Juan Bueno Torio, imitando a Buganza

  • Mussio Cárdenas Arellano

Me voy, dijo Juan Bueno Torio, y le salió su otro yo, su yo pecador. Lo acusa Yunes Linares de traidor al PAN, servil a Javier Duarte, pieza de Caballo de Troya, infiltrado, candidato a modo, cargado de descrédito, unido al PRI cuando el tricolor se va al basurero de la historia.

Rijoso no es, pero sucumbe al picoteo y revira: el que traiciona es Yunes, el que fracasa es Yunes, el que vocifera “una sarta de estupideces” es Yunes, el frustrado es Yunes, el que levanta falsos es Yunes, el que se muerde la lengua es Yunes.

Y sólo le faltó decir, como si fuera Gerardo Buganza y no Juan Bueno, “de Yunes yo me encargo”.

Dejó el Partido Acción Nacional —22 años de militancia, una senaduría, dos diputaciones, director de Pemex Refinación, proveedor de Pemex, coordinador de Amigos de Fox, acusado de corrupción por la periodista Ana Lilia Pérez en el libro Camisas Azules, Manos Negras, denunciada ella por el panista y exiliada en Alemania— cuando llegó a un callejón sin salida, negada para él la candidatura a gobernador.

Tarde arrancó en la lucha por la nominación Juan Bueno, sin estridencias ni denuncias, callado e indiferente, dejando un escenario fértil en el que Miguel Ángel Yunes Linares iría construyendo el proyecto del encarcelamiento a los saqueadores de Veracruz, la justicia a Javier Duarte y sus secuaces, el discurso carcelario como oferta política.

Tardíamente quiso trepar Juan Bueno Torio a una candidatura que el PAN nacional y las fuerzas estatales consintieron para el diputado Yunes Linares, porque nadie, panistas y no panistas, desde el inicio del duartismo, golpeaba tanto como él, golpeaba a diario, denunciaba el enriquecimiento del gobernador y su pandilla, el abuso de poder, el desvío de recursos públicos, la impunidad de los favoritos y el cima de inseguridad que acrecentó la violencia y el baño de sangre en el que se hunde Veracruz.

Quiso arrebatar en la recta final, cuando Yunes Linares presumía pactos y alianzas internas, los líderes del panismo en su regazo, Julen y Bahena a su lado, diputados locales y federales en diálogo permanente, recordando Yunes azul que la victoria de Josefina Vázquez Mota en Veracruz, en la elección presidencial, se la debía a él, y operando la llegada de Ricardo Anaya al PAN nacional.

Juan Bueno, como Buganza en 2010, dejó que Yunes Linares doblegara a Javier Duarte, que lo sumiera en el descrédito, que fracturara el priismo —los duartistas contra el resto del PRI—, que el saqueo se tradujera en denuncias penales por parte de la Auditoría Superior de la Federación, y que más de 12 mil millones de pesos sean objeto de una averiguación previa en la Procuraduría General de la República, el gordobés implicado, su banda sumergida en el fango hasta el cuello.

Tarde, pues, Juan Bueno se metió en la contienda interna del PAN, mientras Julen Rementería canjeaba sus dados, mientras las corrientes acordaban con Yunes Linares, el del lenguaje golpeador, generador de escándalo, gestor de aplausos y condenas.

¿Y Juan Bueno qué hacía y donde andaba? ¿Qué decía? ¿Cómo y con qué se posicionaba?

Como Buganza en 2010, dejó que Yunes Linares ablandara a Fidel Herrera y Javier Duarte, a sus secuaces, que los responsabilizara del saqueo a Veracruz, de la violencia, de la quiebra financiera, de su insultante enriquecimiento mientras los veracruzanos se empobrecen, y cuando Fidel, Duarte y el PRI hoy van en caída libre, confrontadísimos los priistas por su propia sucesión, los Yunes rojos contra todos, repudiado y vomitado el tricolor, llega Juan Bueno Torio y reclama la candidatura del PAN para sí.

Bueno se fue el sábado 20. Aduce falta de condiciones para una contienda interna, cansado de pedir al PAN nacional que no sea designación sino elección del candidato al gobierno de Veracruz, vía el voto de los panistas.

Habla sin ton ni son. Habla a toro pasado, cuando ya el consejo estatal panista había determinado que irían en alianza con otros partidos políticos, obviamente el PRD y los que se quieran sumar, y que el candidato sería elegido por designación de la Comisión Política Nacional.

Lo que no logró con los votos de sus consejeros estatales, Juan Bueno Torio pretendía lograrlo con un golpe de marro. No hubo quien lo tomara en serio. Si tiene tantos panistas de su lado, ¿por qué no se reflejó en la votación del consejo estatal, donde lo que se aprobó por amplísima mayoría fue el proyecto yunista para enfrentar al PRI?

Fue advertido horas antes de su renuncia que no sería candidato y tampoco habría posiciones para su equipo político, marginado de todo espacio, excluido de la contienda interna y si Yunes Linares ganara la elección en 2016, sin carteras en el nuevo gobierno.

Y así se fue del PAN, despotricando contra los pactos y rajando contra los acuerdos que, según expresó, dañan la esencia, los principios del panismo doctrinario.

Ese día, Yunes azul habló en demasía. Excedió el lenguaje, denostó de más. Si el enemigo abandonaba la plaza, si abdicaba el último que le disputaba la candidatura, debió agradecerle su partida y ya.

Pero Yunes azul es Yunes azul. Juan Bueno dejaba el PAN y se auguraba un éxodo de buenistas y, más aún, de antiyunistas. Y con su embestida, tildando al ex senador panista de traidor, ligado a Fidel Herrera y Javier Duarte, frenó la salida en tropel.

A nadie sorprendía que Juan Bueno se sumara a Javier Duarte y al PRI, dijo Yunes Linares. “Está a su servicio desde hace tiempo”, precisó.

Según Miguel Ángel Yunes, Duarte trató de imponerlo como “candidato cómodo” del PAN y al no lograrlo le ordenó a Bueno que renunciara y participara como “candidato independiente” para restarle votos a la alianza opositora PAN-PRD.

“Bueno se va a apoyar al PRI cuando el PRI ya se va al basurero de la historia”, agregaba Yunes Linares.

De los traidores, dijo: restan cuando se quedan. “Por el contrario, cuando se van suman, porque se llevan consigo el descrédito y el repudio de quienes fueron sus compañeros y de los electores”.

Históricamente ha sido derrotada la traición, puntualizaba Yunes Linares. “Hay renuncias por convicción y compromiso con Veracruz y otras que sólo se originan en intereses personales: la de Bueno es de estas últimas”.

Una y ya. Una respuesta le da Bueno a Yunes y promete no seguir en esa confrontación:

Le augura una derrota en la elección de 2016, similar a la de 2010 ante Fidel Herrera, el verdadero actor de la contienda sin ser candidato, el coach de Javier Duarte, denostado éste por su mentor, tildado de “reapendejado” en aquella llamada telefónica, cuyo audio difundió el periódico Excélsior, protagonistas Fidel y Fogoso, el de los jingles plagiados a Movimiento Ciudadano.

Yunes traiciona a los que lo han traicionado, acusa Juan Bueno. “Hace seis años Acción Nacional también decidió nombrar a su candidato a Gobernador y hoy quieren repetir la misma dosis cuando ya vimos que ese esquema fracasó, hace seis años el candidato del PAN, Miguel Ángel Yunes aún acompañado con el Panal perdió la elección contra Javier Duarte”, agregó.

Yunes vocifera “una sarta de estupideces”, reclama Juan Bueno. “Una persona que ha hecho de la política una arena para dirimir sus frustraciones contra quienes no coinciden con él o levantan falsos pues hay que contestarle, porque eso de que soy un traidor yo hubiera querido verlo para ver si no se mordió la lengua”, dice.

Y le recomienda acudir con el “psiquiatra para que lo mediquen”.

Deja 22 años de militancia y se va entre improperios y ataques. Traidor, le dice Yunes Linares. Frustrado, le responde Juan Bueno.

Se va del PAN avasallado por el yunismo azul, por los pactos del panismo doctrinario con Yunes Linares, y Julen y los Pipos defendiendo sus espacios, sumados al ex priísta, de la mano del PRD, que en manos de los Chuchos no es ni remotamente izquierda.

Se va como candidato independiente si es que reúne las 190 mil firmas de votantes potenciales, con credencial del IFE para que tenga validez, como que exige la ley electoral.

No lo siguen en la renuncia los buenistas. Se quedan supuestamente a apoyar al candidato que elija la alianza PAN-PRD. O sea, Miguel Ángel Yunes Linares. Sí pues.

No es así. Se quedan los buenistas a la espera de que haya negociación, que el PAN conceda, que Yunes Linares se suavice, se desdiga, lo deje de considerar traidor, infiltrado, candidato al basurero de la historia, y a cambio rescaten candidaturas y espacios en el minigabinete estatal. Se vale soñar.

Juan Bueno resultó otro Buganza. Con lo poco que tienen, por la vía independiente, no ganan la elección. Con lo poco que tienen, si acaso le restan al PAN-PRD. Con lo poco que tienen, le suman al PRI. Propónganselo o no, terminan haciéndole la chamba sucia al PRI.

¿Le alzará Juan Bueno el brazo a Héctor Yunes?

Archivo muerto

Ladroneando, el gobierno de Veracruz desata la ira de los pensionados. No les paga, les oculta el dinero, les gira cheques sin fondo, los torea. Promete pago y no cumple. Gira cheques el 10 de diciembre y ofrece que serán cobrables a partir del viernes 18; y cuando los pensionados se presentan a cobrar, en los bancos les dicen que no hay fondos para cubrir el pago. Marchan en las calles de las principales ciudades de Veracruz, exhibiendo a Javier Duarte —¿qué hace con el dinero, con los créditos, con las participaciones?—, lanzando una sentencia: “No falta dinero, sobran ladrones”. Lastimosa la escena, muestra a pensionados en condiciones de discapacidad, en sus sillas de ruedas, ayudados con muletas, una señora mayor en andadera. Y Javier Duarte no paga. Aguanta una y otra manifestación y no les envía a la policía estatal ni a los policías vestidos de civil, los que apalean universitarios, maestros y periodistas, porque todo Veracruz se le iría encima y le partiría el alma. Aguanta todo el gordobés, pero no que le cierren Xalapa. Y los pensionados dieron donde dolía. Bloquearon este martes 22 la salida a Veracruz y el Centro Histórico de Xalapa, sacudiendo a Javier Duarte, caricaturizándolo, reducido al nivel de un pigmeo. Entonces apareció el dinero. Transfirió la Sefiplan 894 millones de pesos a las cuentas de Pensiones del Estado para cubrir pensiones, aguinaldos, supuestamente retroactivo. O sea que dinero sí había, pero, como dicen los manifestantes de las canas y las arrugas, lo que sobran son los ladrones… Que los hectoryunistas cederán espacios a los pepeyunistas si gana el PRI el minigobierno de Veracruz en 2016. Ajá. Que la mitad de las secretarías, direcciones, jefaturas, serán para los pepeyunistas. Ajá. Que la mitad de las obras, los servicios, los negocios, pues, serán para los pepeyunistas. Ajá. Antes del destape del senador Héctor Yunes Landa, antes de la comida de la unidad, en el Domo de Xalapa, la tirantez entre ambos grupos amagaba con desatar el conflicto. Los pepeyunistas sentían para sí las principales secretarías del gabinete, obvio los negocios más lucrativos. Y los hectoryunistas andaban en el mismo plan. Dice Pepe Yunes, el de Perote, que él sólo apoyará a Héctor. Y dice Héctor Yunes, el de Soledad de Doblado, que él incluirá a la estructura de Pepe porque su proyecto es para ocho años, los dos del minigobierno y el sexenio que le habrá de seguir. Ajá. ¿Y las otras corrientes priistas a qué orfelinato las habrán de mandar, a qué asilo, a qué centro de reclusión, a qué casa de descanso? Porque si los próximos años el yunismo rojo se queda con todo, en algún lugar irá a parar el priismo que no juega sus canicas. A menos que ante el escenario de egoísmo que comienza a dibujarse, hagan pacto con el yunismo azul, el de Miguel Ángel Yunes Linares, que anda amarrando con todos y si el diablo y San Pedro se le atraviesan en el camino, también… Daniela Griego Ceballos no sólo es MAIZ. No sólo pugna por los derechos de los campesinos. No sólo destaca en el ámbito electoral, ex consejera local del Instituto Nacional Electoral. Será, si no hay golpe de timón, candidata del Partido del Trabajo al gobierno de Veracruz. Sería la primera mujer en ser nominada a la gubernatura, crítica sin vacilaciones, dura cuando enfrenta al sistema. Su plataforma está en el Movimiento Agrario Independiente Zapatista (MAIZ), la organización que pugna por los beneficios a los que tiene derecho la gente del campo sin importar su origen, sin incurrir en discriminación. En cuestión de semanas se definirá su candidatura. A la par, se descarta que el PT vaya en alianza con Morena, como vaticinaban los priistas, en un afán por inflar al partido del Peje López Obrador y que le reste votos a la alianza PAN-PRD… Mega accidente, por fortuna sin saldo rojo. Ocurrió en el malecón del río Coatzacoalcos, en la confluencia con la avenida Díaz Mirón. Un auto Mercedes ML 350, camioneta, que del impacto terminó de lado, dos llantas al aire, así andaría el conductor. Ocurrió al filo de las 2 de la mañana, sábado 19. Y parecía un accidente más. Pero cuando llegó la autoridad comenzó el dime que te diré, alerta los vecinos, sus miradas curiosas, sus oídos que alcanzaron a escuchar un “le voy a hablar a Duarte y ya verás”. Otro que preguntaba con tono amenazante: “¿Quieres que despierte al gobernador?”.  Algunos dieron la nota y otros la obviaron. Accidente con daños, con responsables pero sin rostros y sin nombres. Ahí andaba papá Azuela, hijo Azuela y la novia de uno de los Azuela, cada uno en su auto, lo que los medios callaron. Transparentando el hecho público, Tránsito está obligado a decir quién provocó el accidente, y sus agentes a identificar quiénes amenazaban con despertar “a Duarte” y desatar su furia sobre los servidores públicos, porque cómo se atreven a incomodar a un Azuela, cuates del gordobés… ¿Quién es ese regidor de un ayuntamiento del sur de Veracruz que usa su tiempo en sesiones de cabildo para enviar imágenes porno, vía celular? Simula que busca datos, que se documenta para hablar, y al final ni abre la boca. Envía, eso sí, chistes buenísimos, memes de antología, imágenes de chicas en cueros, bellas y no tan bellas, extremadamente sexis, sugerentes, eróticas y pornográficas, todo en Facebook, y en Twitter lanza ocurrencias mejores que las de Javier Duarte. Hay registro de sus envíos. Siempre son a la hora que hay sesión de cabildo. ¿Quién será?…

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