Se ha estudiado mucho sobre la historia y el origen de nuestra Bandera Nacional y por supuesto de nuestro Himno Nacional Mexicano.
Ambos símbolos y valores patrios fueron creados debido a la necesidad de reforzar el patriotismo, reafirmar el sentimiento de unidad de un pueblo y pertenencia de una Nación.
Esos tres colores, el águila, la serpiente y el nopal; la letra y la música del Himno Nacional -que describe entrañablemente nuestra independencia- son esos elementos que nos dan sentido y orgullo de la tierra en que nacimos.
Tan importante son los símbolos patrios para los mexicanos, que nada puede estar por encima de ellos, así lo estipula la “Ley sobre la Bandera, el Escudo y el Himno”.
La legislación para garantizar el respeto, difusión y uso de dicho símbolos fue propuesta en 60 artículos por el ex presidente de México Miguel de Madrid Hurtado. Ley aprobada el 8 de febrero de 1984 en el Congreso de la Unión.
Por ejemplo, en el caso del Himno Nacional Mexicano la norma dice: “queda estrictamente prohibido alterar la letra o la música del Himno Nacional y ejecutarlo parcial o talmente en composiciones o arreglos. Así mismo se prohíbe cantar o ejecutar el Himno Nacional con fines de publicidad comercial o doble mensaje”.
Lamentablemente la música del “Toque de Bandera”-considerado por muchos como el segundo Himno Nacional Mexicano- no corrió con la misma suerte para su preservación y respeto.
Vimos con tristeza cómo el propio Ejército y la Fuerza Aérea Mexicana divulgan un video -en redes y televisión nacional- para conmemorar este 2016 el 24 de febrero, Día de la Bandera Nacional.
Se trata de un comercial televisivo en el que hacen de este símbolo patrio, todo un carnaval con una “descomposición” musical de la pieza en una burda interpretación entre ritmos de banda y cumbia.
En 1932 la Secretaría de Guerra y Marina (hoy de la Defensa Nacional) lanzó una convocatoria para seleccionar un toque marcial de corneta y tambor para usarse en ceremonias cívicas y militares.
Juan Pío Manzanares fue el ganador. En 1934 sus acordes se convirtieron en toque reglamentario y obligatorio en cualquier ceremonia de homenaje a los lábaros patrios.
Ese mismo año nace la niña Xóchitl Angélica Palomino y Contreras, hija del Mayor de Infantería Mariano Palomino Villa Señor y la educadora Magdalena Contreras.
Para 1947 Xóchitl ingresó a la Escuela Nacional de Maestros para graduarse como Profesora de Educación Primaria, y en 1950 estudia además para Profesora de Educación Preescolar. Ambas carreras concluidas con reconocimientos y menciones honoríficas.
La carga cultural de su familia (militar y educativa), además de su experiencia dentro de las aulas, la cercanía con los alumnos y su presencia en todos los honores a la Bandera la conmueven y la motivan.
Cree prudente ponerle letra al Toque de Bandera compuesto por Juan Pío, considera que ese sentimiento patrio generado por ese arreglo, necesita llevar palabras y se arriesga a hacerlo.
“Bien podría adaptársele una letra adecuada, que fuera fácil de memorizar para los niños y se pudiera entonar en todas las ceremonias”, manifestó en un escrito testimonial en 1988.
Por fin terminada la obra. Su primera estrofa versa: “Se levanta en el mástil mi Bandera/ Como un sol entre céfiros y trinos/Muy adentro en el templo de mi veneración/Oigo y siento contento latir mi corazón”.
Temerosa Xóchitl envía la propuesta a la Dirección General de Educación Preescolar de la Secretaría de Educación Pública (SEP), con el fin de que fuese autorizada para cantarse entre los alumnos.
Al tratarse de un toque marcial y no tuviesen ningún inconveniente las autoridades militares, la SEP decidió adjuntar la letra a una oficio que dirigió a la Secretaría de la Defensa Nacional en 1956.
El Ejército no sólo autorizó a la dependencia que la letra y música se entonara en todos los jardines de niños, sino que su autora recibió una felicitación por escrito de parte del General de División Tomás Sánchez Hernández.
Meses después, la pieza llegó al Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), ahí el maestro Luis Sandi Meneses le dio tal difusión, que para 1957 ya no sólo se cantaba en los jardines de niños, sino también en las escuelas primarias, secundarias, y hasta en las escuelas Normales.
La profesora y educadora Xóchitl Palomino y Contreras falleció en la ciudad de México el 30 de noviembre de 1996.
Así logró pasara la historia por su amor a la patria en tan emotivos versos, que aún se escuchan en las ceremonias cívicas escolares y militares.
Es lamentable que las propias instituciones militares le falten al respeto a tan emblemático Toque de Bandera.
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Periodista independiente