Se va el Cártel de Duarte; gana Yunes Linares

  • Mussio Cárdenas Arellano

Indeseable, Javier Duarte ya se va. Lo espera la cárcel, miserable él y miserable su paso por el gobierno de Veracruz, saqueador de marras que hizo del erario público el motor de su fortuna, la violencia de su lado, el caos y la impunidad.

Se va por la vía de la democracia, vapuleado en las urnas el PRI y su candidato, Héctor Yunes Landa, frustrado su ardid para inflar a Morena, el partido del Peje López Obrador, algo que le permitiera impedir que su acérrimo rival, Miguel Ángel Yunes Linares, se agenciara la gubernatura de Veracruz.

Funesto, el domingo 5 ya es histórico. Son echados los priistas del gobierno estatal, apaleados por la fuerza del voto, por la ira de los veracruzanos, por el hartazgo social, por el dolor de miles y miles de veracruzanos que vieron desaparecer a lo suyos por la complicidad de un régimen sin alma que optó por hacer negocios con el crimen organizado antes que defender a la población.

Terrible para el PRI el domingo 5. Nada detiene la fuerza de un pueblo que parte su voto en dos oposiciones, la del PAN-PRD y la de Morena, y que aún así le da a Yunes Linares para provocar la peor derrota del priismo en Veracruz.

¿Sirvió de algo la guerra de lodo? Sí y no. No, porque así esté manchado Yunes azul, y todo lo que le imputaran fuera cierto, fue mayor la ira de una sociedad harta del duartismo déspota, ladrones de alta escuela, cínicos que robaron cada peso a su alcance, torciendo la ley pues de no hacerlo así no les sabría a nada ni les causara agrado el producto de lo hurtado.

Sirvió esa guerra de lodo para mostrar que el PRI, Javier Duarte, su mentor y padrino, el ex gobernador Fidel Herrera Beltrán, los Deantes, los Spinoso, los Del Castillo, la runfla en pleno, tienen más lodo por dentro que el que son capaces de arrojar.

Sirvió también para exhibir de qué está hecho Héctor Yunes, El Bueno. Se sumó el candidato del PRI al microgobierno veracruzano a la descalificación de su primo panista, arremetiendo contra quien fuera, Miguel Ángel o su hijo Omar, tildándolo de “enfermo sexual”, “violador”, “abusador”, la tesis de Fidel Herrera, que no pudo ser demostrada en tribunales ni en la Procuraduría de Quintana Roo.

No profirió Yunes azul una línea contra los hermanos de Héctor Yunes o su padre, don César Yunes Faisal, por disfrazarse de policías, ser inscritos en la nómina, aparecer en las fichas de control del Instituto de la Policía Auxiliar y Protección Patrimonial, tan solo para obtener permisos de portación de armas y ser acreditados como “escoltas del senador”. Para ellos ni una palabra de Yunes Linares.

Pudo exhibir cómo Liz Yunes Yunes, una de las hijas de Héctor, usaba el nombre de la Secretaría de Protección Civil para gestionar apoyo, en plena campaña de su padre, a ciudadanos afectados con eventos meteorológicos, o citar aquel episodio en que la sobrina apareció junto a tres zetas en Nuevo Atoyac —obvio, sin que ella tuviera idea— en un evento cañero. Para Liz Yunes ni una mención.

Héctor Yunes sí. De pederasta no bajó al candidato panista, de corrupto que saqueó el ISSSTE, imputándole la primera fuga del Chapo Guzmán, destacando que a través de su hijo Omar —sobrino de Héctor— atesoraba fortuna y que lo que tenía en su haber no podía demostrar que fuera lícito.

Ningún lodo duele si proviene de los infames. Javier Duarte y sus 40 ladrones pertenecen a esa subclase, parias de la política. Duele el lodo de la familia, la saña de Héctor, la hipocresía de Andrea, su hija, que en conversaciones tildaba al gobernador de “cerdo” y decía que debía estar en la cárcel, y que luego pretende desconocer lo que escribe en Whatsapp.

Ni los amagos de violencia frustran a los veracruzanos que el domingo 5 hacen añicos a Héctor Yunes y a “mi jefe político” Javier Duarte, con la fuerza del voto. Parcialmente afectó la guerra de lodo al candidato del PAN-PRD. Bajó en la intención de voto pero le dio para seguir en la contienda y ganarla. 

6:01 de la tarde. Habla Miguel Ángel Yunes. Dice que las encuestas de salida lo favorecen. Cita la exit poll de Votia que lo coloca en 37.2 por ciento de votación; Héctor Yunes, 32.1, y Cuitláhuac García, 25.5 por ciento. Parametría le concede 33.8.

Regatea Héctor Yunes. Sostiene que la victoria es suya, que supera al candidato panista. Dos encuestas de salida lo ponen en la antesala del gobierno de Veracruz. La de Mendoza Blanco y Asociados le da cuatro puntos de ventaja; la de El Financiero 8.7 puntos porcentuales. Lo que es tirar por la borda el prestigio.

Dice algo que a la postre lo sepulta: “Estas tendencias irreversibles serán confirmadas por el conteo rápido de la autoridad electoral en punto de las 23 horas del día de hoy”.

Pues no. El conteo rápido lo único que indica es que el priista perderá.

Tercia Cuitláhuac García Jiménez, candidato de Morena, y asegura que la tendencia es suya. Cuenta el staff del pupilo del Pejemesías que vencerá por tres puntos a Yunes Linares y por cuatro a Yunes Landa.

De entre 10 mil 421 casillas que abarca todo el territorio veracruzano, Morena realizó un muestreo en 100, en norte, centro y sur de la entidad. Sí, sólo en 100, según información revelada por la diputada federal por Coatzacoalcos, Rocío Nahle García, y con eso sacó su tendencia.

Los porcentajes, de acuerdo con Morena, serían: Cuitláhuac García 33.8 puntos; Miguel Ángel Yunes Linares, 30.8 puntos; Héctor Yunes Landa 29.3 puntos.

A las 11:30, el OPLE dio a conocer el conteo rápido que revelaba una tendencia a favor de Yunes Linares. Sus cifras son contundentes:

“Miguel Ángel Yunes Linares entre 33.32 y 34.79 por ciento.

“Héctor Yunes Landa entre 29.01 y 30.40.

“Alba Leonila Méndez Herrera entre 1.48 y 1.71 por ciento.

“Armando Méndez de la Luz entre 1.09 y 1.28 por ciento.

“Cuitláhuac García Jiménez entre 26.48 y 28.20 por ciento.

“Víctor Alejandro Vázquez cuevas 1.03 y 1.19 por ciento.

“Juan Bueno Torio entre 1.99 y 2.21 por ciento”.

A esa hora se había contabilizado entre el 52.89 y el 55.20 de las actas de escrutinio.

Irreversible, la tendencia apunta al triunfo de Yunes Linares y el caos para el duartismo, sepultado por el voto de castigo al PRI.

1:30 del 6 de junio. Varía el tono del discurso de Héctor Yunes. Ya no presume que las tendencias son irreversibles y a su favor. Ya no dice que ganará con 4 puntos y hasta 8.7 como aseguraba El Financiero. Ahora se mide. El conteo rápido desdibujó el engaño.

“A lo largo de mi carrera profesional —sostiene— he sido respetuoso de la legalidad y de las instituciones. Así lo reiteré a lo largo de todo el proceso electoral. Esta ocasión no será, por supuesto, excepción. Por ello, acataré en estricto sentido el llamado del OPLE para tomar los datos del conteo rápido dado a conocer hace unos minutos, como estrictamente preliminares y esperaré al cómputo distrital que definirá con absoluta certeza al ganador de este proceso electoral”.

Luego pasó de su condición ganador a competitivo:

“Las actas en nuestro poder nos ponen en una posición muy competitiva en la elección, por lo que esperaremos los resultados finales que dará a conocer la propia autoridad. Reiteramos que la amplitud del territorio, la complejidad geográfica del estado y la importancia de regiones rurales con escasa o nula comunicación impiden otorgar certeza a otro método que no sea el cómputo general”.

¿Cómo se le llama a eso? Aterrizar la derrota, segmentarla, diluirla, que el golpe duela pero poquito.

Le espera a Javier Duarte la cárcel, como le promete Yunes Linares. Denunciado, sus tretas y sus robos yacen en un expediente de la Fiscalía General, a salvo hasta ahora mientras “Culín”, alias Luis Ángel Bravo Contreras, lo pueda proteger.

Ahí consta el enriquecimiento ilícito, la compra de mansiones, ranchos, departamentos, penthouse, yates, acumulado todo en el sexenio de la prosperidad familiar. Antes apenas si les daba para vivir a muchos de sus prestanombres.

Violencia y muerte distinguen al duartismo. Desgobierna Javier Duarte a Veracruz no a ciegas sino con mala intención.

Son asesinados 18 periodistas en su régimen. Sólo a Anabel Flores Salazar, del Sol de Orizaba, le reconoce que la mataron por lo que escribía. El resto murieron por causas ajenas al periodismo, algunos —versión oficial— por presuntos vínculos con la delincuencia. Ese afán de criminalizar a las víctimas.

Pacta su policía, la policía de Arturo Bermúdez Zurita, el inventado “general” de cero estrellas, con el crimen organizado, levantando inocentes y entregándolos a los malosos. Ahí están los casos Tierra Blanca y Papantla.

Veracruz es una fosa clandestina gigante. Miles fueron a parar a ella, mientras el gordobés suelta la lengua y lanza demencial explicación: en Veracruz los delincuentes sólo roban Frutsis y Gansitos en los Oxxo.

Reprime Javier Duarte a quienes protestan. De todos los casos, el más condenable fue el de los pensionados que se plantaron frente al palacio de gobierno para exigir el pago de sus quincenas. Les envió a la policía que por la fuerza los desalojó.

Así le roba su dinero a la Universidad Veracruzana, poco más de 2 mil 300 millones de pesos, subsidio federal y estatal, transgrediendo convenios.

Horas antes de la elección, las redes sociales destrozaron a gobernador. Destacaron el saqueo, la ola de sangre, la desaparición de personas, el atropello a la ley. Iban y venían los videos, los textos, las imágenes, condenado por todos, repudiado con furia. Son videos que indignan, que conmueven, que arrancan lágrimas.

Y el 5 de junio Veracruz se la cobró.

Sombrío su futuro, se terminó de escribir con la elección de quien será su sucesor. Favorece la tendencia, irreversible, a Miguel Ángel Yunes, cuya promesa es llevarlo ante la justicia, obligarlo a devolver lo robado y que sea refundido en la cárcel.

Finalmente, el Cártel de Duarte se va.

Archivo muerto

Fernando Yunes nada traía en su vehículo. Lo detuvo la policía estatal y Fuerza Civil en el retén de la colonia Electricistas, a pie de carretera, en la entrada a Coatzacoalcos, a unos metros de río Calzadas, el domingo 5. Le dijeron al senador panista que había cometido una falta de tránsito; luego que le revisarían la unidad; minutos después que una mujer acusaba que con esos vehículos visitaban las colonias y compraban votos. Se negó el hijo del candidato del PAN-PRD, Miguel Ángel Yunes Linares, a la revisión. Advertía la treta: le sembrarían una prueba que lo incriminara. Al sitio se dirigían reporteros a los que se  les alertó que a Fernando Yunes lo habían detenido con boletas electorales, dinero y armas. O sea, antes de la revisión ya habían filtrado un hallazgo para implicarlo en un delito. Llegó personal de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales, que después se declaró incompetente por no haber evidencia de la imputación. Llegaron panistas que alegaron con la policía duartista que no había motivo para detener a un senador, máxime que tiene fuero constitucional. A bordo del vehículo se hallaba Fernando Yunes mientras era remolcado a las instalaciones del Mando Único Policial. Ahí permaneció unos minutos y fue traslado a las instalaciones de la Procuraduría General de la República. Desde el Senado, la Mesa Directiva emitió un documento en el que exigía al gobierno de Veracruz la liberación del legislador. Javier Duarte y el Pato de Tuxpan, el vocero Alberto Silva Ramos, retuiteaban lo mismo: “El senador Fernando Yunes no está detenido, su vehículo es el que está sujeto a revisión en un retén de rutina y él se niega a que lo revisen”. Después expresó el gobernador: “En el caso de que el Senador Fernando Yunes haya sido sorprendido cometiendo un delito electoral será denunciado ante la FEPADE”. Pues no hubo delito. Horas más tarde, en la PGR se revisó la maleta del senador. Tenía ropa, un desodorante y documentos. ¿Por qué no accedió a la revisión? Por la siembra de pruebas que incriminen, como le ocurre a diario a los ciudadanos. Salió de la PGR y cuando sus vehículos se los llevaban las grúas, un pseudolíder de taxistas, Moisés Carrillo de la Cruz, cual vil porro, encabezó a un grupo de choque que lanzó huevos sobre las unidades. Ni la policía, ni Tránsito, ni personal de la PGR movió un dedo contra los vándalos. Rufián de opereta, desplegaba prepotencia quizá suponiendo que el próximo gobernador sería Héctor Yunes. Quien lo envió, lo embarcó… Se extingue el marcelismo. Aporreado, Marcelo Montiel Montiel termina su ciclo con una estrepitosa derrota, anunciada derrota, dolorosa derrota. Aplasta Morena y su candidato Amado Cruz Malpica, a Víctor Rodríguez Gallegos, su operador, en algunas casillas a razón de 3 a uno, 4 a uno, 5 a uno, en la elección en el distrito Coatzacoalcos Urbano. Debacle pura, dibuja que el cacique no es tal sino una botarga que vivía de la fama, suyas las victorias en las urnas, suyos los golpes a sus adversarios, los de la oposición y los priistas. Pierde su operador más cercano, Víctor Rodríguez Gallegos, que cuando debió haberse rajado no lo hizo, cuando vio que los votos del priismo se irían hacia Lu-pilla Félix de Theurel hasta que la bajaron de la candidatura por Alternativa Veracruzana. Fantasmón, Marcelo Montiel no gana ya ni en un certamen de trompo. Su gallo fue vapuleado en la elección de este domingo 5, frustrada la diputación local por el distrito Coatzacoalcos Urbano. No habrá alcaldía para el marcelismo en 2017. Tampoco para Mónica Robles, que fue un fiasco en el distrito Coatzacoalcos Rural, donde acudía a promover el voto a favor de Héctor Yunes, el otro gran perdedor de la contienda, al que le dieron con todo en la zona Agua Dulce-Las Choapas-Nanchital y lo lanzaron, según cifras preliminares hasta el segundo lugar…

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