Mirar Distinto

  • Alberto Delgado

Esta semana hubo muchas cosas importantes en la ciudad y en todo el estado, sin duda. Me va usted a disculpar si no hago mucho caso de todas esas cosas. Le voy a platicar que esta semana tuvo lugar en Xalapa uno de los más importantes festivales de fotografía documental que hay en todo el país: Mirar Distinto. No empiece a reclamarme que ya le había hablado sobre el festival y eso. Lo que le voy a contar es cómo me fue, después de haber estado en la mayoría de las actividades que tuvo el festival.

Como usted sabe, me dedico a la fotografía. Así que fui muy emocionado al primer evento del Mirar Distinto, la exposición de uno de mis héroes en la fotografía, mi amigo Carlos Duarte llamada Minuto 40, una serie de fotos sobre el fútbol, que en verdad es muy buena ( no, Carlos no tiene ningún parentesco con el Duarte que usted se está imaginando, ni tiene ninguna empresa fantasma). Lo mejor: me regaló su libro y hasta me lo firmó.

Hasta ahí todo iba bien. Al otro día, hubo un par de talleres a los que el trabajo no me dejó ir, pero por la tarde fui a la Conferencia Magistral de Patricia Aridjis y ahí empezó el terror. Conocí a Patricia Aridjis hace varios meses, un día que ella estaba dando un taller de foto y tenía una actividad en el Parque Juárez y yo andaba en los tacos del mismo parque. Platicamos un buen rato y yo le declaré mi amor irrestricto porque es una joya de la fotografía. Pues bien, ella se acordó de mí, y me saludó cuando llegué a su conferencia. Me acomodé en un buen lugar para escucharla, y de pronto, que saca su cámara, se acerca a mí, y me dice que si por favor le podía hacer unas fotos mientras daba la conferencia. En ese momento empecé a temblar, se me olvidó cómo funciona una cámara, no supe qué hacer, me pregunté cómo diablos le hice para meterme así de pronto en una situación como esa, me sudaban las manos, tenía ganas de vomitar… ¿cómo es que acabé con la cámara de Patricia Aridjis en mis manos? ¿Qué pasó aquí?

Sobreviví. Fui a la exposición de Fred Ramos, quien ganó un premio World Press Photo por su trabajo sobre desaparecidos en su natal Salvador. Ahí, ya más tranquilo, hasta platiqué con Patricia y le volví a declarar mi amor, sólo que sí le pedí que no me volviera a meter en esa clase de líos, porque uno ya no está en edad de sufrir de esa forma. Hablando de Fred Ramos, su trabajo es impresionante.  Definitivamente nos mostró una forma totalmente novedosa de documentar un problema que nos duele a todos: los desaparecidos. Lo peor (en realidad es lo mejor) es que es un chavito, que lleva 4 años dedicándose a la fotografía, y como si cualquier cosa nos presenta algo que nunca habíamos visto. Su aproximación a la violencia tiene una profundidad y una belleza conmovedoras.

El viernes, por fin pude asistir a uno de los talleres: Documentalismo 3.0, que impartió Christian Rodríguez, fotógrafo de National Geographic. En el taller nos mostró, básicamente, su trabajo, y la importancia de las redes sociales (sobre todo Instagram) en la visibilización de nuestro trabajo como fotógrafos. El trabajo de Christian es monumental. La intimidad que logra con los sujetos fotografiados es algo que yo no había visto. Además la discusión acerca de la importancia de plataformas como Instagram, Twitter, Facebook y la forma de aprovecharlas para lograr llegar a más gente (y hasta ganar dinero) fue muy interesante. Y todo iba bien, hasta que preguntó: ¿Alguien tiene un trabajo que quisiera que viéramos? Yo no me lo esperaba.  Mi amigo Checo me dijo “enséñale tus fotos de los locos” y entonces, ya sabe, querido lector, el pánico escénico y todo eso. Además no iba preparado, y sólo llevaba cuatro fotos. Pero me animé, y, con todo el miedo del mundo, le mostré mis fotos. Desde su punto de vista de documentalista, dijo que le faltaba ver fotos del entorno de los locos, dónde viven, qué comen, entre otras cosas, y no es por querer presumirle, amable lector, pero yo me quedo con la parte en donde dijo: “tus fotos podrían ser portada en revistas”.  En realidad no sé si dijo eso o estuve desmayado un rato y lo soñé. Lo importante es que olvidé el miedo por un momento. Eso ya es algo, ¿no?

No quiero mentirle. El festival no tuvo nada de malo. En todo caso, lo malo fue no ver a la gran mayoría de los compañeros que se dedican a hacer fotos en prensa y que luego son los que más se quejan de que no hay oportunidad de capacitarse o tomar talleres para ser mejores fotógrafos. No todos los días uno tiene la oportunidad de hablar con gente que ha ganado el World Press Photo, premios nacionales de periodismo o simplemente con gente que esté trabajando a esos niveles. Lo bueno es que en dos años habrá otra oportunidad.

LO BUENO DE: MIRAR DISTINTO.

Lo bueno de este festival es muy complicado de ennumerar. Me dio muchísimo gusto ver la exposición de mi amigo Alí Marín, ver a amigos cuyo trabajo admiro y platicar con ellos, como Koral Carballo, Ángel Hernández, Hugo Ortuño, Félix Márquez y Yahir Ceballos; charlar con fotógrafos de la talla de Patricia Aridjis,  Alfredo Estrella (que también me regaló su libro) o Germán Canseco; ver en las calles fotos de Rubén Espinosa; conocer propuestas visuales como la de Fred Ramos o Média Ninja, entre otras muchas cosas. Es un privilegio para los que estamos interesados en la fotografía tener un festival así en nuestra ciudad. Sirva este medio para felicitar y agradecer a mi amigo Óscar Martínez por su iniciativa y su generosidad a la hora de compartir la fotografía, y a todo el equipo de Mirar Distinto por estos días en que la foto tomó las calles de Xalapa. Nos leemos el lunes.

Ya que aún estamos con ánimo festivo, mi recomendación de hoy va a ser una gran rola de Led Zeppelin; la tercera de su disco Led Zeppelin III, “Celebration Day”. Celebre y disfrute:

https://www.youtube.com/watch?v=h9MFyK2ohRE

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