Vivir con tres gobernadores en Veracruz

  • Eduardo Barrios

Javier Duarte de Ochoa, quien una vez fue gobernador de Veracruz, y lo sigue siendo pero con licencia, el mismo que juró llevar con dignidad y honestidad el cargo, ese mismo Javier Duarte que mandaba funcionarios a reírse públicamente de la oposición en el gobierno y de paso de los ciudadanos que a veces visitaban el recinto legislativo, ese mismo, hoy, se encuentra prófugo de la justicia.

Dentro de los privilegiados y selectos beneficiarios de este sexenio fueron las marcas de Frutsi y Pingüinos, a las que Duarte les hizo una gran campaña publicitaria gratuita, la mejor diría yo, de la que hayan tenido registro en esa empresa, habrá que consultar sus números. Era característico de Duarte de Ochoa (hablar sin medir las consecuencias de sus dichos), se le hizo fácil involucrar marcas para intentar justificar la delincuencia operante en la entidad. Pero esto es anecdótico.

El gobernador con licencia de Veracruz, no es hoy solamente un prófugo de la justicia, es además, el chivo expiatorio del gobierno federal que intenta a todas luces “limpiar” un poco de su imagen desaseada por la corrupción.

Pero a decir verdad, les está saliendo muy mal la jugada y la PGR tiene mucho que perder en este asunto.

La ciudadanía ya no compra el cuento de que el gobernador fanático de tuiter se haya escapado y que no lo encuentren.

Hay figuras públicas que han tenido que salir a exponer sus hipótesis sobre el paradero del gobernador con licencia, como el caso del padre Solalinde quien informó que Duarte de Ochoa se encuentra en Chiapas.

Mientras todo esto ocurre, el gobernador interino, Flavino Ríos Alvarado, se pasea por la Plaza del Sol en una zona exclusiva de Boca del Río, quitado de la pena, cual faraón, desfila por los corredores del centro comercial. Veracruz a la deriva.

Y los alcaldes de diferentes corrientes políticas de algunos municipios de Veracruz le hacen al héroe en la toma del Palacio municipal en Xalapa tratando igualmente, de limpiar un poco su imagen tras su actuación tardía que solo se justifica como oportunismo político pues tuvieron seis años para hacer lo que “hasta ahora”, se les ocurrió. Y ahí se encuentran, “sucios y sin un lugar para bañarse”, como relatara dramáticamente uno de los munícipes en entrevista para un medio local.

Las escenas de caos siguen apareciendo a la vez que los funcionarios duartistas aceptan delitos públicamente como utilizar fondos federales etiquetados para pagar otras deudas estatales, menos para aquellas que debían solventar.

Todo de cabeza, la herencia duartista.

Hasta hace unos meses en Veracruz nadie creía que las cosas pudieran complicársele al gobierno en turno, nadie creía en un cambio político, mucho menos en la justicia, como ahora tampoco seguramente, pero había pronósticos de una estrategia y revancha política que hoy se cumple.

Y digo se cumple porque a Duarte de Ochoa le están revisando hasta por debajo de las piedras, algo insólito en el país, que ha puesto la mirada de los medios internacionales en el que llaman “el gobernador priísta que Peña Nieto apoyó”.

Todos los reflectores sobre Duarte y sus empresas fantasmas, si la PGR lo captura y se le lleva a enfrentar la justicia se estará sentado un precedente. Lo contrario dañaría más a las instituciones.

Sin embargo, hay que decirlo, si se logra lo anterior, habrá justicia para Veracruz, el asunto de la corrupción en la federación y todas las denuncias de desaseo de la administración peñista, se quedan.

Será muy difícil que los priístas puedan comunicar lo contrario de cara a las elecciones de 2018. Ya veremos el complemento de su estrategia.

Pero ahora cabe la pregunta, ¿qué pasa después de Javier Duarte?, ¿qué viene para la entidad?, ¿hay verdadera dirección en el nuevo gobierno?, ¿cuánto tiempo llevará a Veracruz recuperarse del desastre financiero, político y social?

A su vez, el gobernador electo Miguel Ángel Yunes Linares continua poniendo el dedo sobre la llaga contra el gobernador con licencia y sigue prometiendo cosas asombrosas para Veracruz que no es seguro que se puedan cumplir en dos años, sin embargo el beneficio de la duda lo ponen los ciudadanos, ya veremos qué cuentas entrega.

Esto es vivir con tres gobernadores.

Por lo pronto y como alternativa sensata, queda que aquellos que se dediquen a la función pública, comiencen a hacer bien su trabajo y con honestidad. Después de todo se juegan el futuro del estado, de sus familias y las de miles de veracruzanos.

Muchas gracias por leerme puntualmente, lo invito a que me deje sus comentarios en mi cuenta de Twitter, @EduardoBarrios_, allá hablamos de todo en digital.