Javier Duarte: blindar la impunidad

  • Mussio Cárdenas Arellano

Con altura de miras, Javier Duarte maniobra. Patalea para evitar la cárcel, apelando a la complicidad del Congreso de Veracruz, a la miseria de los diputados, que le obsequien un fiscal anticorrupción y un contralor dóciles, dos alfiles que impidan que se aplique la ley. Así ocurre cuando el miedo manda.

Ya tiene a su fiscal autónomo, su “Culín”, alias Luis Ángel Bravo Contreras, pero no le basta. Quiere un fiscal anticorrupción, que le encubra fechorías y atropellos, uso y abuso de los recursos públicos, su vínculo con el crimen organizado a través de la entrega del aparato policíaco, lo que fueron sus días como gobernador.

Quiere fiscales y contralor falderos, piezas para atar de manos a Miguel Ángel Yunes Linares, su sucesor, blindando la impunidad, libres de culpa los gángsters que tomaron el poder en Veracruz cuando Javier Duarte llegó al gobierno estatal, impuesto por Fidel Herrera Beltrán.

Con altura de miras, como diría en aquella célebre bravata, el video de las tripas y los odios, juega su carta final, imponiendo chatarra leal en la procuración de justicia, “Culín”, por ejemplo, el defensor de malosos en sus días de abogado sin brillo, fabricante de culpables, de crueldad infinita el Narciso porque se requiere no tener alma para llevar a prisión a mujeres y obligarlas a admitir culpas que no son suyas.

Nueve años le reservó Javier Duarte a “Culín” Bravo en la Fiscalía General de Veracruz. Ahí ya ha delinquido. Usa el cargo para la vendetta personal, la revancha política, la imputación sin pruebas, la interpretación de la ley a modo, suponiendo que nadie lo llamará a cuentas ni lo llevará ante la justicia.

Sólo el Congreso lo puede remover, presume Fisculín. Tiene razón. Y lo depondrá. Lo han externado ya el PAN-PRD, cuyo candidato, Yunes Linares, ganó el microgobierno de dos años, y Morena, el partido de Andrés Manuel López Obrador, que advierten que lo echarán, así como al auditor general, Lorenzo Portilla Vázquez.

Con su fiscal anticorrupción, su contralor y “Culín”, alias el fiscal general, maniobra Javier Duarte para eludir el riesgo de cárcel, usando la figura de la autonomía de las instituciones para atar de manos a Yunes Linares.

Nunca un gobernador había diseñado leyes que blinden la impunidad. Javier Duarte sí. Crea y propone. Lo avala el Congreso de Veracruz. Le concede al mecenas de la pandilla legislativa fiscalías y contraloría, autónomas e independientes.

Su fin es designar incondicionales y cómplices, subalternos y empleados que tejan la red con la que el gordobés ha de evitar que el brazo de la ley lo alcance.

Pretende ahora que sea el Congreso actual, en sus últimos meses en funciones, el que realice las designaciones de fiscal anticorrupción y contralor, con facultades autónomas, al servicio del tirano, el artífice del hundimiento de Veracruz, corresponsable del endeudamiento desde los días en que era titular de Finanzas en el gobierno fidelista y luego como gobernador.

Sobre ello, refiere el columnista Aurelio Contreras Moreno:

“Y si a nivel federal la supuesta lucha contra la corrupción es una tomada de pelo gigantesca, en el plano estatal, en la realidad veracruzana, adquiere visos de comedia del absurdo.

“En su desesperación por cubrirse las espaldas y evitar ser llamado a cuentas una vez que inevitablemente entregue el poder, el todavía gobernador Javier Duarte de Ochoa arma su propio sistema estatal ‘anticorrupción’ (no se ría) a modo, para buscar impunidad para sí y los suyos.

“Además de fortalecer a ‘su fiscal general’, Luis Ángel Bravo Contreras, para que se mantenga en el cargo nueve años y evite que los duartistas vayan a la cárcel, Javier Duarte perfila como fiscal ‘anticorrupción’ (que no se ría, pues) al abogado Jorge Reyes Peralta, cuyo único ‘merecimiento’ para ocupar un cargo de esa naturaleza es haber sido defensor de oficio de todas las cruzadas y persecuciones judiciales de éste y el anterior gobierno estatal en contra de sus adversarios políticos, así como ser enemigo jurado del gobernador electo, Miguel Ángel Yunes Linares.

“El sistema es el mismo. Y la lucha anticorrupción, una farsa grotesca”.

¿Qué grado de locura aqueja a Javier Duarte? Quizá el mayor. Jorge Reyes Peralta figura en un expediente judicial, difundido por la revista Proceso, en que tres zetas revelan los nexos de esa organización con funcionarios de la entonces Procuraduría de Veracruz, hoy Fiscalía General.

Bajo el título “Córdoba, feudo zeta”, de fecha 17 de noviembre de 2012, Proceso publicó:

“El Chilango, de 44 años, señaló también al abogado Jorge Reyes Peralta como compadre del Pencho y supuestamente encargado de negociar con los familiares el rescate de los secuestrados por Los Zetas, y quien además del pago de una parte de los rescates recibe una nómina mensual de 200 mil pesos”.

En otra parte del reportaje cita:

“El Trejo, originario de Fortín de las Flores y de 41 años, repitió los mismos nombres sobre la supuesta protección institucional y de prestanombres para el lavado de dinero. Añadió que en varias ocasiones acompañó a El Chilango a pagarle en su despacho al abogado Jorge Reyes Peralta.

“ ‘Este abogado nos ayudó en el secuestro de una persona en Veracruz, Veracruz, por la que nos pagaron una buena lana y también unos carros clásicos’, que guardaron en la casa de El Pencho.

“Reyes Peralta es muy cercano a los priistas del estado. Incluso uno de sus hijos ya fue regidor y líder municipal (Jorge Reyes Leo), mientras que el año pasado una de sus hijas tuvo como testigos de su boda a los exgobernadores Miguel Alemán y Fidel Herrera, además del actual Javier Duarte”.

También refiere la respuesta de Reyes Peralta a la prensa, el 31 de octubre de 2012.

“Yo soy limpio. Tengo una vida profesional que está en caja de cristal”.

Y acusó tres funcionarios, el entonces subprocurador Bertoldo Reyes Campuzano, el ex director de la desaparecida Agencia Veracruzana de Investigaciones, Enoc Maldonado Caraza, y el fiscal adscrito a la Marina, cuyo nombre no fue publicado, de “enlodar” a más de 100 empresarios, abogados y periodistas del estado.

Con altura de miras, Javier Duarte perdió la razón. Su prospecto no sólo es un acérrimo enemigo de Yunes Linares. Es un tormentoso abogado, de alharaca, brinco y reparo, fidelista y duartista, que acusa pero no logra condenas, que metió la mano en la infamia contra la periodista Maryjose Gamboa, ocho meses encarcelada conculcándole su derecho a enfrentar un juicio en libertad con maniobras legaloides y testimonios inducidos y falseados.

No sólo es perverso Reyes Peralta. Le imputan dos de los tres zetas detenidos en Córdoba hechos delictivos, vínculos con secuestradores, una “marranda” como la llama el abogado de la fidelidad y el duartismo, que llevó su caso ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y Human Rights Watch en Washington para salvar su honor. ¿Cuál?

Yunes azul también advierte la dimensión de la farsa y expresa que debe ser el próximo Congreso de Veracruz el que realice las designaciones.

“Preocupa en particular que pretenda que se designen a los responsables de áreas vinculadas al combate a la corrupción y a la revisión de las cuentas del Gobierno del Estado, en un momento en que la exigencia ciudadana de castigar a quienes incurrieron en graves hechos de corrupción y llevaron a Veracruz a la quiebra sean sancionados”, dice.

No hay ética política cuando las tareas anticorrupción recaen en parte de la pandilla. Algo así como si el capo fuera a ser juzgado por el sicario mayor. De ahí que Yunes azul inste al Congreso de Veracruz a escuchar a quien será el próximo gobernador y a quienes integrarán la siguiente Legislatura.

Podría ser divertido para el duartismo manipular la ley, pero no. Se prenden focos rojos cuando el líder cameral saliente, Juan Nicolás Callejas Arroyo, expresa que la Legislatura es la casa de pueblo y que está abierta al gobernador electo y que el tema amerita que sea escuchado.

Nada impedirá que Javier Duarte y el Congreso cómplice se salgan con la suya. Designarán fiscal anticorrupción y contralor. Será flor de un día. En cuanto asuma la nueva Legislatura se irán a la basura.

Así pasa cuando el miedo manda.

Archivo muerto

Siete diputados pluris para el PAN y tres son de Enrique Cambranis. Gana, pues, el ex líder estatal panista, hoy diputado federal, con la cosecha de representación proporcional albiazul en el Congreso estatal. Son cambrianistas Cinthya Amaranta Lobato Calderón, Hipólito Deschamps Espino Barros e Iván Noé Villegas Arévalo. Cinthya Lobato va por segunda vez al Congreso de Veracruz, antes por Convergencia por la Democracia; Polo Deschamps es el suplente de Cambranis en la Cámara de Diputados federal, e Iván Villegas es un operador de alta efectividad en el norte de Veracruz. Sergio Hernández Hernández es línea del dirigente estatal, Jesús Mancha Alarcón; Teresita Zuccolotto Feito, de Víctor Serralde, ex mancuerna de Silvia Monge, antes yunista y ahora duartista —¿dónde perdió la brújula, Silvia?— Marco Antonio Núñez López, el Choriqueso, alfil de Julen Rementería del Puerto, y María del Rosario Guzmán Avilés, ex diputada local, única posición de Miguel Ángel Yunes Linares… De toda la fracción panista en el Congreso de Veracruz, quien acumula más experiencia, más tablas y que conoce mejor las mañas de los priistas, es Marco Núñez López, una de las cartas más firmes para coordinar al grupo parlamentario del PAN en el Congreso de Veracruz. Ha sido regidor en Veracruz, diputado local y secretario general del comité directivo estatal panista… ¿Quiere o no quiere Darío Aburto a su pareja, Rocío Pérez, en el Congreso por Morena? Así se lo preguntan en Cosoleacaque, morenistas y no morenistas, luego de ver el esfuerzo, vía el disimulo, para que fuera la candidata de Nueva Alianza, Carla Enríquez Merlín, quien se llevara la elección por ese distrito. Muy atento, el ex alcalde Darío Aburto observaba el conteo de votos. Y muy a propósito dejó pasar un detalle: los votos del Partido Cardenista le iban siendo sumados a Nueva Alianza. Y así hasta que una voz alertó que esos votos, los del Cardenista, no tenían por qué contabilizarse a Nueva Alianza-PRI, pues no eran coalición. Con toda su experiencia, con todo su colmillo, Darío Aburto no lo objetó. El Partido Cardenista obtuvo casi mil votos, que habrían sido clave para darle el triunfo a Carla Enríquez Merlín. Tras el recuento en Xalapa, ganó Morena por 467 votos. Cuentan que Darío Aburto aún se duele porque 5 millones y una camioneta valen más que ver a su esposa en el Congreso de Veracruz luchando por una buena causa… Malacopa tiene nombre y apellido: Andrés Azuela. Bebía como aquel que mantiene un romance con el licor, inseparable, cautivado, perdido. Bebía en su restaurant El Trocadero. Vio llegar aquella noche del sábado 11 al regidor José Antonio Chagra Nacif. Recordó, si es que el trago deja recordar algo con claridad, que en sesión de cabildo se solicitó renovar la directiva de la Expo Feria Coatzacoalcos y el patronato del Carnaval, que preside Malacopa. Aducen los ediles que si le dieron el cargo es por su condición de empresario, exitoso hotelero, líder del gremio, con una que otra demanda en curso pero sorteándola. Pero como le dio por ser diputado, aunque fuera suplente de Jaime Quintanilla Hayek por el Partido Verde Ecologista de México, con funestos resultados, acaso 5 mil votos, lo mejor sería dejarlo ir. Si lo suyo es la política, que por ahí siga. Si usa el cargo de presidente de la Expo y el Carnaval, que no se pase. Era asunto de los ediles, pero una de ellas, Geny Yep, LadyCompritas, le llevó el chisme. Por eso cuando vio llegar a Pepe Chagra al restaurant, se activó la zona del recuerdo. Y la lengua también. Pasó de la hablada al reclamo. Presumió tener dinero a granel. Refirió que necesidad no tenía para aguantar conjuras de los regidores. Que sería alcalde les gustara o no. Y que “Joaquín es un pendejo”. Quizá se refería al presidente municipal de Coatzacoalcos. Y que los regidores también. Reaccionó Pepe Chagra y lo encaró. Alto uno, corpulento el otro, pintaba para función estelar. Intervino medio restaurant y amainó la tormenta. Luego Andrés Azuela ofreció una disculpa al regidor. Enterado de en qué concepto lo tiene el joven Azuela, Joaquín Caballero pedirá que entregue la Expo Feria, que se auditen las finanzas “porque no ha entregado cuentas al cabildo”. Hay otra de Malacopa. Esa fue con el delegado de la Secretaría de Educación en el sur de Veracruz, Esteban Lara…

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