Por el teatro

  • Jorge A. González

A más de dos años de iniciada su primera temporada en la ciudad porteña, Microteatro Veracruz se encuentra en aprietos.

Al principio y sin duda fue un proyecto exitoso; para la ciudad innovador y para la comunidad teatral incluyente.

No negaremos que esta propuesta vino a darle un respiro al teatro local y a refrescar el arte escénico.

Si hay dos expresiones artísticas que muy poco son apoyadas en esta ciudad son el teatro y la literatura.

Otro de sus logros fue el acercamiento de público, la parte más complicada y difícil de quienes se dedican a la gestión cultural.

Fuimos testigos de que no sólo hubo captación de audiencia sino que también se dio una conexión de todo tipo de auditorios: niños, jóvenes y adultos.

Una de las enseñanzas que ha dejado este concepto, es que sí, sí se puede lanzar un proyecto sin invertir tanto en publicidad.

Todo inició de boca en boca, de comentario en comentario y de recomendaciones en recomendación, hasta llegar a tener un auditorio importante.

Microteatro es un proyecto que nace en España de manera circunstancial. A alguien se le ocurrió usar un burdel para poner en cada habitación una puesta en escena de no más de 15mn y para 15 personas.

El resultado para el teatro fue un “boom” en aquél país y se extendió por varias partes del mundo sin excepción de México, pero a Veracruz llegó hasta el 2014.

Microteatro es concebido como un proyecto en su momento nuevo y austero, que no requiere de mucha producción, como lo necesitaría una puesta en escena convencional en un teatro con escenografía, orquestación, dirección, iluminación específica, entre otros aspectos técnicos.

Pero hasta lo más austero, lo más sencillo requiere de una inversión por mínima que sea, y es ahí donde este proyecto ha decaído estrepitosamente.

El problema que ha comenzado a empañar a Microteatro Veracruz es el factor por el cual muchos esfuerzos fracasan: el recurso.

Si todo comenzó de manera exitosa con ingresos más o menos considerables para sostenerse, se puede llegar a la conclusión de que existe una mala administración del recurso.

En una ecuación muy elemental podemos decir que si no hay actores no hay teatro, y si no hay actores no es por falta de talento, lamentablemente es por falta de pago.

Microteatro Veracruz comenzó a dejar de pagar a los actores, directores, extras y asistentes técnicos.

Tan sólo de la temporada XIV titulada paradójicamente “Por el teatro”, realizada del 27 de febrero al 20 de marzo tiene un adeudo de aproximadamente 25 mil pesos.

A cinco meses de haber presentado dicha temporada la mayoría de los actores y personal incluido no han recibido su pago.

Y es que la queja comenzó a generalizarse porque el ingreso para los artistas no caía en tiempo y forma; los actores comenzaron a dar vueltas sin ver resultados.

Fue en esta última temporada la gota que derramó el vaso; muchos actores que pasaron un casting para participar y que se ganaron a pulso su dinero, no lo han recibido y eso los empujó a retirarse, abrirse del elenco.

Si bien la política de Microteatro es ser incluyente, su administración y coordinación también tendría que desempeñarse con responsabilidad.

Uno de los problemas graves en el quehacer cultural es el poco valor y respeto que se le tiene a las expresiones artísticas.

De repente las autoridades, funcionarios y hasta particulares piensan que el arte divierte y entretiene pero no hay porqué pagarlo.

Esta situación contribuye a desvalorizar el quehacer artístico, el arte no tiene porqué ser gratuito, desplazado y tampoco tiene que ser regateable. El arte aporta, sensibiliza, da conocimiento y hace reflexionar, pensar. No nos quedemos con la típica y errónea definición que el teatro es el reflejo de nuestra sociedad.

Quienes se dedican a las artes, en este caso a las escénicas, se preparan, estudia; invierten tiempo y esfuerzo, todo eso vale y cuesta.

El actor come, viste y calza como cualquier otro ser humano, como cualquier otro profesionista. El esfuerzo intelectual y físico tiene un precio.

Hoy Microteatro Veracruz, además de tener un adeudo con actores de la temporada XIV, ha emprendido otro proyecto.

En coordinación con México y España tienen planeado un viaje al país ibérico para hacer una temporada con actores veracruzanos.

Lo correcto aquí sería que Microteatro México y Veracruz financiaran el viaje del elenco, porque además de promover el teatro local y nacional mexicano en el extranjero, es una empresa al final de cuentas que tiene ingresos.

No se trata de un viaje escolar o turístico en donde cada deba costear su viaje, se trata de una empresa lucrativa para la cual van a actuar.

Suena ventajoso que, además de que pagarán sus boletos de avión, sus viáticos y la estancia, tengan además que actuar con pagos pendientes.

Y eso no es lo peor, se encuentran en una fase de trabajos y obras en puerta para recaudar ese recurso para poder viajar.

Se sabe de manera extraoficial, que existe un contrato que les harán firmar para que se hagan responsables de todos esos gastos, mientras que el grupo de viajantes -que son alrededor de 25 personas- se habían quedado con el dicho de que sólo pagarían su boleto de avión.

En este elenco hay jóvenes y adultos, algunos con poca trayectoria, otros con una amplia carrera, pero creo que en esto debe prevalecer la honestidad, la congruencia y el sentido común.

Suena bonito un viaje a España para ofrecer tu talento, pero suena mal que por un viaje no se le dé el valor al trabajo teatral que se realiza en el puerto.

Creo que eso es lo que deberían preguntarse cada uno de los que están entusiasmados con ir a España, porque así es como se le abre la puerta a una práctica reprobable: quien regatea y quien malbarata su trabajo, y eso, impacta directamente en la comunidad teatrera.

Todos somos libres de decidir lo que se hace o se deja de hacer en lo individual. Lo que es bueno para uno y lo que no. Cada uno tiene la suficiente inteligencia como para no ser engañado y no sentirse aprovechado.

Creo que a veces vale más la integridad y la dignidad, que una oferta tentadora, al menos así han pensado los ocho artistas que han desistido ir a la Madre Patria.

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