Tan podrido Javier Duarte como el PRI: renuncia y farsa

  • Mussio Cárdenas Arellano

Terrible el escenario electoral, vende el PRI que el malo es Javier Duarte, que debe hablar con la verdad, encarar la ley. Ahora sí. Se lo sacude cuando siempre lo encubrió, para allanarle el camino a Héctor Yunes y evitar, si es que aún puede, una descomunal derrota el día de la elección.

Qué tretas las del PRI. Cómplice siempre, calló los excesos y los atracones de poder, el saqueo y el desastre, la quiebra de las finanzas y la deuda impagable, la represión al pueblo y el baño de sangre, el paso libre al crimen organizado hasta ver a la policía de Veracruz abasteciendo de carne inocente a los verdugos del mal.

Dice ahora Manlio Fabio Beltrones que el gobernador debe acudir a la verdad, aclarar cuentas, esclarecer las cifras, explicar en qué instante se extravió el dinero, casi nada, algo así como 35 mil millones de pesos. Ahora sí.

Habla Don Beltrone a Reforma, este martes negro para el duartismo, martes 23, y se alienan los astros para diseñar la salida de Javier Duarte del gobierno de Veracruz.

Le preguntan si el PRI seguirá apoyando a Javier Duarte y, seco, responde: “Nosotros estamos respaldando a Héctor Yunes como candidato”.

No se irá por gusto, ni en plan grande. No tendrá cabida en el seno del peñanietismo, en su gabinete, en la Secretaría de Turismo o en el Infonavit, como se le auguraba cuando el presidente EPN aún lo traía de cuate, el único amigo jarocho, según el mitómano gobernador, que tenía en Veracruz.

Horas después, el columnista Edgar Hernández, auguraba la renuncia en su Línea Caliente, con un “Duarte, ¿cuándo te vas?”.

Retrataba el Premio Nacional de Periodismo ese caos llamado duartismo, que acumuló repudio a granel, que provocó a la sociedad, que vapuleó a pensionados y estudiantes, y que un día, en el café La Parroquia de Veracruz, creída la gente que el que hacía acto de presencia era Javier Duarte, comenzó a gritarle “Ratero, ratero, ratero”. Y de ahí el “Fuera, fuera, fuera”, que fue captado en videos que inundaron las redes sociales.

No era el gobernador. Javier Duarte lo aclaró, él en su despacho de palacio, ese que usa de vez en nunca porque es más placentero gobernar desde Casa Veracruz, la residencia oficial, con el cel en la mano, a tuitazos y feisbucazos, frente a la pantalla, clavado en el Xbox, con los Cheetos y la Coca al alcance.

No era Javier Duarte pero sí el repudio de la gente. Se vaciaban los odios, se volcaban los rencores, la mentada y el reclamo a quien nunca entendió que significa ser gobernador.

Evoca el episodio de La Parroquia a los días posteriores al lopezportillismo. Había dicho José López Portillo que defendería el peso como un perro, y falló. Se devaluó la moneda, se fueron los capitales, se abatieron las finanzas. Lloró en el Congreso, impotente el engreído.

Y así, cuando lo veía la gente llegar a los restaurantes, ya sin la aureola de presidente, comenzaban a ladrarle. Crecía el coro. Ladraban más. Sonreían y ladraban. Gritaban y ladraban. Y JoLoPo terminaba por largarse, con su esposa Sasha, la de las películas de burlesque y encuere, y con su escolta. Los mataban a burlas.

Así le irá a Javier Duarte, repudiado por el pueblo que lo ha sufrido, ahora que se consuma la premonición, lo que pocos auguramos desde que Fidel Herrera Beltrán bursatilizó el impuesto de la tenencia vehicular. Iba a haber quiebra y la quiebra ya está.

Don Beltrone habló de cuentas claras e instó a que Javier Duarte no oculte la verdad. Qué desmemoria o qué cinismo. Don Beltrone es el mismo que acudió al rancho San Julián, en el feudo de los Yunes Zorrilla, en Perote, y ahí, frente a todos sonreía, se abrazaba, convivía y con-bebía, celebraba las payasadas y los chistoretes del gobernador de Veracruz.

Pudo instarlo ahí a hablar con la verdad, decir cuánto debe su gobierno, cuánto no pudo solventar, cuántos de los 35 mil millones detectados por la Auditoría Superior de la Federación fueron objeto de robo, de saqueo, de corrupción. Se trata —y se debió tratar en San Julián— de hablar con la verdad.

Pero en esos días la misión era encubrir, Javier Duarte y el PRI, uno solo, solidarios en el fango, en la corrupción.

Describe la trama de lo que teje el PRI, la periodista Claudia Guerrero Martínez, autora de Entre lo Utópico y lo Verdadero, directora y propietaria del portal Periódico Veraz.

Fue conclave en el PRI nacional, el lunes 22. Don Beltrone convocó a Pepe Yunes, el senador; a Héctor Yunes, el precandidato a la microgubernatura; a Emilio Gamboa Patrón, líder de los senadores priistas; a Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación. Decidió que Javier Duarte debe dejar el poder.

“La radiografía  electoral mostraba que el culpable de la falta de credibilidad entre los veracruzanos hacia el PRI, es gracias a la pésima gestión de Javier Duarte de Ochoa… Y así, alguien deberá salir, para no seguir perjudicando el Proceso Electoral en Veracruz y por ende,  a los pre y candidatos tricolores…”.

Agregó Claudia Guerrero:

“En las próximas horas se dará el anuncio de la  separación  al cargo como Gobernador de Veracruz,  Javier Duarte de Ochoa… Quizá lo enfermen y su estado de salud se diga ser ‘grave’… Quizá lo despidan de manera fulminante y sin miramientos… Lo interesante es que ya hay traidores a Duarte y quienes como las ratas salen del barco, antes de que este se hunda….

“Mientras, en las cuatro paredes de la oficina principal de Casa Veracruz, Javier Duarte de Ochoa trata de negociar, con dinero de los veracruzanos… Intenta comprar a operadores políticos y pretende imponer su voluntad, al  no querer dejar el puesto, ‘pataleando’ de manera vergonzosa para no dejar  el poder y la ubre gubernamental”.

Un remolino envolvía a Javier Duarte y él sólo tuiteó que se hallaba en la ciudad de México, junto al presidente de la Fundación Teletón, Fernando Landeros, suscribiendo acuerdos para el futuro.

Ese martes reiteraba que no se va. Visitó medios de comunicación en el puerto de Veracruz y ahí le cuestionaron sobre los rumores de su salida. “Falsos”, respondió desdeñando los comentarios del virtual candidato de la alianza “Unidos para Rescatar a Veracruz”, Miguel Ángel Yunes Linares.

Su área de comunicación comparó la versión de su salida con el episodio de La Parroquia, donde lo abuchearon sin que el gobernador estuviera presente, creídos los comensales que el que arribaba era Javier Duarte.

Debe irse, aunque no obedece a un acto de justicia ni para enfrentar la ley, rendir cuentas por el saqueo y el abuso, por el caos en que sumió a Veracruz, la deuda descomunal, la burla a los que les debe, pensionados, empresarios, proveedores, maestros, a la Universidad Veracruzana, al Órgano Público Local Electoral.

Se irá, no porque la justicia lo vaya a alcanzar sino como una treta política del PRI, para dejar de ser un lastre para Héctor Yunes, su campaña en las últimas, sin intención de voto, atrapado en el repudio a Javier Duarte, pero también al PRI.

Nadie concibe a Javier Duarte por un lado y al PRI por el otro. Son lo mismo y son los mismos, les dice en cada foro, en cada entrevista, Miguel Ángel Yunes Linares.

Horas después, cuando la información de Claudia Guerrero viralizó las redes sociales, cuando desató la furia de los amigos del Face y los tuiteros, los internautas, Héctor Yunes se volvió a colgar del escándalo, necio en que puede hablar de culpabilidades pero no de culpables.

“Hay una ola gigantesca de exigencia para que se rindan cuentas en Veracruz”, señaló el precandidato del PRI, el candiduarte, e instó la intervención federal para enterar a los veracruzanos de lo que ha ocurrido con la aplicación de los recursos públicos.

“Aplaudo y agradezco la postura que he sostenido por largo tiempo: Debe sancionarse la corrupción. Es ahora o nunca”, agregó. ¿Ah, sí? ¿Y los elogios a Javier Duarte en los eventos de Alianza Generacional? ¿Y el silencio encubridor desde el Senado?

“No podemos seguir siendo vergüenza nacional”. Y aseguró que nadie tiene que llegar a Veracruz a limpiar la casa. Eso “lo hacemos desde el PRI”. O sea, el lodo purificando al lodo.

¿Y los nombres? Ni ahí menciona a Javier Duarte.

Describe la farsa el candidato azul-amarillo, Miguel Ángel Yunes Linares. No hay justicia. Es una trama, una treta, un show. El PRI busca salvarle el pellejo a Héctor Yunes.

Javier Duarte dejaría el cargo “no para hacer justicia a los veracruzanos, sino para proteger al PRI y su candidato tapadera porque saben que tienen perdida la elección a gobernador”, expresaba en un video que circuló de inmediato en las redes sociales.

E insistió en que Duarte y sus secuaces deben devolver lo robado. “Queremos saber dónde están los millones destinados a la salud, a la educación, (…). Queremos antes de que Javier Duarte se vaya, verlo ante un juez, a él y a los funcionarios de su gobierno y a los pseudoempresarios que prestaron su nombre para quebrar Veracruz”.

Si quitan a Javier Duarte “para protegerse”, los veracruzanos “nos la vamos a cobrar, no vamos a caer en la trampa, no nos van a ver la cara”, enfatizó.

Y apuntó:

“Nosotros queremos justicia, que devuelvan el dinero que se robaron, que Veracruz se desarrolle y haya seguridad (…) sí, que quiten a Duarte, pero que vaya a la cárcel, que devuelva lo que se robó, él y toda su banda”.

A su vez, Fernando Yunes Márquez, su hijo, senador panista, encabezaba a la fracción legislativa que solicita el juicio político al gobernador de Veracruz.

Clara, la maniobra pretende alargar el tiempo de Javier Duarte en el gobierno de Veracruz, mínimo un mes, que siga siendo la piedra atada al pie de Héctor Yunes, el fallido candiduarte del PRI.

Qué ironía. Hace meses los panistas demandaban la caída de Javier Duarte y los priistas lo defendían y sostenían. Hoy son los priistas quienes lo quieren lejos del gobierno de Veracruz, que no le cause daño a Héctor Yunes y al PRI, y son a los panistas, los Yunes azules, a quienes les conviene que permanezca mínimo un mes más en el cargo, para ahondar la crisis priista.

Javier Duarte, su desgobierno, el conflicto por los dineros, con la UV, el OPLE, el Tribunal Superior de Justicia, los burócratas y pensionados, las desapariciones a manos de policías, la ola de sangre, la violencia, el levantón, el secuestro, la extorsión, minan y socavan al candiduarte Héctor Yunes.

Una medición confiable dice que el PRI va abajo de la alianza PAN-PRD por cinco puntos en intención de voto. Otra sostiene que la brecha es superior a 10, desfavorable al tricolor. Tácitamente irreversible la derrota y de ahí la urgencia de que el principal negativo de Héctor Yunes, el gordobés que desgobierna a Veracruz, se vaya.

Farsa pura su salida. Es terrible el escenario electoral del PRI. De ahí el sacrificio de Javier Duarte. Huida sin culpa, sin justicia. Impunidad y premio al atraco.

Cómplice, el PRI le aguantó a Javier Duarte el saqueo y el abuso, el caos financiero, la ola de sangre. Y nunca alzó la voz. Ha sido su gobernador, su corrupto, su represor, su enemigo de la prensa, el perseguidor de Rubén Espinosa hasta su muerte violenta, su golpeador de pensionados, de ancianos, de lisiados, el mago que desapareció los recursos, que dejó sin dinero a todos.

Ahora es un lastre. No dejó crecer a Héctor Yunes, sus negativos cada vez peores, afectando la campaña, enfilando a la derrota.

Y por eso se va.

Archivo muerto

Así que no hay pacto con Javier Duarte, que él, Héctor Yunes Landa, es su crítico, que el duartismo no será gobierno en Veracruz. Eso pregona el precandidato del PRI con ganas de que los veracruzanos le crean. Cómo explicar, entonces, que Vicente Benítez González, el pagador de Javier Duarte en la campaña de 2010, deje la Oficialía Mayor de la Secretaría de Educación porque será en candidato priista —propuesto por el Panal en alianza con el PRI, que es lo mismo— a diputado local por San Andrés Tuxtla. Cómo entender que Karla Enríquez Merlín, chamaquilla aún, hija de la diputada Gladys Merlín Castro, deje la Subsecretaría de Fomento y Gestión Ambiental del gobierno de Javier Duarte y contienda por la diputación que mami le pretende heredar en Cosoleacaque. Embustes puros de Héctor Yunes. Si gana el PRI, ganan los duartistas, gana Fidel, ganan los que han saqueado a Veracruz, a su lado la escoria, los que han agraviado a los veracruzanos… Casi un hecho que la alianza PAN-PRD, denominada “Unidos para Rescatar a Veracruz”, tendrá candidata mujer en el distrito 29, el Coatzacoalcos Urbano. Y no se descarta que para enfrentar al marcelismo y el embate de Morena, el partido del Peje López Obrador, se opte por una dama de la sociedad civil. Se cocina en el alto mando de la alianza…

[email protected]

[email protected]

www.mussiocardenas.com