Las fuerzas vivas (acarreadas, por supuesto), se hicieron presentes en la comparecencia del secretario de Gobierno, Erick Lagos. Desde las 14 horas comenzaron a llegar por decenas gente que no sabía ni a qué iba al Congreso. Para muchos fue la primera vez que pisaron un edificio como al que los llevaron.

Alrededor de las 14 horas, algunos reporteros de la fuente legislativa quisieron ingresar al auditorio "Sebastián Lerdo de Tejada" para realizar su trabajo cotidiano, pero personal de la misma Secretaría de Gobierno les impidió el paso.

Les argumentaron que un reportero de un medio local, que ahora se sabe que se llama Carlos Alvarado, no los incluyó en una exclusivísima lista que pasó a Mónica Mendoza, enlace de prensa del secretario de Gobierno y que por ello no podían pasar más allá de los límites en donde se encuentra la cafetería del Congreso del Estado.

También les aseguraron que por órdenes de la enlace de prensa de la Secretaría de Gobierno, Carlos Alvarado solicitó al oído de los reporteros anotados en la exclusivísima lista tratar bien al funcionario en sus notas informativas, que no lo golpearan, pues, que minimizaran todo lo que fuera negativo y que no contribuyera al lucimiento de quien ya se siente gobernador del estado.

Más que comparecencia pareció un acto de destape del candidato a la gubernatura, como los que hacía el PRI en sus mejores años. Hasta batucada había en el interior del palacio legislativo y baile popular sobre la avenida Encanto. Dicen que los acarreados se conformaron con recibir una torta, un refresco, 300 pesos para cada uno y mil pesos más para las seccionales, responsables de llevarlos, y los acarreados llegaron de todo el estado.

Afuera del palacio legislativo era un carnaval. A las 6 de la tarde, la basura rebosaba por todos lados mientras que el secretario de Gobierno, Erick Lagos Hernández, informaba a los diputados que todo en el estado es paz y tranquilidad y que por ello cada mes llegan miles de empresas a crear empleos en Veracruz.

Erick Lagos se mostró como político del más viejo estilo priista. Los chamacos llevados al Congreso del Estado se mostraron "fascinados" cuando vieron al político del que esperan todo, gritaron emocionados apenas lo vieron sus ojos: ¡Erick, Erick, Erick! (como ver al mesías, pues) e inmediatamente le hicieron valla, no fuera a ser que alguien osara tocarlo. La inocencia y la esperanza juveniles en todo su esplendor.

La comparecencia fue un pre destape cuando aún faltan tres años para la sucesión. Eran cientos las personas las que llegaron al palacio legislativo, la mayoría no supo en ningún momento ni a qué los llevaron, pero todos debían gritar entusiasmados ¡Erick, Erick, Erick!.

Hasta candados pusieron en las puertas de la legislatura para que quien no hubiera sido invitado con anterioridad no pasara, como los reporteros que no estaban incluidos en una exclusivísima lista.

Ante lo sucedido en la comparecencia de Erick Lagos, sería una desgracia pensar que Carlos Alvarado pueda algún día llegar a darle órdenes a Vicky Hernández, jefa de prensa del Congreso del Estado.

*** Como todo político malo, si es que hay políticos buenos, el diputado Carlos Ernesto Hernández Hernández empieza a mostrar a sus seguidores su demagogia.

El lunes por la noche el legislador dio por terminada una quiniela en la que se involucraron muchos de sus seguidores. También el lunes por la noche en su cuenta, el representante popular escribió: “Amigos, al ganador(a) de la tablet se le invitará a la sesión previa en la cámara de diputados el día jueves 12 de diciembre ahí desayunará conmigo y mis compañeros diputados y se le entregará el premio, después será invitado(a) a la sesión solemne.

“Para mayor transparencia del sorteo lo grabaré y lo publicaré mañana (martes) en la noche y así se enteraran del nombre del ganador.

“Que pasen buena noche, hasta mañana”.

Decenas de seguidores del diputado, se quedaron este martes en la noche esperando el video del sorteo y el nombre del ganador en lo que parece una vacilada del legislador que no considera que muchos lo siguen de buena fe y que esa buena fe es defraudada porque el legislador, seguramente, tuvo otras muchas cosas más importantes que hacer que cumplirle a sus electores.

Es lo que pasa cuando ya se sienten seguros en las curules.