Abandonado norte

  • Aurelio Contreras Moreno

Casi cuatro años se tardó el Gobierno de Veracruz en darse cuenta que en el norte del estado viven -o mejor dicho, sobreviven- en un ambiente de terrible violencia e inseguridad.

Tres años, cinco meses y once días después de que tomó el poder, el gobernador Javier Duarte de Ochoa anunció el programa "Blindaje Norte" para las regiones del Totonacapan y la Huasteca veracruzana, como respuesta al enfrentamiento armado -un operativo, como gustan llamarlos- que la semana pasada se dio en la ciudad de Papantla y que dejó un saldo de varios muertos.

Por desgracia, esta situación no es nueva en esa zona de Veracruz. Hace varios años que el norte es tierra de nadie. Al menos desde el sexenio de Fidel Herrera Beltrán, las bandas delincuenciales sentaron sus reales en toda esa región, que comprende desde Emilio Carranza hasta Pánuco, pasando por Martínez de la Torre, Poza Rica, Tuxpan, Álamo y Tantoyuca, por mencionar algunas de las más importantes de esa enorme franja territorial.

En esas ciudades, la delincuencia organizada ha impuesto su ley y sus reglas. Las balaceras son tan cotidianas que ya no sorprenden a la población. En ciudades como Poza Rica, los criminales dictan a los medios qué sí y qué no publicar y hasta han llegado a decidir hasta qué hora se puede vender alcohol en los establecimientos comerciales e incluso en las grandes franquicias, pues en las noches ese negocio lo controlan ellos.

A esa situación de inseguridad hay que sumarle el ancestral abandono del norte de Veracruz en materia de servicios e infraestructura. Los únicos tres municipios que han recibido algún beneficio en los últimos años son Poza Rica, Papantla y Tuxpan. El primero, por albergar instalaciones de Petróleos Mexicanos, que es su principal fuente de ingresos. El segundo, por ser la sede de la Cumbre Tajín y por su nombramiento federal de Pueblo Mágico. 

El caso de Tuxpan es especial. Su condición de puerto debiera haberle acarreado mayores beneficios como núcleo comercial del país. Pero esto se ha visto frenado por la dificultad para acceder a éste por vía terrestre, lo cual se supone que será subsanado una vez que se concluya la autopista que lo conectará con la ciudad de México y lo convertirá en el puerto más cercano al Altiplano de todo el país. 

Pero en tanto eso ocurre, la única que ventaja que logró Tuxpan en los últimos tres años fue haber sido gobernado por Alberto Silva. Y no por sus cualidades como alcalde, sino porque su amistad y cercanía con el gobernador Javier Duarte le permitieron tener recursos y obras estatales como ningún otro municipio veracruzano en lo que va de este sexenio. Y una vez que Silva dejó la alcaldía, se acabó la Jauja. 

No por nada en varias ciudades y pueblos del norte de Veracruz se sienten como los hijos no queridos de su estado. Incluso, se identifican más con Tamaulipas que con la entidad a la que pertenecen, la cual nunca ha volteado a verlos ni los ha integrado a los proyectos de desarrollo, a diferencia de los municipio de las zonas centro y sur, que como quiera han logrado crecer gracias a la instalación de industrias que generan empleos y derrama económica. 

Hasta el potencial turístico de la zona norte ha sido desdeñado. A pesar de su belleza natural y de sus atractivos arqueológicos e históricos, el norte no puede aspirar a atraer visitantes con las lamentables vías de comunicación con que cuenta. Ni en eso hay visión ya no digamos de desarrollo. Ni siquiera la hay de negocio.

Como otros "operativos" del pasado reciente, el "Blindaje Norte" suena más a una respuesta coyuntural que a una verdadera estrategia con estructuración y coordinación efectivas. Es un placebo para que la población guarde calma sin atacar el verdadero cáncer que carcome las células del tejido social de esas comunidades.

El norte, y el resto de las regiones de Veracruz, necesitan mucho, muchísimo más que eso para recuperar la tranquilidad, la paz y la certeza para invertir y para vivir. Para la foto, se ve todo muy bonito. Lástima que así no sirva para nada.

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Twitter: @yeyocontreras 

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Aurelio Contreras Moreno

Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP). Inició su carrera en el periodismo como reportero gráfico en el Diario “Cambio”, en 1995, en la ciudad de Puebla, siendo aún estudiante.

Fue Subdirector fundador de Diario “AZ Veracruz” y Subdirector de Información en Diario “AZ Xalapa”.

Entre 2005 y 2006 participa en el proyecto periodístico colectivo “Horas Extra”, el primer periódico gratuito que se publicó en el estado de Veracruz, y del cual fue uno de los fundadores e integrante del Consejo de Redacción.

De 2006 a 2014 fue Director Editorial de Grupo Líder, que edita la revista Líder en los estados de Veracruz y Puebla.

Actualmente es colaborador de la revista etcétera, del noticiario radiofónico “Infórmese” de  EXA FM en la ciudad de Matamoros, Tamaulipas, y autor de la columna “Rúbrica”, que se publica en diferentes medios de comunicación, impresos y digitales.