Érase una vez un niño que se llamaba Ramón y siempre estaba preocupado. Todo le afligía: las nubes, la lluvia, los zapatos. Una noche se quedó en casa de su abuelita a quien le confesó sus eternas preocupaciones. Ella le dio la solución: unos muñequitos quitapesares, a la que debía contarle todas sus preocupaciones para que las desapareciera.
Todo iba bien hasta que Ramón comenzó a preocuparse porque los muñequitos cargaban todas sus preocupaciones. Sin embargo, encontró la solución: hacer muñequitos quitapesares para los muñequitos quitapesares. Fue así que Ramón vivió feliz y sin preocupaciones.
Esta fue la historia que leímos a niños y a algunos de sus papás en un taller, durante la Feria Internacional del Libro Universitario. Después de la lectura platicamos sobre las preocupaciones de cada uno y los niños las plasmaron en una cartulina, junto a una muñequita quitapesares que iluminaron, vistieron o recortaron.
Las preocupaciones que escuchamos fueron diversas, como el ser abandonados por alguno o ambos de sus padres, la oscuridad, los insectos, que los juguetes cobren vida por las noches y los atacaran, a ser molestados por compañeros de clase y/o hermanos. Otras preocupaciones fueron que sus papás no encontraran trabajo, no entregar la tarea a tiempo, ser atacados por zombies, que se acabaran los chocolates, llegar tarde a la escuela, que los resultados de los exámenes no fueron buenos, las calificaciones, incluso se preocupaban por no tener preocupaciones.
Quizá las preocupaciones más comunes y menos "preocupantes" para los padres son las relacionadas con las calificaciones, la oscuridad, los monstruos y la falta de chocolates. En cambio, lo que más llama la atención es que los niños actualmente están preocupados por lo que le sucede a su familia, el abandono y el desempleo.
La intención principal de la actividad del taller era que los niños escucharan un cuento, platicaran del tema y escribieran. El objetivo secundario era que hablaran de temas como el bullying, pero éste quedó rebasado al escuchar a los pequeños hablar sobre lo que les angustia. De igual forma, se observó cómo influye el acompañamiento de los padres en la expresión artística de sus hijos.
Fue evidente que los papás que se involucran en las actividades de sus hijos provocan que haya mayor creatividad en ellos. Los hijos se sienten apoyados y acompañados por sus papás. En cambio, los que se quedan solos casi siempre muestran inseguridad, incertidumbre y mucha angustia, lo que provoca una menor creatividad.
Cuando hay un buen acompañamiento, los niños se tornan más creativos y seguros de sí mismos al realizar diversas tareas. El acompañamiento debe ser siempre para que además de creatividad, los niños desarrollen un sentido de seguridad y autonomía que se refleje hasta en las situaciones más simples.
Con la actividad del taller, los papás se llevaron a casa las preocupaciones de sus hijos, porque muchas veces no se dan cuenta que ellos necesitan más que ayuda en las tareas escolares; necesitan comunicación efectiva que les permitan expresar sentimientos y compartan sus preocupaciones.
La lectura de historias como "Ramón preocupón", escrita por Anthony Browne y editada por el Fondo de Cultura Económica, ayuda a los niños a expresar lo que sienten de una manera no directa y por ende más libre y espontánea. Otra ventaja que nos da la lectura compartida es la convivencia entre padres e hijos; además de la oportunidad de incentivar su lado creativo.
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Es originaria del Distrito Federal y desde hace más de una década radica en Xalapa. Es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Estudió la especialidad en la Enseñanza de la lengua y la literatura en la Universidad Pedagógica Nacional Unidad Xalapa, donde actualmente es docente. Es egresada de la maestría en Literatura mexicana por la Universidad Veracruzana.
Actualmente cursa el diplomado para la Profesionalización de mediadores de lectura por la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco. Es mediadora del Programa Nacional Salas de Lectura del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Ha impartido talleres relacionados con el tema de la lectura y la escritura, y desde hace dos años es una de las mediadoras que dirige la sala de lectura Equinoccios.
Como periodista ha trabajado en el Instituto Mexicano de la Radio, el periódico U2000. Crónica de la educación superior, y el Departamento de Prensa de la Universidad Veracruzana. Fue gestora cultural en la USBI Xalapa. Actualmente colabora en el área de Comunicación Social del Instituto Veracruzano de la Cultura.