#Los5dePlayaVicente: jefe policíaco, criminal solapado

  • Mussio Cárdenas Arellano

Rufianes y malvivientes, asesinos y plagiarios, cazadores de seres humanos. De todo recluta Arturo Bermúdez, el titular de Seguridad. Y entre ellos, Marcos Conde Hernández, policía implicado en desapariciones, detenido, corrido y rehabilitado para orgullo del duartismo y para terror de Veracruz.

Su nombre irrumpe en el escándalo de los cinco jóvenes levantados en Tierra Blanca por elementos de la Policía Estatal, entregados a la delincuencia, llevados a un destino incierto, su vida pendiendo de un hilo, si es que viven aún. Ojalá que sí.

Marco Conde no es un policía cualquiera. Es el policía del secretario de Seguridad Pública de Veracruz, Arturo Bermúdez Zurita, su protector, el que lo rescató y lo mantiene como delegado de la SSP en la zona de Tierra Blanca.

Detenido por su probable responsabilidad en el levantón a los cinco jóvenes originarios de Playa Vicente, de los que nada se sabe desde el lunes 11, Marco Conde es pieza clave en este acto criminal.

Cuatro de sus subalternos ya caminan rumbo a prisión, pero él aún no. Los consignó la Fiscalía de Veracruz por la desaparición de los cinco jóvenes que tras pasar una semana de vacaciones en Veracruz, de regreso a Playa Vicente, fueron abordados mientras cargaban gasolina en Tierra Blanca.

Parecía una revisión de rutina. De pronto los obligaron a subir a una patrulla. Se los llevaron a la vista de testigos. Después, la desaparición, la entrega de José Benítez de la O, Mario Arturo Orozco, Alfredo González Díaz, Bernardo Benítez Arróniz y Susana Tapia Garibo al crimen organizado, los videos que los incriminan, el escándalo que sacude de nuevo al duartismo, que vapulea a Javier Duarte.

Van nueve días. Sigue la incertidumbre, la angustia de familiares y amigos, la indignación de Veracruz entero por la suerte de los jóvenes y por la corrupción insultante que distingue al gobierno duartista, implicado con malosos, en negocios de muerte con delincuentes.

Resurgen las historias que definen a Marcos Conde como un policía con perfil delincuencial, señalado de participar en levantones en la zona de Cardel, entre Veracruz y Xalapa, en redadas siniestras, en convoyes con hombres embozados como si fueran escuadrones de la muerte o grupos de exterminio.

Su historial lo registran diversos portales en internet. Uno de ellos, Plumas Libres, lo ubica en 2012, el 1 de diciembre, cuando ocho jóvenes fueron levantados en un lugar conocido como Canchas de Tamarindo, según refiere la denuncia 785/2012 radicada en la Agencia del Ministerio Público del Fuero Común.

Dice Plumas Libres que la desaparición presuntamente fue realizada por elementos de la Secretaría de Seguridad Pública de Veracruz.

“Consta en esa denuncia —precisa—, que al menos dos patrullas de policías sustrajeron a los jóvenes que se encontraban jugando la cascarita, ‘al menos uno andaba mal, y se llevaron a todos, un chico que había ido por comida para su esposa, embarazada, también se la llevaron, la gente contó como la policía le tiró los platos de comida’, relató la madre de uno de los ausentes.

“El tiempo en que se desarrolló esa barredora, fue en el periodo que Marcos Conde era el encargado de la comandancia de la SSP de Cardel. Conde llegó a ese lugar a finales de noviembre de 2012, y se fue a finales del 2014, a Tierra Blanca.

“Ahora está detenido con otros oficiales por la desaparición de cinco jóvenes de Playa Vicente que sustrajeron sus elementos en Tierra Blanca, hace una semana. En las últimas declaraciones del Fiscal Luis Ángel Bravo Contreras, los gendarmes de Tierra Blanca, así como bajaron a los chicos, los entregaron a un grupo delictivo”.

Destaca Plumas Libres que pese a que fueron ocho jóvenes plagiados, de quienes a la fecha no se sabe nada, sólo se presentó denuncia en torno a cinco de ellos en la Fiscalía General de Veracruz, aunque ya están dentro del programa de recompensas de la Fiscalía y de la Procuraduría General de la República.

“ ‘Ahora que sabemos —agrega el relato de Plumas Libres— que Conde es la misma persona que operó en Tierra Blanca y Cardel, donde hay desaparecidos. Vamos a pedir a la Fiscalía que lo jalen a cuentas por nuestros hijos’, dijo la madre de uno de ellos en anonimato.

“Los desaparecidos de Cardel, en la época de Conde, son Filiberto Alarcón Melgarejo, Arturo Figueroa Bonastre, Max Enrique López Batolomé, Charly Yosimar Rodríguez Torres, Miguel Ángel Sandoval Cervantes y Elfego Israel Rivera Álvarez. De los otros, sus padres no pusieron denuncia.

“Hasta ahora —abunda Plumas Libres—, la Fiscalía no ha dicho si van a consignar a Conde ante el MP, los otros cuatro elementos ya están vinculados a proceso”.

Y aporta un dato clave:

“Conde fue ex comandante de la Policía Intermunicipal Veracruz-Boca del Río, que fue eliminada por la infiltración del Cártel de Los Zetas al iniciar el gobierno de Javier Duarte de Ochoa. Conde fue detenido por el Ejército en marzo de 2008 por haberse negado a ser revisado por los soldados. Aun con eso, Arturo Bermúdez le contrató y le fue dando ascensos conforme escalaba en la SSP y lo tenía de operador en una de las regiones más conflictivas en materia de inseguridad en el estado de Veracruz”.

Así que pese a su historial, el secretario Bermúdez Zurita lo proyectó. Algo hay.

Expediente MX, en un reportaje de Laura Rojas, también lo sitúa en los sucesos de Cardel:

“ ‘Era la patrulla que a ratos manejaba la muerte y a ratos el diablo’, cuentan en Cardel sobre una unidad de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) del Gobierno de Veracruz que, entre diciembre de 2012 hasta mediados del 2014, fue vista por las noches cuando entraba por las goteras de la ciudad.

“Con unos ocho elementos abordo, esa patrulla rodaba por calles, colonias y comunidades con un solo fin: levantar gente como una barredora. La unidad invariablemente era seguida por una o dos camionetas de civiles armados y embozados u otras patrullas y a sus ocupantes se les menciona en más de 30 investigaciones en la Agencia del Ministerio Público de Cardel por casos de desapariciones forzadas.

“En las noches que la patrulla circuló en Cardel, Úrsulo Galván, La Antigua, Paso de Ovejas y pueblos vecinos, docenas de personas fueron sustraídas y jamás regresaron a ver a sus seres queridos. Eso sin contar los que aparecieron en cañales, muertos a golpes, quemados con neumáticos viejos en basureros clandestinos.

“En esos días, el jefe de la Policía estatal en el cuartel Aureliano Monfort de Cardel era Marcos Conde Hernández, quien llegó como comandante, y que ahora está detenido y bajo investigación, con otros cinco subordinados, por la desaparición forzada de cinco jóvenes de Playa Vicente en Tierra Blanca”.

Cita Expediente MX un enfrentamiento de Conde con elementos del Ejército:

“Así hasta la noche del 28 de marzo de 2008 en el puerto jarocho, cuando personal de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) detuvo y desarmaron a Conde y a otros mandos de la PIVB (Policía Intermunicipal Veracruz-Boca del Río) por irregularidades en sus armas de cargo. Eso derivó en un enfrentamiento verbal y cortar cartucho entre soldados y gendarmes. Eran al menos 80 militares y otro tanto de gendarmes. Todos rijosos. Tuvieron que intervenir altos mandos para que no corriera la sangre. No pasó ni una hora de detención y Conde recuperó su libertad, pero esas grescas entre soldados, marinos y oficiales de la PIVB se volvieron habituales en 2008 y todo 2009.

“En las solicitudes de información 0000700169910 y 0000700170010, la SEDENA informa al menos de seis desencuentros con elementos de la PIVB y soldados en los cuales se documenta cómo los jenízaros ayudaban a sospechosos a escapar de detenciones; en algunos casos ‘usaron sus patrullas para obstruir el paso de las unidades castrenses’ cuando estos se encontraban detrás de algún presunto delincuente.“Si algún elemento de la delincuencia era seguido por los soldados, en cuestión de minutos, docenas de patrullas de la Inter arribaban para allanarle el camino y comenzar la pelea verbal con los soldados. Esos documentos también señalan docenas de irregularidades en la licencia colectiva de armas para el estado de Veracruz, desde armas extraviadas, hasta alteraciones en números de serie”.

Fuera de la PIVB al ser desintegrada, infiltrada por los Zetas, Marcos Conde pronto fue acogido, rehabilitado y proyectado por el general de cero estrellas Arturo Bermúdez. ¿Por qué?

Enfrentado al Ejército mexicano, a punto de provocar una masacre por negarse a ser revisado y verificado su armamento, Marcos Conde gozaba de protección infinita, encubrimiento total. Desde lo alto lo bendecían, a salvo en todo, libre para operar. Lo pudieron encarcelar y con la misma salió.

Hoy, el policía del secretario de Seguridad está en la mira de todos, acusado de comandar a elementos dedicados a levantar ciudadanos y entregarlos al crimen organizado. El más reciente es el de los cinco jóvenes de Playa Vicente.

Rufianes y malvivientes, asesinos y plagiarios, cazadores de seres humanos, es lo que recluta el “general” Arturo Bermúdez con la venia, por supuesto, del gobernador Javier Duarte.

Uno de ellos es Marcos Conde.

Archivo muerto

No todos tienen un mapache; Javier Duarte sí. Es Víctor Hugo Moctezuma Lobato, herencia fidelista y duartista, inelegible en un principio para ser secretario general del órgano electoral de Veracruz, pero incrustado al final y sostenido para el fraude que se ve venir. Con las uñas, con las garras, sin moral, lo afianza el gobernador de Veracruz en el Organismo Público Local Electoral, parchada su ratificación pues reventó al carecer de título universitario con antigüedad de cinco años, requisito que cumplió cuando se le propuso de nuevo. Lo legal, sin embargo, palidece ante lo ético. Moctezuma Lobato fue uno de los mapaches de Javier Duarte, en 2009, cuando contendió por la diputación federal en Córdoba, ganada con una elección de estado al estilo fidelista. Moctezuma operaba en las sombras, rentando el voto. Y luego aparece en el IEV de Carolina Viveros, colocado ahí para el asalto al proceso electoral de este 2016, el que le quita el sueño al gordobés de solo saber que su sucesor podría ser Miguel Ángel Yunes Linares, cuya promesa es confinarlo en una prisión para el resto de su existencia… Coatzacoalcos I y II, así como Cosoleacaque, serán para el PRD. Lo confirma Rogelio Franco Castán, líder del partido del sol azteca en Veracruz en su gira por el sur. Refiere que la alianza PAN-PRD se concreta el sábado 23 mediante un convenio de coalición con el nombre de Frente Amplio Opositor que daría entrada a otras fuerzas políticas. Por eso, diría el de La Mano Peluda, aquí se respira el miedo, y de ahí la frustración de la mafia duartista-fidelista que ahora pretende ganar en la mesa, imponiendo a sus esbirros en los órganos electorales. Ausculta ya el PRD a quienes propondrá para la candidatura a la diputación por Coatzacoalcos Urbano. Se perfilan aspirantes no militantes, ex militantes, gente de la sociedad civil, vía una propuesta que lleva todas las de ganar ante un desvencijado marcelismo cuya figura es Víctor Rodríguez Gallegos, el chambasucia de Marcelo Montiel Montiel, sobre quien pesan acusaciones por robo de recursos provenientes de programas sociales federales desde que llegó a su actual cargo de delegado de la Sedesol federal en Veracruz. Lo mejor que pudo pasarle a la oposición es que Víctor Rodríguez sea el candidato del PRI… Enésimo bloqueo, enésimo acuerdo, y así el cuento de nunca acabar. Concluye el conflicto por la presa Yuribia, tomada por ejidatarios de Tatahuicapan la noche del domingo 17, que dejara sin agua a Coatzacoalcos y parte de Minatitlán, algo así como a medio millón de habitantes. Suscriben el compromiso de que el hospital ofrecido por el gobierno de Veracruz se construirá en terrenos del ayuntamiento tatahui, como esgrimían los inconformes. Este martes 19 se cierra un capítulo más de incumplimiento, cerrazón, de presión social, en una relación malsana que camina por los millones y más millones, que sirven para mantener quietos a los líderes ejidales y a sus fans, que permiten al gobierno de Veracruz, con dinero de los coatzacoalquenses, sofocar protestas y reclamos. Muy justa su demanda, pero si se trata de desquiciar a los coatzacoalquenses los tatahuis no se detienen. Y eso no se vale. Muy cómodo el gobierno de Javier Duarte, que arregla el conflicto sirviéndose del erario de Coatza. Y eso tampoco se vale… Raúl Ojeda Banda no habla por hablar. En el día límite, este martes 19, se inscribe como aspirante a la candidatura independiente a diputado local por el distrito de Coatzacoalcos Urbano. Aduce haber comulgado en un tiempo con la ideología panista, no coincidir con lo que ocurre hoy al interior del PAN, estar en la línea del ex senador Juan Bueno Torio, aspirante independiente a la minigubernatura de dos años, y convocar a los electores a un cambio real. Tiene 30 días para reunir más de 5 mil firmas de ciudadanos que lo respalden. El ex líder de la Cámara de Comercio de Coatzacoalcos tiene claro que para exigir hay que participar, para provocar un cambio de rumbo hay que enfrentar intereses, para rescatar a Veracruz hay que desechar al marcelismo, al ivanismo, al theurelismo, al duartismo, al fidelismo, a los partidos anacrónicos, a los satélites rémoras, a los depredadores sin moral. Los abstencionistas apestan…

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