Los derechos humanos pisoteados por “ultrajes a la autoridad”

  • Jazz Bustamante

Por fin, después de casi cuatro horas llegamos al lugar convocado, el tráfico antes de cruzar el puente de entrada a al puerto nos da la bienvenida con unos 32 grados centígrados aproximadamente.

Mi acompañante y yo estábamos buscando un lugar donde estacionar el auto, llegamos a conocido hotel y restaurante donde por fin bajamos para desayunar algo antes de acudir a marchar, solo sabíamos que en la entrada del puente nos encontraríamos con el presidente nacional del partido y que iniciaríamos la caminata o marcha, lugar exacto donde terminaría no sabíamos.

Tomamos un taxi hacia el puente, después tomamos una lancha colectiva para cruzar el río hacia el lado de Peña, la vista fue espectacular, no me pude resistir a tomar fotografías. Al llegar al otro comenzamos a buscar indicios de personas o algo que nos hiciera saber que estábamos en el lugar correcto.

Pasamos cerca de unos hombres con gorras amarillas donde había por lo menos 20 mujeres y hombres y les pregunté sí ahí era la marcha, uno de los tipos a los que me dirigí se comenzó a reír burlándose y me ignoró, ya bastantes acaloradas y resignadas a que ahí no era mi acompañante me dijo: ven vamos a la ferretería para entrar al aire acondicionado.

Resignadas a que estábamos del lado incorrecto nos disponemos a regresar, al bajar del puente podemos ver un par de cartulinas y personas conocidas, por fin llegamos y nos dispusimos a esperar a que comenzara todo, nos sentamos debajo del puente mientras tomábamos unos electrolitos, un par de personas me saludan y dicen que hay que tomar café o hacer alguna actividad sobre la agenda que trabajamos, intercambiamos números telefónicos con algunas (os) de ellos (as).

Después de casi dos horas de espera comenzamos a ver que vamos a avanzar, cartulinas y lonas con la imagen de Franco encabezada por su familia y dirigentes; al ir caminando más de dos kilómetros con un sol a todo lo que da, con más de 35 grados centígrados me preguntaba a mi misma que hacía yo ahí marchando, al hacer un análisis de cómo ocurrieron los hechos de su detención y la forma que fue tomando su caso, me quedó muy claro que solo es una treta política de poder para desahogar resentimiento contra el tuxpeño.

Días antes ya había leído la reforma al Código Penal que fue aprobada, donde sobresale violencia psicológica, amenazas y “Ultrajes a la Autoridad “, de siete a quince años de cárcel, una iniciativa por demás inconstitucional que atenta contra el principio de progresividad, derecho a la libertad personal y el principio de presunción de inocencia.

En 2016 la Suprema Corte de Justicia de la Nación ya creó lineamientos sobre la inconstitucionalidad de dicha reforma “Ultrajes a la Autoridad”. Francos Castán no es el único al que le han fincado dicha reforma enviada por el gobernador Cuitláhuac García Jiménez a la legislatura y aprobada es Fast Track en marzo.

También fue detenido el vocero de la Unión de Concesionarios de Centros de Verificación en el estado de Veracruz, Mario Cazares Sort de Sanz. Los Derechos Humanos son algo que poco conocen las autoridades de seguridad en el estado de Veracruz, como olvidar el atroz crimen de nuestra Hermana Ernestina Ascencio, violada por militares en Soledad Atzompa y ocultados los peritajes por Felipe Calderón y Fidel Herrera.

El caso de Pipis, mujer transgenero apodada así, encontrada en playas de AlvaradoVeracruz, donde un empresario y servidor público de Boca del Río se vio implicado. La detención de trabajadoras sexuales transexuales, llevadas a una playa humilladas y tiradas al lodo en el puerto de Veracruz en épocas de la alcaldía de Julen Rementeria.

Sean administraciones rojas, azules o la actual administración estatal y federal que se jactan de respetar los Derechos Humanos, sabemos que solo son bonitas leyes en el papel. La realidad nos ha rebasado, nos siguen llegando casos de acoso de policías a trabajadoras sexuales en la Xalapa de Hipólito, detenciones arbitrarias en Coatzacoalcos, Poza Rica y el mismo puerto de Veracruz.

Por ello, estando ahí en pleno sol marchando entendí que yo no solo marchaba por Franco Castán, yo marchaba por las cientos de víctimas en el país y estado que siguen estando sus casos en impunidad, y marchaba porque la próxima víctima puedo ser yo, o cualquier otra persona que cansado o cansada de nuestro sistema de justicia y su impunidad salga a las calles a exigir justicia y puedan fincarles el delito de “ultrajes a la autoridad “.

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