Javier Duarte: la tragedia, el desgaste, el cinismo

  • Mussio Cárdenas Arellano

No cualquiera exhibe el dolor. Javier Duarte sí. Lo abate el vendaval mediático, el repudio social, el escándalo que deriva del levantón policíaco a jóvenes inocentes, la desaparición de miles, el crimen de periodistas. Hay un desgaste y es brutal.

Sólo Javier Duarte cree en Javier Duarte. Se ufana de su lucha contra la delincuencia, de la detención de capos, de la desarticulación de bandas, del impacto a las estructuras financieras, sus operadores ya en las cárceles, neutralizando a ese flagelo de la sociedad. Un Rambo tropical.

Así pues, si hay tanta eficiencia, algo no cuadra en los cuentos del gobernador. Si tiene de rodillas a los cárteles, ¿por qué sigue la violencia, por qué la policía detiene y levanta ciudadanos y los entrega al crimen organizado, por qué Veracruz es un cementerio gigantesco, narcofosas por toda la entidad, víctimas “cocinadas”, calcinadas, la sangre corriendo sin parar? ¿Por qué?

Se duele Javier Duarte y lo hace en público. Calla por unos días, agazapado el jefe de la instituciones, cuando el levantón de los jóvenes de Playa Vicente es alcanzado por un final trágico, dos de los cinco chicos hallados, supuestamente, en el rancho El Limón, en Tlalixcoyan, y apenas identificados por un hueso de 3 centímetros y por pedazos de ropa.

Se oculta Javier Duarte como sólo el cobarde lo hace y su primera aparición es a distancia, sin rostro y sin voz, sus palabras en Twitter, la red social en que suele llamarle a los capos del narco “hijueputas”.

Acabado, pulverizado en la prensa nacional, fustigado en la prensa internacional, Javier Duarte es presa de todos, acribillado por columnistas y analistas, exhibido en notas y reportajes porque no a cualquiera le levantan cinco jóvenes, se descubre que lo hizo la policía estatal, que es policía criminal, y los entrega a las bandas delincuenciales.

Y no a cualquier gobernador le hallan que su policía es defectuosa, patéticamente proclive al delito, como la acreditable del secretario de Seguridad Arturo Bermúdez Zurita, pues no hay día en que no se sepa que agreden y reprimen, que abusan de su poder, que torturan en la Academia de Policía, que violan a compañeros porque así son los códigos rojos —sexualmente violentos—, que van por sus víctimas, cargan con ellas, las hacen sufrir, les quitan la vida y luego arman un montaje y hacen creer que las alcanzó el fuego cruzado de los cárteles. He ahí el secuestro y asesinato del cantante Gibrán Martiz Díaz.

Destroza a Javier Duarte la verdad. Se sabe, y la prensa lo exhibe, que el 34 por ciento de la policía veracruzana reprobó los exámenes de control y confianza. Debían ser dados de baja, pero resulta que no. Le son útiles al secretario Bermúdez. Y le son útiles, también, al crimen organizado. Prueba de ello, el levantón de los cinco jóvenes en Tierra Blanca.

Revive Javier Duarte el domingo 14. Ese día se duele. Sale del silencio y dice el gobernador de Veracruz que el desgaste ahí está. Es el día de Javier Duarte en Twitter. Hace el intento de refutar con cuatro tuits su indolencia, su pasividad, la colusión de su policía con el crimen organizado, la muerte de los periodistas, su gobierno, él mismo destilando fobia hacia los comunicadores y hacia la libertad de expresión.

Dice así:

“No obstante el desgaste político, mediático, físico y moral, no cederé ni un milímetro en la lucha frontal contra el crimen organizado.

“Durante mi gobierno se han desarticulado, detenido o abatido a los más peligrosos capos que operaban en Veracruz de distinto carteles.

“Salvo el caso de Regina Martínez (corresponsal de la revista Proceso), los demás casos donde han sido asesinados periodistas en Veracruz, ha sido por el crimen organizado.

“El enemigo en Veracruz del periodismo y la libertad de expresión es el crimen organizado”.

Sí, el crimen organizado y Javier Duarte. Ambos, como si fueran lo mismo, han usado el poder ilegítimo de uno y el poder legal del otro para silenciar la voz de los críticos y para someter a los reporteros de nota roja, la policíaca.

Brutal es la muerte a manos de los cárteles, levantados, torturados, cercenados. Ignominioso, vergonzoso, es el clima de hostilidad creado por el gobernador de Veracruz, con su desprecio, con sus habladas, con su descalificación, con su ira demencial, que ha sido la línea para asediar, hostigar, agredir porque si el jefe político maltrata, cualquiera trata mal.

“Fuiste tú”, le gritaron a Javier Duarte en las calles, en las protestas frente a palacio, en la ciudad de México, en foros y redes sociales, al saberse el crimen de Rubén Espinosa Becerril, colaborador de Proceso, Claroscuro y AVC. Sus agentes lo golpeaban, lo asediaban, lo amenazaban. Y por ello se exilió.

Allá lo alcanzó la mano criminal, lo identificó en un restaurant y poco después le arrancaron la vida en un departamento de la Narvarte, junto a la activista Nadia Vera y tres mujeres más. Luego dirían que fue circunstancial, que iban por una de las mujeres, la colombiana Milene Virginia Martín, por un cargamento de drogas.

Indignante es el sometimiento de los medios, de sus dueños, de sus ejecutivos, al embute oficial. Con cuotas de publicidad se dicta la línea, se decide que se escribe y que no, y quién escribe y quién no. Es la línea de María Gina Domínguez Colío, la primera vocera del gordobés, voraz y alevosa. Y todavía dice Javier Duarte que en su gobierno respeta la libertad de expresión.

A los reporteros policíacos los amagan los malandros. Llaman a las redacciones para ordenar que no se publique una información. Mal cuando luego habla el grupo contrario y exige que sí se publique. Y la vida del reportero se le comienza a escapar.

Dice Javier Duarte que él no, que no es el enemigo de la prensa. Ese domingo 14, mentía y eso le hacía sentir bien.

Un día después, el lunes 15, abunda y se justifica. Su conferencia de prensa es el escenario del show:

“En ningún momento estamos criminalizando a nadie. Al contrario, estamos señalando a sus victimarios. Eso sí quiero dejar muy en claro. No por el hecho de haber sido asesinados por la delincuencia organizada quiere decir que (los periodistas) eran delincuentes”.

Después agrega:

“Aquí sí le pido (a reportera que entrevista) respeto para sus compañeros caídos. Esto es un tema de la mayor relevancia e importancia. En ningún momento hemos criminalizado, ni ningún servidor ni las instituciones”.

¿Nunca? Siempre, don gober.

Son “manzanas podridas”, dijo en Poza Rica, el día que acudió a conmemorar la libertad de expresión con periodistas del norte de Veracruz.

Son “expresión de la delincuencia”, recetó ese día en un alarde insólito, demencial, pues a quién se le ocurre organizar un festejo y luego enlodar a los festejados.

Están “vinculados con mafias”, señaló y luego aconsejó portarse bien porque vendrían cosas peores.

La criminalización de Anabel Flores Salazar, levantada en las cercanías de Orizaba, su cuerpo hallado en Puebla, estrangulada, la hizo la Fiscalía de Veracruz. El comunicado oficial decía que se investigarían varias líneas pero de la única que habló fue de sus posibles nexos con delincuentes. Y dijo que la reportera de El Sol de Orizaba y antes de El Buen Tono, de Córdoba, estaba con Víctor Osorio Santacruz, alias "El Pantera", en Acultzingo, el 30 de agosto de 2014, cuando elementos del Ejército detuvieron al presunto delincuente, .

Luego se iría aclarando que Anabel Flores estaba con su familia, que fue testigo de la detención de "El Pantera" y otras dos personas, que tomó fotografías aunque un soldado la despojó de su teléfono celular, que los tres personajes ya no aparecieron, presuntamente los mataron, y que la esposa de Osorio Santacruz, en entrevista con el periódico Excélsior, dijo que "la reportera" reconoció a los militares que aplicaron el levantón.

Del crimen de la Anabel Flores, soltó Javier Duarte que dio a conocer pormenores con información verídica. “A veces nos acusan por opacos, por no dar a conocer información y luego cuando damos a conocer información, pues ahora resulta que somos irresponsables por dar a conocer la información”.

Y otra vez Twitter, violando la secrecía, violando la ley, revelando detalles de una investigación ministerial. En un mensaje dijo el sábado 13: “Anabel Flores bajo el pseudónimo Mariana Contreras, publicó lo siguiente luego de la detención del Chichi”. Se refería José o Josele Marquez Balderas, jefe de plaza de los Zetas en Orizaba, presuntamente muerto en agosto de 2015, en el bar La Taberna, pero detenido el 2 de febrero pasado cuando pretendía evadir un retén policíaco. Estaba vivo y “Culín”, alias el fiscal Luis Ángel Bravo Contreras, lo sabía. Lo ocultó, dice, “por estrategia”, para que se confiara y así apañarlo. Así se lucha contra el crimen organizado en el duartismo.

“Este es el tal cachorro Omar Escalona hijo del jefe de la policía de Cd Mendoza este es el sucesor del chichi es el nuevo jefe de los zetas en la región no tengan miedo de denunciarlo a las autoridades su ubicación”, escribió Mariana Contreras.

No aclara Javier Duarte cómo concluyó que Mariana Contreras era Anabel Flores. No dice cómo lo puede demostrar. No dice si hackearon la cuenta de Facebook. No refiere si se hizo con orden judicial, cuándo, dónde está la solicitud en la red social par intervenir la cuenta.

Pero a fin de cuentas es una violación a la secrecía y el que la viola es el propio gobernador.

Dice que el “Chichi” es el autor intelectual del crimen y también del atentado al periódico El Buen Tono, de Córdoba, incendiado por manos criminales, ahora señalado su dueño, José Abella, de haberse autoincendiado.

Es obvia la intención del gobernador. A Anabel Flores, según Javier Duarte, la mataron por órdenes del "Chichi". Así se extingue la hipótesis de que fue ejecutada por haber sido testigo del levantón del "Pantera" a manos de elementos militares en Acultzingo, en agosto de 2014. Su esposa, 64 días después de que se lo llevaron, decía que no aparecía y que le llamaban para decirle que ya estaba muerto.

¿Fue una ejecución sumaria? ¿Callaron a Anabel? ¿Intenta desviar la atención el gobernador de Veracruz y exculpar al Ejército, así como hiciera Fidel Herrera Beltrán, su antecesor, con el caso de Ernestina Ascensión, la indígena de Soledad Atzompa, en la sierra de Zongolica, ultrajada y asesinada por soldados, acreditadas sus culpas por la corresponsal de Proceso en Veracruz, Regina Martínez, denunciada ella por Fidel por la divulgación de la fotografía en la plancha del forense, y luego asesinada la periodista, el 28 de abril de 2012?

Mejor cargarle las culpas al Chichi, ¿o no, don Javier?

Brutal el desgaste, Javier Duarte se empeña en no dejar el poder. Afirma que no se va, no ahora, como exige la prensa nacional, una buena parte de la sociedad, un sector del mismo priismo, consciente del daño electoral que les causará, sino el 30 de noviembre, cuando concluya su mandato. Y con él se queda el secretario Bermúdez, así sea que su policía levanta inocentes y los pone en manos del crimen organizado para que los “cocinen” y sean hallados, si es que los hallan, en un rancho donde hay cientos de restos, lo que convierte a Veracruz en un cementerio monumental.

Brutal el desgaste, no frena al gobernador. Miente con cinismo, porque si algo ha hecho su gobierno es coludirse con la delincuencia formal y política, ni se diga el agravio a los periodistas críticos.

Dice que se queda. Qué bueno. El PRI se lo agradecerá.

Archivo muerto

Felpa mística la que le asesta, una vez más, Yunes azul a Yunes rojo. Le receta Miguel Ángel Yunes Linares el decálogo del priista cómplice a Héctor Yunes Landa, ambos por la microgubernatura de Veracruz, ambos primos, uno por la alianza PAN-PRD y el otro por el PRI. “1. Colaborarás con quienes han llevado a Veracruz al desastre y encubrirlos; 2. Aceptarás la corrupción como parte de la normalidad; 3. Aprobarás más deuda no importa que quiebres a Veracruz; 4. No usarás la tribuna del Congreso Local ni a la del Senado de la República para exigir que se detenga el desenfreno, la corrupción y la locura de los gobernantes, no importa que lleven a Veracruz al desastre; 5. No mencionarás el nombre de Javier Duarte entre los culpables del robo y el desastre que deben ser juzgados y sancionados; 6. Negarás la complicidad de Duarte con la delincuencia organizada; 7. Callarás frente a las atrocidades cometidas por la policía estatal y te negarás a exigir que renuncien y sean sancionados el Secretario de Seguridad Pública y el Fiscal General; 8. Usarás en tus campañas políticas recursos públicos, dinero del presupuesto, para quedar así atados a quien paga, que es quien realmente manda; 9. Protegerás a los empresarios y líderes que fueron cómplices de la fidelidad y del duhartazgo para que sigan siendo fuente de recursos ilícitos, y 10. Fingirás que quieres cambiar al sistema para engañar a los ciudadanos y lograr que todo siga igual”. Le dice más. Héctor Yunes es gente del sistema y lo reconoce. Es miembro del sistema que ha jodido a Veracruz. “Su sinceridad merece un reconocimiento. Ha sido servidor de ese sistema que llevó a Veracruz al desastre durante toda su vida. Tuvo momentos estelares como subsecretario de Gobierno de Fidel Herrera, coordinador de los Diputados del PRI, y presidente de ese partido y senador de Javier Duarte”. Agrega: “Cumplió y cumple bien las reglas del sistema, en particular la del silencio”. Lo exhibe: “Nunca criticó las decisiones tomadas por sus jefes; al contrario, le faltaron palabras para elogiar a los ‘primeros priístas’ como les dicen a los gobernadores de ese partido. Ahí está el registro histórico”. Y lo remata: “Son los mismos y son lo mismo”… De criminalizador, pasa José Abella a criminalizado. Circula un fotografía en internet, lo ubican en un grupo de gente armada y le imputan al propietario del periódico El Buen Tono, de Córdoba, que está involucrado con el crimen organizado, que es un malandro y que es el autor de la quema de su propio rotativo. Se le va encima el abogado Jorge Reyes Peralta, fidelista, quien le pide “a las autoridades estatales y federales, se abra una investigación contra el propietario del periódico El Buen Tono al señalar que él también está involucrado con bandas delictivas cuyos líderes ha sido detenidos en las últimas semanas”. Presuntamente es un viejo pleito entre ambos. Abella arremetió contra la reportera Anabel Flores Salazar, levantada en la cercanía de Orizaba y hallada estrangulada en una carretera de Puebla. Dijo que trabajaba para el crimen organizado y que por eso “la corrimos”. Ahora va de acá para allá. La fotografía es contundente aunque no faltará quien diga que es montaje. Se le ve posando con seis individuos, cinco de ellos con armas de alto poder. En el portal NDMX citan a Reyes Peralta: “José Abella García es el autor de la quema de su propio periódico, exigimos una investigación seria y como veracruzano exijo que ya por favor no se le destine tanta seguridad a su persona, Abella García es un delincuente, por qué lo va a andar cuidando la policía”. Y anexan una fotografía donde el gobernador Javier Duarte abraza a José Abella… Rapaz, el gobierno de Javier Duarte también incumple con maestros de Consorcio Clavijero. No les paga. Hace siete meses, casi ocho, esperan la remuneración de su trabajo, y nada. Existen contratos individuales suscritos entre los catedráticos y la Secretaría de Educación, firmados por el oficial mayor, Vicente Benítez González, “Mister Maletas”, célebre por aquel episodio cuando un avión del gobierno de Veracruz fue asegurado por la Policía Federal en el aeropuerto de Toluca al haberse encontrado en su interior 25 millones de pesos en efectivo. En el documento también estampa su rúbrica el titular de Consorcio Clavijero, Ricardo Orozco Alor, el hijo político del ex diputado y ahora secretario de Gobierno de Veracruz, Flavino Ríos Alvarado, Mister Represión. Su relato es indignante. Había retrasos en el pago, acusan los catedráticos, pero llegaba el pago de dos, tres o hasta cuatro meses, cada que se acercaba alguna elección. Ahora ni eso. En siete meses no han recibido pago alguno, el fruto de su esfuerzo, de su dedicación, de su compromiso con la educación. Se indignan y se asombran. Si en el contrato entre ellos y la SEV se asegura que existe disponibilidad de fondos para el cumplimiento de los salarios, por qué no les pagan. Quizá el dinero de los maestros sean ya parte del fondo para la campaña de Vicente “Maletas” Benítez a diputado por San Andrés Tuxtla, y si Nicolás Ruiz Rosete no aplica en la candidatura priista por Minatitlán, de la de Ricardo Orozco, aún a pesar del lastre que significa ser ahijado de Flavino. O sea, Javier Duarte le roba el subsidio a la Universidad Veracruzana, a Consorcio Clavijero y a cuanta institución tenga al alcance de la mano. Su bronca es con la educación… Ni Víctor Rodríguez, ni Jesús Moreno, ni Mónica Robles de Hillman, ni Roberto Chagra, ni Lu-pilla Félix de Theurel. Ninguno será alcalde de Coatzacoalcos en 2018. Se fragua ya la candidatura de Jorge Tubilla Velasco, hoy delegado del Instituto Mexicano del Seguro Social Veracruz Sur, uña y carne de José Antonio González Anaya, director de Pemex. Con la línea salinista —González Anaya fue concuño del ex presidente de México, Carlos Salinas de Gortari—, se cocina el relevo del priismo anacrónico en Veracruz. Serán desterrados los caciques, los vetustos líderes que ya no controlan ni a sus nietos, los patriarcas a los que ni en casa les guardan respeto, los jefes de cofradía que no pueden con la rebeldía de sus “muchachas”. 2017 será año clave, quizá la gubernatura en manos de la oposición, de Yunes Linares, y en 2018 la estrella de González Anaya comenzará a brillar. Y con él, Jorge Tubilla… Y Morena tiene la puerta abierta para que por ella pase Amado Cruz Malpica y sea el próximo diputado local por el distrito 29, el Coatzacoalcos Urbano. Nada es oficial. Se valora la candidatura de quien en 1994 llegó a ser diputado federal con una votación superlativa, histórica, iniciando la supremacía que por años tuvo el PRD en este que llegó a ser su bastión nacional. Amado Cruz, dígase lo que se diga, es una figura sin mancha. No tiene pasado que lo avergüence ni tropiezo que lo arrincone. Fue un baluarte del PRD. A como anda el PRI, con un Víctor Rodríguez que nadie lo traga y no levanta en las colonias, donde está el voto priista; con la falta de empaque de quienes aspiran por la alianza PAN-PRD, los Alejandros Wong y Gutiérrez, así como Armando Rotter Maldonado, que se resiste admitir que el árbol ya se secó, Morena se podría adjudicar el distrito Coatzacoalcos Urbano sin mayor esfuerzo…

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