Postura de MQSL ante las declaraciones del arzobispo Hipólito Reyes Larios

  • Mujeres Que Saben Latín

En días pasados el Arzobispo de Xalapa Hipólito Reyes Larios, emitió ciertas opiniones acerca de las madres solteras que fueron citadas así por la prensa: “Se están volviendo una plaga(…) antes las mujeres que no tenían un papá para sus hijos era porque quedaban viudas o no lograban entenderse con su marido y decidían separarse (…) Una madre soltera no puede ser madre y padre al mismo tiempo. No está bien que falte la figura paterna en una familia aunque la mujer así lo haya decidido, pues las madres solteras se están volviendo una plaga (…) México tiene un montón de mamás solteras. Y eso se hace una epidemia porque la que es hija de madre soltera al rato no tiene otro modelo que ése aunque sea inconscientemente”.

El colectivo de Mujeres que Saben Latín, lamentamos y reprobamos esta forma de discriminación y planeamos nuestra postura de manera explícita en esta columna a partir de tres argumentos: a) Hay un nulo respeto a la libre decisión de pensamiento y acción de las mujeres, b) el espacio de poder desde el cual fue dicha esta opinión tiene un impacto determinante en nuestra sociedad, y c) los mensajes entre líneas que se asoman en esta declaración abren un abanico de prejuicios machistas y señalamientos injustos que no deben sostenerse en pleno siglo XXI.

Es lamentable que en la actualidad, los líderes religiosos sigan reproduciendo discursos retrógradas, no respeten los derechos humanos de las personas y emitan mensajes de discriminación. ¿Por qué no aceptan que los tiempos cambiaron? Es cierto que vivimos en una sociedad machista, pero hay mujeres y hombres que pensamos diferente y que decidimos qué hacer con nuestras vidas, una vida que corresponde a cada quién y en la que nadie debe meterse.

Nos preguntamos: ¿Por qué la vida y el quehacer de las mujeres que no se ajustan a normas tradicionales que datan de la edad media siguen causando tanto debate en la segunda década del siglo XXI? Podríamos aventurar varias respuestas. Lo que es cierto es que cada vez resulta más insostenible cuestionar la libertad y el libre albedrío de las ciudadanas. Pese a ello, instancias de carácter gubernamental, social, cultural o religioso se yerguen en la autoridad que tienen sobre numerosos sectores de la población para hacer de la descalificación hacia las mujeres algo natural, permisible y justificable.

Es lugar común para quienes detentan poder e influencia, subestimar y herir la dignidad de aquellas a quienes históricamente se les ha adjudicado el origen del pecado y los males del mundo, como nos lo demuestran las historias en torno a Eva y Pandora. Es una gran tentación cuestionar a las ciudadanas, a quienes ni siquiera se les permite ejercer un derecho básico de la ciudadanía: el derecho a decidir. La intolerancia es un arma letal. Sobre todo cuando proviene de quienes son lo suficientemente inteligentes como para medir el daño que pueden provocar las palabras que emiten desde sus espacios privilegiados de poder.

No nos sorprende que un “representante” de la iglesia católica tenga esta postura, puesto que pertenece a una institución que favorece al sistema patriarcal dónde no hay cabida para las mujeres, a menos que sea para labores de servicio, atención y cuidado. Más allá de lo dicho y sus aclaraciones, habría que reflexionar sobre el papel de los hombres en todos los ámbitos de nuestra vida. La participación masculina en los cuidados y atención de las hijas e hijos, es mínima en comparación de la carga de las mujeres; muchos de estos hombres han sido educados para considerar que el embarazo es algo que le corresponde a las mujeres, como otros más, y además se sienten con la autoridad para cuestionar sus decisiones y calificarlas.

Las declaraciones hechas por el arzobispo demuestran la reafirmación de esa perspectiva única desde la cual se pretende seguir midiendo, contando, administrando y dominando el mundo, desde la cual, el pensamiento de las mujeres y sus acciones libres son una amenaza que se extiende, una plaga.

Una de las grandes aportaciones del feminismo al pensamiento contemporáneo es la de entender que el mundo se percibe según la condición de género de cada persona. Así pues, habría que reflexionar que no existen verdades únicas, porque depende de quién narre la historia es como pueden interpretarse los discursos. Es absurdo que la vida de las mujeres siga siendo cuestionada como si nosotras únicamente fuéramos objetos, personajes de una puesta en escena, pero no protagonistas y narradoras de la sociedad actual.

Por otro lado, hablando en concreto de la referencia a “las madres solteras”, no todas las mujeres decidieron ser madres y vivir el proceso sin una pareja. En algunos casos, el hombre se fue y no quiso ser responsable de un hijo o hija. Miles de mujeres han educado a sus hijos y los han sacado adelante solas ¿Por qué tienen que ser juzgadas? Invitamos a los líderes religiosos a que hagan un ejercicio de autocrítica, revisen las leyes. El estado es laico.

Por otra parte, leemos con igual preocupación que la calificación de "plaga" que hizo el arzobispo de Xalapa de las madres solteras, a las personas que dicen que las palabras de este señor fueron sacadas de contexto, pues argumentan que en ningún momento calificó a las madres que han sido abandonadas por el padre de sus criaturas como una plaga, sino que se refirió sólo a aquellas que tomaron la decisión de convertirse en madres sin la presencia de un hombre a su lado.

Pues es aún más lamentable que la decisión libre y plena de las mujeres, se vea como una amenaza. Ojalá todas las madres que crían solas a sus hijas e hijos lo hicieran por elección y no orilladas por las circunstancias permitidas por una sociedad machista que aún ve con normalidad el desapego de los varones por sus hijos. ¿Dónde queda entonces el espacio para el libre albedrío, ese que dicen que nos ha sido dado a las y los seres humanos? ¿O es que para las mujeres no debe aplicar? Creemos que ya es hora de que la iglesia se adapte a la realidad actual y deje a un lado la moral y las visiones arcaicas con las que se empeña en seguir evaluando las acciones del mundo.

No esperemos más que la disculpa (que ya dieron), ahora nos toca cerrar filas a todos los colectivos que trabajamos para garantizar el acceso a las mujeres a la justicia y una vida libre de violencia y fortalecer nuestro trabajo de manera conjunta con la finalidad de mantener los avances y logros que han tenido y ampliar nuestro alcance, luchando para hacer realidad la igualdad entre mujeres y hombres.

Así pues, quienes escribimos esta columna reprochamos la falta de respeto que continuamente hacen jerarcas eclesiásticos sobre personas que cotidianamente sufren de la intolerancia y discriminación. “Un mundo donde las mujeres son marginadas es un mundo estéril”, son las palabras que el pasado 8 de marzo pronunciara el Papa Francisco, con motivo del Día Internacional de las Mujeres. Y se refirió a todas las mujeres del planeta. Sin excepción.

Ojalá que lo único que cunda en la población en general, como una plaga y se convierta en epidemia, sea la conciencia ciudadana de nuestro inalienable e indiscutible derecho a decidir.

¡Estado laico, libertad!