‘Por mujeres como tú…’

  • Joel Hernández Santiago
Los tiempos son diferentes como diferentes deben ser las cosas aquí.

Por años se decía, por allá por el Occidente mexicano: “La mujer, como la carabina, cargada y detrás de la puerta”… o por aquí o allá a los niños se les educaba con: “No chille, parece mujer”… y más reciente: “¿Cuándo irá la mujer a la luna? Cuando haya que limpiarla.”…

Esto que parece historia ha cambiado, pero no tanto; hoy mismo el gran problema de género, la equidad y el respeto a la igualdad intelectual entre hombre y mujer, cosa natural, sigue siendo una asignatura pendiente en México y, claro, en el mundo, porque en todos lados se cuecen habas…

…Como ocurrió el 2 de marzo pasado cuando el eurodiputado polaco Janusz Korwin-Mikke tomó la palabra en plena sesión del Parlamento Europeo --en el que se debatía la desigualdad de salarios para hombres y para mujeres en la Unión Europea--, y asestó a los cuatro vientos: “Las mujeres deben ganar menos porque son más débiles, más pequeñas y menos inteligentes” .

Así que eso de la igualdad de género y el respeto a la mujer por su inteligencia y por su participación activa en el desarrollo social, intelectual, cultural, creativo y productivo es historia que aún está por escribirse, aunque no falta mucho si vemos las cifras mexicanas que indican que la contribución femenina es enorme, pero aún menospreciada.

A muchos arrogantes de genero varonil no les importa que en México las mujeres representen más de la mitad de la población total: 61.4 millones (51.4 por ciento) con respecto a los hombres (48.6 por ciento);  esto es que, por cada 100 mujeres hay 90.3 varones  (en Oaxaca la relación es de 90.8 mujeres por cada hombre)  o que de acuerdo con estadísticas educativas de INEGI en el ciclo escolar 2015-2016 en el país, uno de cada dos estudiantes de nivel superior es mujer.

Y más para ilustrar la numeralia: En México, de la población total, hay 27.4% por ciento de mujeres hasta 14 años y 28.6 por ciento de hombres; de 15 a 59 años hay 62.2 por ciento mujeres y 61.5 por ciento de hombres y de más de 60 años hay 10.4 mujeres por 9.9 por ciento de hombres…

Así que si se habla de igualdad, podríamos empezar por estas equivalencias. Aun así el viejo estilo de relacionarse entre hombre y mujer tiene enormes desventajas para ellas, como ocurre en la empresa, en donde se prefiere contratar con mejor ingreso a los varones, aunque estos estén en la misma calificación de conocimientos o aún menor que las mujeres… De hecho, la empresa prefiere contratar varones que a mujeres.

Ocurre en muchas zonas de la producción, como también en las de los servicios o la academia y no se diga en la política en la que, se enarbola la bandera de la equidad, pero ésta deja de funcionar cuando se trata de integrar equipos de trabajo fuera de reflectores, como son la integración de equipos trabajo políticos o legislativos.

Y ya ni se diga la diferencia de salarios en entre hombre-mujer que  por el mismo trabajo puede variar de 70 por ciento para él y 30 por ciento para ella. Aun así,  También es cierto que en muchos aspectos las mujeres han destacado y cada vez es más frecuente verlas en acción política o social.

Aun así también algunas contribuyen a su menosprecio y se menosprecian, como ha ocurrido en el caso de las famosas “Juanitas legisladoras” que obtienen la posición, con un suplente varón, y una vez cumplida la cuota de género, piden licencia para ceder el puesto a su suplente.

Y también es cierto que no todas las mujeres son el equilibrio exacto con el varón: también las hay que sobrepasan su propia respetabilidad, confrontan, agreden, acosan, violentan, juzgan y con todo esto se perciben débiles y agraviadas.

En lo familiar, no hay pocos casos de agresión de mujer en contra del varón o que al sentirse defendidas en los sistemas públicos de transporte, se declaren acosadas sin verdad. Es así. Es factor humano.

En todo caso los principales problemas que enfrenta la mayoría de las mexicanas son: el machismo, la falta de empleo y la discriminación, la violencia familiar y el maltrato; el acoso laboral, el salario condicionado o las jornadas extremas de trabajo sin remuneración apropiada; naturalmente el desempleo por razones de género, y la falta de oportunidades laborales y profesionales; la desigualdad ante la ley es un rasgo que distingue al problema. 

‘Cuando se indaga por diversas situaciones de violencia en distintos ámbitos, una cantidad importante de mujeres afirma que las han obligado a ver pornografía, a  tener sexo y, en la misma proporción las han amenazado con correrlas del trabajo o de casa’. 

Así que este es el panorama de equidad que tanto presume el gobierno mexicano y el cuerpo social, y que puestos en la realidad está muy lejos de ser cierto.

Pero muchas de ellas están en pie de lucha, en nombre de aquellas que no tienen ni voz ni voto, que no tienen solución y menos auxilio. Por aquellas que en la oficina, en el campo, en la industria en los servicios están sometidas al agobio masculino y a la desigualdad y marginación: por todas aún hay mucho por hacer y mucho por arrancar de la cultura machista histórica y de abuso.

Los tiempos son diferentes como diferentes deben ser las cosas aquí. Sobre todo en días en los que se requiere la participación de mujeres y hombres en la definición y defensa del país y su circunstancia…

Ya no son estos los días en los que, como dijera Díaz Mirón: “¡Confórmate, mujer! Hemos venido a este valle de lágrimas que abate, tú, como la paloma, para el nido, y yo, como el león, para el combate”. No. No y no.

@joelhsantiago

@OpinionLSR

Anteriores

Joel Hernández Santiago

Es periodista y editor. Ha sido editorialista en UnomásUno, La Jornada, El Financiero y más. Fue coordinador de opinión de El Financiero y director de Opinión de El Universal. Fue editor en la UNESCO y de Le Monde diplomatique. Ha coordinado obras como: "Planes en la nación mexicana", con El Colegio de México y "Pensar a David Ibarra", el más reciente.