Por Paco Contreras

A últimas fechas en los eventos relacionados con las masculinidades me he percatado que las mujeres buscan estar presentes en dichos espacios de reflexión, algunas con la finalidad de comprender la construcción de estas identidades y contar con puntos de referencia al momento de establecer contacto con las personas del sexo opuesto, quizás esto responda también a las mismas trayectorias desde la vivencia de la desigualdad, en tanto algunos hombres siguen mostrando resistencias a la reflexión.

En este sentido, ha sido una experiencia interesante desarrollar actividades con diferentes grupos en los que se han trabajado las masculinidades, a partir de ahí es que se observan puntos importantes y dignos de reflexionar. Uno de ellos, es la “dificultad” por parte de los hombres de reconocer las desigualdades; desde el contexto en el que nos desarrollamos los varones de manera cotidiana la desigualdad de género nos favorece, permitiendo que constantemente nos encontremos en una zona de confort que evita la transformación de las relaciones. A propósito de esto, al trabajar masculinidades interculturales, se pudo generar entre hombres de origen indígena una reflexión que favoreció que ubicaran desigualdades en la relaciones entre hombres, lo que contribuyó en la reflexión de las relaciones de género,  esto me lleva a reconocer que en las formas de socialización que tenemos los hombres, sabemos del trato desigual, la subordinación y las relaciones de poder, sin embargo, romper con ello implica la perdida de privilegios y con ello, que no sean cubiertas nuestras expectativas servicio y autoridad.

Otro elemento importante para reflexionar con los hombres y que representa una urgencia, es la incidencia delictiva con perspectiva de género, en este sentido, se ubica que la violencia contra las mujeres va en aumento. Con información del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en cuanto a llamadas a los números de emergencia, en el primer trimestre del presente año se reportaron incidentes de violencia contra las mujeres, con un total 17 004 para el mes de Marzo, siendo la cifra más alta entre 2016 y  2018, los incidentes que implican violencia de pareja, pasaron de 15 107 (Diciembre de 2017) a 24 732 (marzo de 2018), para el caso de los incidentes de acoso u hostigamiento sexual para este periodo también aumentaron pasando de 295 (diciembre 2017) a 503 llamadas para el mes de marzo.

Con todo esto, nos damos cuenta que el problema no es pequeño y no solo es tarea de las mujeres, al igual que el tema de las desigualdades en cuanto a los índices de violencia, es necesario que los hombres seamos parte de las soluciones, sirva este espacio para hacer un llamado para que redoblemos esfuerzos, que la academia, el sector salud, la seguridad pública, los medios de comunicación en conjunto generen procesos que tengan las intervenciones necesarias.

Para el caso específico de los hombres que amablemente nos leen, les invitamos a que se sumen a las alternativas para reflexionar las identidades masculinas, así como ir contribuyendo en su contexto inmediato con la creación de condiciones de protección de las mujeres que nos rodean, conocidas y desconocidas, a todas por igual, es de suma importancia que desde nuestras cotidianidades reconozcamos que los privilegios que comodidad en nuestras vidas deben ser transformados para que junto con las mujeres ampliemos las oportunidades de vivir libres de violencia sin tener más confrontaciones. Es un buen momento de reconocer nuestras vulnerabilidades, construir desde ahí procesos que desarrollen identidades solidarias y transformar nuestras realidades, aportando nuestro actuar para contribuir en la erradicación de la violencia.