Tumbas de hombres ilustres en Xalapa, abandonadas

Karla Cancino / Diario de Xalapa

En medio de maleza, basura y abandono descansan los restos mortales de veracruzanos ilustres como Juan de la Luz Enríquez, Enrique C. Rébsamen, Sebastián Camacho, Antonio María de Rivera así como Mariana Sayago y Manuel C. Tello y los mártires del 28 de agosto en el panteón 5 de Febrero, que pese a ser declarado monumento histórico no tiene el mantenimiento adecuado.

Las tumbas de quienes fueron pilares de la educación, gobierno, política y artes de Veracruz lucen abandonadas, rotas, sucias y descuidadas; la basura se hace presente en buena parte del cementerio y los malos olores reciben a las pocas personas que ingresan a conocer la historia de los veracruzanos que fueron enterrados en ese sitio. En peores condiciones están las tumbas que datan de 1850. A lo largo del céntrico camposanto se observan lápidas despedazadas y mausoleos cubiertos de moho.

La tumba de Juan de la Luz Enríquez, exgobernador de Veracruz, ocupa el sitio principal del panteón xalapeño, el mausoleo se mantiene en un estado aceptable, sin embargo, la lápida que cubre su tumba se encuentra desgastada por el tiempo y se ha quedado sin letras. Con dificultad se lee el texto: "Homenaje de los veracruzanos a la memoria de Juan Enríquez". La estatua que ocupa el centro de la tumba del exmandatario fallecido el 17 de marzo de 1892 tiene tres dedos faltantes y el mármol ha perdido su brillo.

Los restos de Enrique C. Rébsamen, fundador de la Benemérita Escuela Normal Veracruzana, también descansan en el panteón 5 de Febrero. Ubicada en el primer pasillo la tumba del educador suizo fallecido en 1904 se encuentra en buen estado, a diferencia de la mayoría con las que comparte zona en el camposanto, ya que lucen abiertas, rotas o abandonadas.

Si bien sus restos mortales ya fueron llevados a la Catedral de Xalapa, la primera tumba de San Rafael Guízar y Valencia se encuentra ubicada en este panteón y es parte de los recorridos que se ofrecen a visitantes cada año a propósito del Día de Muertos.

En un letrero ubicado a un costado de la tumba, los visitantes pueden conocer la historia del sacerdote que fuera exhumado en 1950 y descubierto que pese a que había sido enterrado 12 años antes, su cuerpo permanecía incorrupto.

La tumba que mejor conservación tiene es la del empresario Justo Fernández López, fallecido el 17 de junio de 2002 y que fuera enterrado en el mausoleo que pertenece a su familia.

* Monumento histórico desde 1986

Debido a las expresiones artísticas de sus tumbas, el panteón que funcionó de 1827 a 1864 fue declarado como "monumento histórico" en 1986, ya que las tumbas que aún se conservan corresponden a los estilos arquitectónicos del barroco popular, neogótico, neoclásico tardío, neogótico, art nouveau y art deco.

Las construcciones retoman manifestaciones de diferentes estilos y se conjugan para una composición final, que ha resultado muy atractivo, sin embargo, el descuido se hace presente en muchas de ellas.