Mundial, reformas y conspiraciones

  • Aurelio Contreras Moreno
La pobreza y el atraso de unas naciones no tiene que ver con su afición por un deporte.

Confieso sin vergüenza alguna que veré tantos partidos pueda del Mundial de Futbol Brasil 2014. Me gusta el soccer desde niño, aunque de unos años a la fecha le dedico tiempo a disfrutar sólo los encuentros de alta competencia. La liga mexicana me provoca somnolencia crónica.

No creo por ello ser un mal mexicano ni un desobligado de mis deberes. Como todos los aficionados a cualquier deporte de masas (el soccer no es el único), tengo que trabajar para vivir, así que no me incluyo en esa categoría que los intelectuales orgánicos, la “izquierda progresista” o las “vacas sagradas” del “periodismo bueno” denominan con desprecio snob como “la masa idiotizada”.

Ningún deporte, así como ningún espectáculo y ningún medio de comunicación son, por sí mismos, armas de manipulación del “pobre pueblo indefenso”. Como todo, depende del uso que se le dé a cada uno, y de lo que los espectadores y audiencias estén buscando en ellos. El soccer no es mejor ni peor que el americano, el beisbol o el basquetbol. De hecho, todos parten del mismo principio, que es anotarle al equipo contrario. Cada uno tiene su público y sus hinchas. No hay más.

En México es indudable la fascinación  que ejerce el soccer sobre la mayoría de la población, y también resulta más que evidente cómo esto es aprovechado por los medios y los comerciantes en general para aumentar sus ventas. Pero eso también sucede en otros países mucho más desarrollados, como Inglaterra, Alemania, Francia o Suecia, y nadie dice en esos países que sus aficionados sean unos imbéciles esclavizados por los medios. La pobreza y el atraso de unas naciones no tiene que ver con su afición por un deporte. La clave está en la educación. De ahí parte todo.

Todo esto viene a colación  porque se ha querido manejar la idea de que durante el Mundial, aprovechando que “toda, absolutamente toda” la población mexicana estará pendiente de los juegos de la selección nacional, los partidos políticos “nos robarán” el petróleo, beneficiarán a los monopolios de los medios de comunicación y casi casi nos convertirán en una colonia texana más al aprobar en estos días la legislación  secundaria de las reformas Energética y de Telecomunicaciones.

Sólo que a nuestra conspicua partidocracia no le hace falta el futbol para aprobar reformas lesivas para la población. Lo ha hecho antes, en periodos en los que no había ningún evento extraordinario, y sin que a la gente le importase un reverendo comino. Verbigracia, para seguir en el mismo contexto, la aprobación de las reformas constitucionales cuya reglamentación es lo que se discute actualmente.

El problema no es que se celebre una famosa y mediática justa deportiva internacional, sino que a la población de este país le vale lo que los políticos hacen con él. La indolencia de los mexicanos hacia el quehacer público, su preferencia por la comodidad de la ignorancia y la pasividad es lo que ha permitido que la clase política se enriquezca a sus costillas.

Si los mexicanos fuéramos conscientes de nuestra responsabilidad ciudadana nunca habríamos permitido saqueos al país como el del Fobaproa, por citar un ejemplo, que no fue autorizado en medio de un Mundial de Soccer.

Hay una larga cadena histórica de agravios de los políticos a la sociedad que dejamos pasar, de los que no tenemos memoria. Y para mayor prueba de lo anterior, seguimos votando y llevando al poder a los mismos personajes y grupos que le han dado en la madre a México desde que se tiene memoria.

Las teorías de la conspiración les son muy redituables a quienes a través de éstas quieren justificar su incapacidad y mediocridad, y cargarle la culpa de eso a una sociedad que ellos mismos se han encargado de alienar no mediante el futbol, sino con un sistema educativo de pacotilla, corrupto y deficiente.

No hay que engañarse. Quien de por sí está al pendiente del debate público, participa y emite sus opiniones consuetudinariamente, no dejará de hacerlo porque haya futbol. Y a quien la discusión del futuro del país no le ha importado nunca, no va a cambiar su manera de pensar y vivir aunque le apaguen la TV, pues siempre encontrará en qué desperdiciar su tiempo.

Además, y para alivio de la “intelectualidad superior antifutbolera”, la selección mexicana se regresa de Brasil después del tercer partido.

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Twitter: @yeyocontreras

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Aurelio Contreras Moreno

Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP). Inició su carrera en el periodismo como reportero gráfico en el Diario “Cambio”, en 1995, en la ciudad de Puebla, siendo aún estudiante.

Fue Subdirector fundador de Diario “AZ Veracruz” y Subdirector de Información en Diario “AZ Xalapa”.

Entre 2005 y 2006 participa en el proyecto periodístico colectivo “Horas Extra”, el primer periódico gratuito que se publicó en el estado de Veracruz, y del cual fue uno de los fundadores e integrante del Consejo de Redacción.

De 2006 a 2014 fue Director Editorial de Grupo Líder, que edita la revista Líder en los estados de Veracruz y Puebla.

Actualmente es colaborador de la revista etcétera, del noticiario radiofónico “Infórmese” de  EXA FM en la ciudad de Matamoros, Tamaulipas, y autor de la columna “Rúbrica”, que se publica en diferentes medios de comunicación, impresos y digitales.