Los mitos del amor romántico

  • Mujeres Que Saben Latín

Por Sheyla Fuertes Lara

El mes de febrero está señalado por la sociedad capitalista, los medios de comunicación y la mercadotecnia, como el mes del amor y la amistad; fecha en la que se nos insiste en la compra de regalos para nuestras parejas, o invitaciones a comer o a cenar para “demostrar amor” de esa y única manera. 

La cultura patriarcal que permea a nuestra sociedad, promueve diversos mitos acerca del amor romántico que conllevan una sola manera de ver y vivir el amor, como la idea de que las mujeres debemos esperar al príncipe azul con el que viviremos felices para siempre.

Pero los hombres no escapan de estos mitos, pues se les enseña que deben buscar su princesa para que los cuide, les lave la ropa, los atienda y siempre permanezca a su lado.

Y es esta misma cultura la que promueve otros mitos para nosotras; como que tenemos que estar siempre dispuestas para agradar a nuestra pareja, no importando que tengamos hijos, hijas, u otras responsabilidades, o que en algunos casos tengamos una doble jornada laboral.

Estos mitos acerca de las relaciones de pareja nos han hecho mucho daño, nos dicen que debemos esperar a que llegue el salvador, y que si llega y no es lo esperado, tenemos que aceptarlo y aguantar. Si nos golpea, nos insulta, nos cela o nos agrede, es porque nos quiere, y es lo que nos tocó sufrir. Y que si no se sufre, pues no es amor.

El amor romántico es un tema que se ha estudiado desde el feminismo, mujeres como Marcela Lagarde, Coral Herrera Gómez, Sonia Santoro, Mari Luz Esteban, entre otras, han reflexionado sobre las consecuencias que acarrean los mitos del amor romántico en las mujeres y sus relaciones de pareja, con el fin de tratar de desmitificar eso que durante años nos han enseñado y tanto daño nos hace a las mujeres.

Es necesario analizar a conciencia el tema del amor y de las relaciones de pareja para proponerlas de manera diferente, excluyendo tópicos tradicionales como el que el amor de verdad, se sufre y duele. Las personas cambian y por lo tanto las sociedades también, por ello es lógico que también cambien la forma en la cual nos relacionamos.

Y con esto no quiero decir que en las relaciones de pareja las buenas o ingenuas sean las mujeres y los hombres los malos y perversos; ya que ambas reproducimos lo que nos han enseñado.

Y no se trata de criticar el amor romántico, se trata de aprender y desaprender. Se puede ser romántica y suspirar por el amor que nos haga felices y traiga a nuestras vidas aquello que sea benéfico para nosotras.

Hay que preguntarnos ¿qué es lo que nos hace sentir bien?, ¿me hace feliz el hecho de estar casada a pesar de que mi pareja me hace sufrir?; ¿me siento bien con una persona que me cela, que no confía en mi?; ¿me hace feliz una pareja que me miente?; ¿me hace sentir bien que mi pareja decida por mi?; ¿me siento bien con mi pareja al discutir la mayor parte del tiempo?; ¿esta forma de amar es la que quiero?

Las relaciones entre hombres y mujeres deben ser igualitarias, en todos los aspectos de la vida, ya sea en parejas heterosexuales u homosexuales.

Lo importante de reflexionar sobre las nuevas formas de relacionarnos amorosamente, es que el amor de pareja no debe ser lo más importante o el centro de nuestras vidas.

Hay que desmitificar la idea del amor romántico, aprender a relacionarnos mejor, mediantes acuerdos, negociando, con o sin pareja, dejar los apegos. Estar bien con nosotras, nosotros mismos, con nuestra familia, las amigas, amigos, compañeras, compañeros. Poder disfrutar de nuestro entorno y sentirnos bien, para tener mejores relaciones de convivencia con todo lo que nos rodea.