Más vale enojón conocido, que neurótico anónimo

  • Alberto Delgado
Dicen los neurocientíficos que el mal humor no es tan malo como parece.

Sucede, amable lector, que desde hace un par de meses, me han llegado algunas críticas por parte de amistades muy queridas, quejándose de mi mal humor. No le voy a mentir, tienen razón. Pero hay que hacer algunas precisiones al respecto, que considero de vital importancia para revisar el problema de forma más objetiva.

Dice la Elfa que tengo mal humor desde que me conoce. Y créame, ella me conoce desde siempre. Aún recuerdo que cuando la adolescencia me estaba dando con todo, y mi mal humor era constante, ella me amenazaba con llevarme a “Neuróticos Anónimos” para que se me quitara ese “carácter tan feo que tienes”. Nunca cumplió sus amenazas, y hasta llegué a pensar que no existían los “Neuróticos Anónimos”.

Y seguí así, con mi mal humor como eterno compañero, aderezándolo con un poco de sarcasmo, hasta la fecha. La verdad, es que nunca me ha molestado. Dicen los neurocientíficos que el mal humor no es tan malo como parece. Algunos dicen que el mal humor mejora las capacidades de las personas para afrontar los problemas, porque nos vuelve menos crédulos, nos hace pensar con mayor claridad y tener una mejor capacidad comunicativa que los que andan todo el tiempo “felices”.

Hace unos días, visité las instalaciones de los Neuróticos Anónimos, por un asunto de trabajo. Implementan el mismo sistema de los Alcohólicos Anónimos para “tratar” los males de quienes padecen disturbios mentales, lo cual se me hace verdaderamente complicado. Sin embargo, no dudo que la ayuda que preste este tipo de instituciones sea mala. Sólo creo que puede ser poco profesional.

Consulté en línea el sitio de Neuróticos Anónimos, y fue toda una experiencia. Lo primero que inspeccioné fue la parte en donde dice: “¿Es usted Neurótico?” Y resulta que si tengo ansiedad, ira, temor, conmiseración, preocupación, celos o resentimiento, soy un bonito neurótico. También hay que decir, amable lector (también pon atención, mamá), que el término “Neurosis” ya quedó abandonado por la psicología científica y la psiquiatría. Antes el término, que se originó a finales del siglo XVIII se utilizaba para designar cualquier trastorno del sistema nervioso. Cualquiera.

Mi madre tenía una palabra aún mejor: “neurasténico”. ¡Estás bien neurasténico!, gritaba a la menor provocación. Mi madre, usando criterios clínicos del siglo XVIII, diagnosticaba con una ligereza que ya quisieran ahora los Neuróticos Anónimos para su programa. Y lo cierto es que no, de haber vivido en 1700 y algo, tal vez sólo habría podido ser considerado un tipo enojón. Y ser enojón no está tan mal.

Pero no quiero parecer un tipo que está a la defensiva. Fui a la página de Neuróticos Anónimos y le di click a la parte donde dice: “Responda usted mismo al presente test para saber si es o no neurótico”. 26 preguntas que, según esto, no me dejarían lugar a dudas, por fin sabría si los médicos de 1700 y mi madre tenían razón. Me puse un poco nervioso, ¿Qué tal si, como dice la publicidad de los Anónimos, soy capaz de destruirme a mí o a mis seres queridos? Así, fui respondiendo uno a uno los cuestionamientos: ¿Es usted desordenado? ¿Tiende usted a ser ordenado en exceso? ¿Hace cosas que considera tontas? (Aquí dije que sí, que hago cosas que considero tontas, pero diablos, ¿quién no las hace?). Paciente y honestamente fui respondiendo las preguntas.

Al final, dudé un poco en pulsar el botón de “Ver Resultados”. No creo que necesite saber si soy neurótico, y mucho menos si eso me hace anónimo. Pero lo hice, vamos, ya estaba ahí. Di click. Salió una lista interminable de lenguaje de programación, incomprensible. Me quedé helado por un momento. Restauré la página un par de veces, sin ningún resultado. Corrí hasta otra computadora y me salía lo mismo. ¿Cómo quieren que uno no se encabrone? Grité.  Me di por vencido.  No quiero saber nada. Mejor ser enojón conocido que neurótico anónimo.

Ya mejor lo dejo con mi recomendación musical, que es el gran James Taylor, cantando el “Angry Blues”. Una joya de 1975. Disfrute y no se ponga de malas:

Sígame en tuiter, no lo voy a hacer enojar (mucho) @albantro.