Aunque se sufra como perro

  • Aurelio Contreras Moreno

Hace dos semanas, en una reunión me preguntaron si era feliz con lo que hacía. Que si mi trabajo como periodista me daba felicidad o al menos satisfacción personal.

No lo dudé un instante. Contesté que sí, que definitivamente sí. Que haberme dedicado al periodismo ha sido una de las mejores decisiones de mi vida. Y que a pesar de todos los pesares, de los bajos salarios, de las jornadas exhaustivas e inacabables, de los patrones explotadores e insensibles que a veces te tocan en el camino, y sobre todo de los riesgos que entraña ser un narrador de la cotidianeidad, si volviera a nacer, sería reportero de nuevo.

Mi profesión me ha dado la oportunidad de palpar realidades que de otro modo no tendría idea siquiera de su existencia. Me ha permitido conocer que en un mismo espacio conviven la bondad y la maldad, que junto a la riqueza ostentosa se clava como un trinche ardiente en la conciencia la pobreza más indignante. Y que nuestra función como comunicadores es dar a conocer los hechos, señalar sus causas y cuestionar a sus perpetradores. Para bien o para mal.

No comulgo con la idea del martirologio artificioso ni del estado de excepción o privilegio para quienes nos dedicamos a este noble oficio. Pero repudio cualquier intento por acallar las voces de quienes a través de una hoja de papel, un micrófono o una cámara damos cuenta de los sucesos y plasmamos nuestra visión de la realidad que nos ha tocado vivir y relatar.

Ser periodista en estos tiempos en México, y particularmente en Veracruz, puede llegar a ser un acto de verdadero heroísmo. En especial para quienes se dedican a la cobertura de la nota diaria, de los hechos de violencia y las manifestaciones de descontento social. O para los que simplemente ejercen la crítica de manera honesta, como una manera de señalar los excesos de los poderosos y corregir lo que en apariencia está equivocado o marcha mal.

A lo largo de casi 19 años en la brega periodística, he conocido gente valiosísima, y también personajes despreciables. De todos he aprendido algo. Y como todo mundo, también he cometido errores, de los que de igual manera intento obtener una enseñanza. Y mucho más me falta por aprender aún. El día que crea que lo sé todo del periodismo, más me valdrá retirarme y dedicarme a otra cosa.

Disculparán los lectores que ocupe este espacio hablando en primera persona de mis convicciones que, seguramente, sólo a mí interesan. Pero aunque suene a lugar común, el final de un ciclo anual es siempre una buena oportunidad de reafirmar lo que somos y en lo que creemos como seres humanos.

Como profesional de los medios, creo firmemente que es posible hacer buen periodismo aún en las condiciones más adversas, y que éste, al contrario de lo que piensan la mayoría de los dueños de los impresos y de las estaciones de radio y TV, sí puede ser negocio, mucho más digno que sólo estirar la mano para pedir convenios o “mochadas”.

Sí, me hace tremendamente feliz dedicarme al periodismo, al que el premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez define como “el mejor oficio del mundo”. En eso creo y sin el menor asomo de duda lo volvería a hacer, como también lo expresó el gran escritor colombiano, “aunque se sufra como perro”.

De vacaciones

Esta columna se tomará unos días de asueto para reflexionar sobre sus maledicencias y regresar con energía recargada el 7 de enero. Felices fiestas a todos.

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Twitter: @yeyocontreras

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Aurelio Contreras Moreno

Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP). Inició su carrera en el periodismo como reportero gráfico en el Diario “Cambio”, en 1995, en la ciudad de Puebla, siendo aún estudiante.

Fue Subdirector fundador de Diario “AZ Veracruz” y Subdirector de Información en Diario “AZ Xalapa”.

Entre 2005 y 2006 participa en el proyecto periodístico colectivo “Horas Extra”, el primer periódico gratuito que se publicó en el estado de Veracruz, y del cual fue uno de los fundadores e integrante del Consejo de Redacción.

De 2006 a 2014 fue Director Editorial de Grupo Líder, que edita la revista Líder en los estados de Veracruz y Puebla.

Actualmente es colaborador de la revista etcétera, del noticiario radiofónico “Infórmese” de  EXA FM en la ciudad de Matamoros, Tamaulipas, y autor de la columna “Rúbrica”, que se publica en diferentes medios de comunicación, impresos y digitales.