquecen de manera desmedida sin que nadie los llame a cuentas, mientras negocian los derechos de los trabajadores. Ese esquema está agotado y urge una verdadera renovación del movimiento sindical y de los organismos gremiales en su conjunto.

Sin embargo, con las reformas mencionadas, en especial la primera de todas, la laboral, se ha dejado al trabajador en condiciones cercanas a las que existían en el siglo XIX. Las nuevas reglas para la contratación y despido de empleados favorecen de todas, todas, a las empresas y dejan a los trabajadores en estado de vulnerabilidad e indefensión, mientras que los paupérrimos aumentos salariales son un verdadero insulto a la inteligencia y a los derechos humanos.

El reconocimiento legal de la subcontratación, conocida como outsourcing, priva de derechos y prestaciones a todos quienes realizamos servicios profesionales, que ni de chiste podremos aspirar una jubilación. Y como esto, podríamos seguir enumerando las modificaciones legales que redujeron los derechos laborales en México en nombre de una supuesta “modernidad”.

Por lo demás, el ritual del desfile del Día del Trabajo es uno más de los símbolos anacrónicos de las viejas usanzas del poder, otro emblema derruido del siglo XX que ya no interesa ni a los mandatarios priistas, que ya no encabezan las paradas y, cuando lo hacen, sólo es para cubrir por un breve momento las formas, pues no se arriesgan a que los trabajadores les mienten la madre en sus narices.

Más pronto que tarde…

Era más que obvio que el Gobierno de Veracruz no iba a poder absorber financieramente la reparación de los daños a todos los automóviles afectados por la granizada del domingo pasado, así que, de buenas a primeras, reculó.

Ya no se pagará la totalidad del costo de las afectaciones a parabrisas y medallones, como ofreció el gobernador Javier Duarte el mismo día del fenómeno natural. Los automovilistas tendrán que conformarse con un apoyo de dos mil pesos, lo cual sigue representando un gasto considerable, tomando en cuenta que fueron como tres mil los vehículos dañados en Xalapa.

Exactamente eso es lo que pasa con la demagogia. La realidad la pone en su justa dimensión.

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Twitter: @yeyocontreras

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Aurelio Contreras Moreno

Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP). Inició su carrera en el periodismo como reportero gráfico en el Diario “Cambio”, en 1995, en la ciudad de Puebla, siendo aún estudiante.

Fue Subdirector fundador de Diario “AZ Veracruz” y Subdirector de Información en Diario “AZ Xalapa”.

Entre 2005 y 2006 participa en el proyecto periodístico colectivo “Horas Extra”, el primer periódico gratuito que se publicó en el estado de Veracruz, y del cual fue uno de los fundadores e integrante del Consejo de Redacción.

De 2006 a 2014 fue Director Editorial de Grupo Líder, que edita la revista Líder en los estados de Veracruz y Puebla.

Actualmente es colaborador de la revista etcétera, del noticiario radiofónico “Infórmese” de  EXA FM en la ciudad de Matamoros, Tamaulipas, y autor de la columna “Rúbrica”, que se publica en diferentes medios de comunicación, impresos y digitales.