Cerati

  • Aurelio Contreras Moreno

A mitad de la década de los 80 del siglo pasado, lo único que un adolescente clasemediero en una ciudad obrera como Orizaba tenía para escuchar música nueva era la radio, esa compañera fiel que iluminaba las tardes y cobijaba las noches con las canciones que buscábamos aprendernos para luego ir a las “discos” a gritonear y bailar.

Eran los años de la efervescencia del “Rock en tu Idioma”, un movimiento que, aunque meramente mercadotécnico en su concepción comercial, agrupó bajo un mismo sello a un conjunto de bandas de variados estilos, no todos necesariamente pertenecientes al rock, pero que llenaron de música y le dieron identidad a una generación entera.

Una tarde, aquel chico estudiante de secundaria, que no era de los más populares de su clase, prendió la radio para esperar alguna buena canción y grabarla en un cassette, objeto hoy en desuso que en su momento era un bálsamo para aquellos quienes, como ese jovenzuelo, no tenían dinero para comprarse el disco del momento y suplían esa carencia armando sus propios compilados, con todo y la rúbrica de la estación radiofónica o algún “oportuno” comentario del locutor a media canción.

En ese momento, ese muchacho, que no era otro sino yo, escuchó los primeros redobles de una batería que daban paso a un riff de guitarra que se volvería inconfundible y una voz que sería entrañable y no dejaría de cantar a su lado los siguientes 27 años.

“Persiana americana” era aquella canción que escuché  a los 13 años de edad, Soda Stereo la banda que la tocaba y que desde ese momento se convirtió en mi favorita en español, por su música potente, por sus letras diferentes a las de los demás grupos de su época, y porque su hallazgo me ayudó a pertenecer a un mundo que no me agradaba del todo.

Las siguientes tres décadas fui un fiel fan de la producción musical de Soda Stereo, pero sobre todo del talento de su líder, guitarrista y principal compositor, Gustavo Adrián Cerati Clark. El mismo que este jueves 4 de septiembre, tras librar una dura batalla de más de cuatro años en estado de coma, finalizó su sueño estéreo y ascendió al plano de eternidad, dejando tras de sí un legado que va más allá de lo musical, razón por la cual su muerte causó un enorme impacto en todo Iberoamérica.

Las canciones de Gustavo Cerati, con Soda Stereo y en plan solista, son parte fundamental del soundtrack no sólo de mi generación, sino de varias posteriores a la mía que encontraron a su propio narrador de metáforas en su lírica, a un héroe que hacía cosas imposibles en la guitarra, a un sutil provocador de fantasías con las que podías bailar, sudar, gemir o llorar.

En mi vida, en mi relación de entrega total a la música como forma de vivir, antes de Sabina, de Serrat, de Aute, estuvo Cerati. “Signos”, “Cuando pase el temblor”, “Nada personal”, “Danza rota”, “Prófugos”, “No existes”, son las canciones que me transportaron de la adolescencia a la juventud. “De música ligera”, “En el séptimo día”, “Canción animal”, “Un millón de años luz”, “Sueles dejarme solo”, me animaron en días aciagos. “La  ciudad de la furia”, “Puente”, “Un misil en mi placard”, “Trátame suavemente”, “Signos”, están en mi lista de favoritas de la vida.

Lamento que desde hace cuatro años hayamos perdido al artista, al ser humano que se sumió en un largo sueño del que despertó como leyenda del rock iberoamericano, de la música en español. Su desaparición física sólo marca el inicio de una vida que se extiende a través de su obra, de sus canciones, de su genialidad.

Buen viaje, Gustavo. Nunca acabaré de agradecerte por todo lo que significaste y significarás en mi vida y en la de miles de personas a través de tu música, que es el lenguaje del alma, la cual nos brindaste como verbo carne.

Gracias totales.

Twitter: @yeyocontreras

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Aurelio Contreras Moreno

Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP). Inició su carrera en el periodismo como reportero gráfico en el Diario “Cambio”, en 1995, en la ciudad de Puebla, siendo aún estudiante.

Fue Subdirector fundador de Diario “AZ Veracruz” y Subdirector de Información en Diario “AZ Xalapa”.

Entre 2005 y 2006 participa en el proyecto periodístico colectivo “Horas Extra”, el primer periódico gratuito que se publicó en el estado de Veracruz, y del cual fue uno de los fundadores e integrante del Consejo de Redacción.

De 2006 a 2014 fue Director Editorial de Grupo Líder, que edita la revista Líder en los estados de Veracruz y Puebla.

Actualmente es colaborador de la revista etcétera, del noticiario radiofónico “Infórmese” de  EXA FM en la ciudad de Matamoros, Tamaulipas, y autor de la columna “Rúbrica”, que se publica en diferentes medios de comunicación, impresos y digitales.